Berlín es una ciudad en la que tú sobrevives

La actividad de Elsye Suquilanda (Quito, 1979) no se detiene: la escuchamos por primera vez en un video del Instituto Cervantes de Bruselas, y su poesía y su voz nos atrajeron desde el primer momento; intervino poco después en un Sancocho Poético Online, y próximamente participa en el proyecto Parataxe.

Elsye habla en su poesía y en sus videos de su experiencia en Berlín, de sus colores, de sus personajes, de sus fantasías berlinesas, de sus operaciones, de las partes de su cuerpo. Nos acercamos a ella para hacerle esta entrevista.

©Kollektiv Dunckerstrasse

Buenos días, Elsye. ¿Cómo estás? Vamos a hacer esta entrevista a distancia, por videoconferencia. Vamos a charlar de tu poesía, del Ecuador, de tus videos. ¿Estás preparada? Para empezar, la primera pregunta casi obligada: ¿puedes presentarte?

Bueno. Yo soy una ecuaterrestre, nací a las faldas del volcán Pichincha en la Maternidad Isidro Ayora en la  larga ciudad de Quito situada en una línea imaginaria o sea el Ecuador.

Soy una persona que recrea su propio universo a diario y lo comparto con el mundo antes de ir a dormir. Surrealista costumbrista, mi cabeza es como un mercado de pulgas que se compaginan en una frase poética. Eternamente chichoista (amor y respeto a todas las criaturas vivientes, y mi maestro es un perro andaluz llamado Chicho). Soy una persona que hace muchas cosas, no sé cómo explicarte, soy muchos personajes en uno solo. Soy muy apasionada por lo que hago, para mí cada proyecto debe tener vida propia. Bueno, en realidad yo nací con el chip del arte en mi ser, por eso que yo la poesía, los escritos, los empiezo a  crear desde pequeñita. Escribo cuentos y poesía desde los seis años. Para mí el proceso del arte ha ido creciendo con los años y las experiencias de vida que he ido teniendo. 

Los perros la interrumpen y tiene que hacer orden en la casa para continuar con lo que estaba diciendo.

Y entonces… ¿en qué parte estaba? Ah, ya, del arte, como que va creciendo. Mi mamá, mi papá, me apoyaron siempre en este proceso, nos incentivaban a participar en concursos de pintura, de cuento, de poesía. De hecho mi hermano y yo participábamos en los concursos anuales de pintura del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín que organizaba en su casa. Como anécdota, cuando yo tendría unos 8 añitos, el mismísimo Oswaldo se me acercó mientras yo pintaba la virgen del panecillo -uno de nuestro monumentos icónicos de la ciudad de Quito, que se encuentra en una montañita a manera de pequeño pan-, y me dijo “esa virgen está más linda que la del panecillo”. Yo he sido muy necia, me catalogo como una persona necia, pues yo lo hago todo en el arte para mi no hay barreras que no las pueda traspasar.

¿Qué quieres decir con necia?

Para mí es positivo, el ser necia es no parar de cumplir los sueños, las metas que uno se traza, soy obsesionada con terminar lo que comienzo. Justo hace un rato me estaba acordando que por ejemplo en el Ecuador nació toda esa onda  multivitamínica. Yo me fui a Estados Unidos como por el año 98, donde también estudiaba Cinematografía , entonces al retornar al Ecuador sigo con mis estudios y me gradúo en producción de radio y televisión, comienzo a trabajar en cine y vídeo, y entonces, ¿qué es lo que pasa en este momento? Que como no había los equipos necesarios, ¿no?, nos teníamos que inventar de todo: yo hice desde guión, actuación, producción, dirección, cámara, fotografía, maquillaje, creaba los vestuarios  para mis cortos, videoclips,  documentales de otras personas, cargaba cables, creábamos instrumentos como un dolly, por ejemplo, nos creábamos cualquier cosa entre todos. Entonces yo creo que esa es la magia, y me vuelvo una persona… multivitamínica, multitalento. ¿Y por qué necia? Porque yo nunca he dejado de crear arte. Tal vez alguna vez alguien dijo “¿Por qué no estudias una carrera que te dé plata? Eso es un hobbie.” Y les decía “¿Cómo que hobbie?”. Yo nunca vi al arte como un hobbie sino como un trabajo como cualquier otro . No sé, yo era así, como muy romántica, muy en mis sueños, pero creo también que eso siempre ha sido la esencia de mi arte. O sea, yo no voy a hacer cosas que yo no quiera hacer, yo me mantuve haciendo arte a mi manera. Empecé desde muy chiquitita, imagínate, a los tres años saqué mi primera canción. Ah, otra cosa, soy cantante autodidacta. Tuve una banda que se llamaba Mi papá es comunista que era punk minimalista acústico, donde yo era la cantante y quien escribía las letras. Con eso yo llego a Berlín. He hecho muchas cosas y esa es la necedad mía que jamás me ha abandonado. Mis viejos me dicen “Tú nunca paraste de hacer cosas”, nunca colgué la toalla. Yo creo que soy como muy llena de energía, he tenido una fuerza interior increíble. Si yo te contara por todas las que he pasado en mi vida a mi casi 41 años.

¿De dónde crees que te llega esa fuerza?

Isidro Maria. ©Xueh Magrini

Hay una cosa muy especial. Yo vengo de una línea imaginaria que está rodeada de mares, volcanes, lagos, ríos, de costa, de sierra, de microclimas, de islas, y  siempre he creído que el ser ecuatoriano tiene una fuerza especial. La ciudad de Quito tiene un poder brutal, una intensidad extraterrestre. También de mi familia. Mi papá es el pionero de la agricultura orgánica, la llevó al  Ecuador en los años setenta (otro necio que ha luchado contra viento y marea y jamás ha bajado la guardia). Mi padre también es pintor, es escritor, y de parte de su familia hay escritores que dejaron huella en el país, mi abuela era cantante. Mi mamá también es muy hábil en el arte, pinta, borda, teje, crea sus propias confecciones.  Crecí aprendiendo de ellos, de su tenacidad, de su humildad. Pero eso no quiere decir que no tenga problemas para comunicarme con la gente, yo lucho todos los días para ser una buena persona y dar lo mejor de mi. Mi viejos  jamás me dijeron “No hagas arte ”. Mas bien ellos me apoyaban siempre de alguna u otra manera. Me casé bien jovencita la primera vez con un gringo y me tocó ir a Norteamérica. A veces he pensado que inconscientemente esa fue mi manera de escapar de casa, cuando lo tenía todo, ¿no? Y así empieza la historia, pues ya me divorcio, fui otra vez para el Ecuador. Y yo seguí haciendo lo mío, seguí haciendo cine o cosas relacionadas al cine, me las inventaba, daba talleres, alguna vez di uno muy lindo que se llamaba “El director polifuncional en videos de bajo presupuesto”, que fue el título de mi tesis. En este taller recibí el apoyo de muchos colegas que iban a hablar de sus experiencias con mis alumnos que tenían edades entre los dieciséis y los cincenta años. Fui profesora en una escuela de niños donde tuve alrededor de 800 alumnos entre los cuatro y los doce años a los que dividí en grupos, porque eran muchísimos. Di clases de hacer cine, teatro, con algunos grados sacamos una obra de teatro, “Toros Surrealistas”, basado en uno de mis poemas del libro Nalgas, hicimos el primer festival de cine interno de esa escuelita (no era cine, era vídeo, pero quería motivarlos y hacerlos soñar). Antes de irme a Norteamérica ya había sacado mi primer libro a los diecisiete años, había comenzado a actuar en comerciales de televisión, en una miniserie donde era una agente secreto, Ceci Alarcón recuerdo. 

Volviendo un poco para atrás, volviendo a tus raíces, en algún video comentas que crees que el origen del apellido tiene algo que ver con los judíos del Ecuador. 

Los perros vuelven a interrumpirla. Su compañero se va a ocupar de ellos. 

Mira, se dice que en la época de la colonia cuando en Europa comenzó a actuar el tribunal de la Santa  Inquisición, los judíos comenzaron a ser perseguidos por sus ideas, así como quien persigue a los herejes, y eran llevados a la hoguera entonces muchos judíos buscaron refugio en otras partes y ellos fueron a América y se ubicaron en el sur de lo que ahora se llama Ecuador que en aquel entonces se llamaba reino de Quito. Se ubicaron en esos sectores y comenzaron a vivir su vida porque nadie los fue a molestar pese a que el tribunal de la Santa Inquisición también se instaló en el Ecuador. Entonces de allí al parecer viene nuestro origen, el apellido Suquilanda, porque incluso los rasgos físicos son muy diferentes a los de la población nativa que existía en esos tiempos. Ya se han hecho estudios que efectivamente en la provincia de Loja se asentaron comunidades judías, que es precisamente la que se asentó en el territorio de lo que hoy corresponde la provincia de Loja y concretamente lo que corresponde a los cantones de Macará, de donde proviene mi familia, Zapotillo y Puyango. Acerca de nuestro apellido, hay varios entendidos en el asunto que dicen que Suquilanda es un apellido compuesto: Suqui – landa significa “hombre cosmopolita, el que salta continentes”. A mí en lo personal Suqui puede ser indígena y landa de land, tierra, de hecho en mis primeros años aquí en Berlin un señor argentino entendido en genealogía me había dicho que Suquilanda significaba “tierra de  perros”, y yo encantada de la vida, porque yo me creo un perro.  En la familia no se sabe a ciencia cierta cómo es la cosa porque la única que decide estudiar esto de la familia soy yo y luego le entra la curiosidad a mi papá.


Mi papá no creía en ninguna religión en aquel entonces que a mí me nace la curiosidad de saber más sobre nuestro origen. Entonces yo empecé a estudiar hebreo, judaísmo. Sola, cuando tenía catorce años o quizá antes, porque mi viejo fue becario del gobierno de Israel, se fue a Israel, entonces había muchos vínculos con la comunidad judía, mi papá  decía “Bueno, aquí está un poco de la historia, no sé más”, entonces yo me metí de lleno. Mi papá comunista, mi mamá católica… Mi papá no quería saber nada de bautizos ni de comuniones, a los seis años creo que me bautizaron y a mi hermano con ocho. Mi mamá le insistía tanto tanto que mi papá dijo “Bueno, pues, llevémosle, entonces”, y nos llevaron donde el cura de la parroquia donde vivíamos, quien dijo “no, esto no es posible”, porque estábamos muy grandes para bautizarnos. El cura dice esto y aquello, y entonces mi papá le dice “Ah, pues que crean en Satanás, y punto”, al escuchar la respuesta de mi papá el cura como que se choqueó y reacciona, accediendo a bautizarnos. Y me acuerdo que nos hicieron así como una catequesis en la casa, y yo me le escapaba a la señora porque yo no quería saber nada. A mí me parecía que… o sea, probablemente no me gusta la religión que me estaban enseñando. Lo que sí: estudié desde los 9 años de edad en un colegio mixto católico de monjas suizas ecuatorianas por el nivel de educación, que era muy bueno.

Te pregunto esto porque en algún sitio dices que crees en Dios. 

Ajá. Pero yo creo en ese Dios a mi manera. O sea, para mí existe un Dios, y aparte siempre desde niñita yo siempre he tenido a alguien que está ahí. Y luego no sé qué pasó pero cuando llega Chicho, mi perro andaluz, desde un orfanato canino en Rota, España, donde había permanecido desde cachorrito hasta los 6 años de edad, ahí se confirman muchas cosas, que había algo que estaba dentro de mí que iba a salir, y es en ese momento en el que mi animalito llega y me rescata. Me rescata de una vida que yo tenía en Berlín muy muy difícil, y me hace creer en mí, y por eso sale el chichoísmo, él es como mi maestro que llega para enseñarme. Siempre hubo una conexión, yo no sé de dónde, y tal vez es una misión que a mí se me puso en este mundo que por medio del arte pueda enseñar el amor y el respeto hacia todas las criaturas vivientes. La base de mi vida  son los animales, mi sueño es tener un santuario animal, y sé que por medio del arte lo lograré. 

©Maria Luisa Herrera Rapela, Costa Rica

Empecé a estudiar el judaísmo a los catorce años. Bueno, judaísmo y el hebreo, y cuando fui a los Estados Unidos, yo quería trabajar en el museo del holocausto y lo logré de cierta manera, trabajé en el Spertus Jewish Institute que tenía su pequeño museo del holocausto y de la historia judía. También trabajé en la tiendita llamaba Barif Shop,  aprendí un poco de yiddish, y después pues nada, yo estudiaba en el Columbia College of fine arts que estaba a lado de este lugar, entonces son cosas que a veces me pregunto, cómo las hice. Mis cumpleaños en aquel tiempo me los celebraban los compañeros del trabajo y los rabinos de la comunidad, así eran mis festejos. Entonces yo decía “qué fue eso” todo como un sueño. Ah, y yo era de shabat, yo judía, judía. Yo iba a las sinagogas judías reformistas y hacía meditación judía cada día a las seis am. Después por algo que pasó me desperté y se me quitaron las ganas de seguir una religión. Hasta aquí no más, para aprender está muy bien, pero hasta ahí no más. Me gusta cantar de vez en cuando en hebreo, recuerdo con mucho cariño y nostalgia aquellos tiempos de judaísmo en mi vida. ¿Tú crees que yo he ido a alguna sinagoga en Berlín? ¡Nunca! He querido, y siempre algo pasa que no me ha permitido ir, quizá para recordar esos tiempos bonitos que viví tanto en Norteamérica como el Ecuador con la comunidad judía.

Vamos a cambiar un poco de tema. ¿Cómo defines estéticamente tu poesía? ¿Hay algún libro que te defina en especial, poéticamente hablando?

Ha habido un cambio, de cuando yo vivía en el Ecuador a cuando yo llego a Berlín. Cuando yo hacía poesía surrealista en realidad yo me dedicaba a hacer cine surrealista. Mi poesía es orgánica, es autobiográfica, habla de los derechos de los animales, se me hace un poco difícil escribir de cosas de otras personas. Como me han pasado muchas cosas en la vida, muchísimas, entonces hay mucho material y por eso hay mucha gente que se siente identificada. Es eso: orgánica, autobiográfica, surrealista en su tiempo. Hay mucha poesía mía que sigue manteniendo ese surrealismo a su manera. En Ecuador yo escribía textos largos como es el caso de un libro que se llama Nalgas, de hecho está escrito de atrás para adelante. Un libro que me defina poéticamente hablando, yo diría que Agua de Mono Eau de Toilette Spree, que es autobiográfico cien por cien y que me acompaña en ese proceso desde que a finales del 2013 comienzo a ser la musa de los hospitales berlineses por el deterioro de mi salud, mis operaciones, hasta comienzos de este enero 2020. También hay anécdotas de otra índole como el encuentro inusual y muy gracioso que tuve con el director de cine Win Wenders. 

¿Nalgas lo escribiste en Ecuador?

Sí, en el 2003. De hecho lo tienen en el Instituto Cervantes. Mira que Nalgas es un libro que nace allá, y nace con toda esta locura aún fresca, ¿no? Yo estaba muy joven luchando por hacer cine en el Ecuador, y mi hermano también, y yo tenía mi grupo de cineastas, un par de hermanos surrealistas que habían estudiado en Moscú, ecuatorianos. Entonces veía mucho cine surrealista, se me pegaba todo esto. Y a todo le metíamos surrealismo, pero yo te digo, no es que yo me he guiado, o que yo quiero escribir… No tengo técnica en realidad, te digo, lo mío es orgánico. Mi papá siempre me decía “Que alguien te corrija cuando escribes un texto siempre es bueno, antes de que lo publiques”. Y yo era necia, “no, no, no, no”. No me gusta que me corrija nadie. Nalgas obviamente fue publicada por una editorial grande, es más, esta editorial es de curas,  todo el mundo me decía “¿Cómo te dejaron publicar con ese nombre?” Una editorial en la que es muy difícil entrar, primero. Son salesianos. Yo me acuerdo que la editora era una muchacha muy joven y ella lo que hizo fue simplemente la puntuación. Y yo le decía “Sale tal cual”, lo que yo en ese momento estaba viviendo. Tal vez en ese libro sí hay experiencias de otra gente, era otro momento en mi vida. Luego pasa el tiempo, y el que sí terminé de escribir acá es Cortina de circo popular, que es un libro que ya se empieza a percibir ese mix cultural, y empiezo ya a meterle ya palabras en diferentes idiomas: el quichua, el inglés, el alemán, todo lo que va llegando a mis manos. Entonces se convierte en una cosa más “sencilla”, entre comillas. Yo creo que con la poesía donde más cómoda me he sentido ha sido aquí en Berlín porque en Berlín yo me reinvento, aquí yo volví a nacer. Ahí te va otra cosa que te puede ayudar también: de hecho en algún momento me habían preguntado que si yo existía, porque tengo varios personajes, porque no solamente hago una lectura normal de poesía, sino que utilizo otros medios artísticos para componer la obra -video, teatro, vestuario, personajes-, cada puesta mía en escena es diferente y nueva. En su momento me quedé pensando en estas preguntas, un poco me hizo sentir mal la manera como me lo dijeron. Yo hago las cosas con el corazón, tengo mi propio mundo de creatividad, mi propia filosofía y estilo de vida. Hay más casos. Mira Miranda July, está también el mismo David Bowie, personajes con muchos otros personajes en uno solo, podemos hacer de todo, y es el mismo ser humano siempre, pero tenemos ese talento para hacer de todo, y no digo que soy la única, habemos muchos. Así que soy muchas Elsyes en una y siempre la misma. 

¿O sea que te acusaban de diletante o algo por el estilo?

No sé. A veces me da la impresión que la gente que se dedica a una sola cosa, se admira cuando ve que una persona es capaz de hacer muchas cosas en una. Es solo cuestión de adaptarse, en especial aquí en Berlín, donde muchos nos reinventamos y hacemos de todo. Yo estoy acostumbrada a ver que la gente hace no solo una cosa. Yo creo que también esa es mi poesía acá con venas largas. Por ejemplo, acá viendo mi etapa ya adulta… Hasta mis veintitantos me dedicaba mucho en Ecuador a la fiesta, al trabajo, que era muy duro, pero tú sabes lo que es hacer cine, viene con todo, es muy fuerte, con todo me refiero también a todas las cosas que pueden ser muy dañinas para la salud mental y física. Entonces, yo quería ese cambio, “me voy a Berlín, me voy a Berlín, yo quiero seguir haciendo cine”. No, señor, aquí me estaba esperando una gran piscina de la  literatura que ni yo me la imaginé. Así no más. Entonces viene ese momento de reencontrarme, de renacer, porque yo he renacido aquí en Berlín. Me doy cuenta de que mi poesía se da totalmente la vuelta y empiezo a crear cosas ya en torno a mi propia experiencia. Y me empiezan a pasar cosas que no me imaginé jamás tenerlas en mi vida. 

Además de la experiencia, el cambio, también debió de haber lecturas concretas, poetas concretos que te influyeron, que te permitieron construir esta nueva poesía.

Verás, es que hay una cosa muy rara. No es que yo no le ponga atención a nadie, pero yo he sido como muy en mi mundo. Entonces se crea ese mundo Suquilanda, no por ignorante que no quería escuchar a nadie, no quería ver a nadie, simplemente he sido muy introvertida, observo y le pongo mucha atención a lo que vivo, a lo que siento. Yo soy muy introvertida en mi trabajo de creación y después ¡pum!, salgo al escenario y le saco todo ahí. Eso ha sido algo que ha llamado mucho la atención, que de hecho Timo Berger lo decía el año pasado cuando  presentamos nuestros libros en conjunto en Andenbuch y nos presentábamos el uno al otro, él decía: “invitamos a Elsye en el 2012 a Latinale y la vi que salió con una poesía que se llama Angela viene de after party, que es dedicada a Ángela Merkel, luego la vi en otras presentaciones, yo no creía mucho en que Elsye iba a a llegar a donde está porque siempre aparecía con nuevos personajes, que podían confundir, pero  Elsye nos sorprendió, ese era su mundo, y cada vez lo hace mejor”. Para mí fue muy lindo que lo dijo una persona que se encarga de un festival muy importante para la poesía latinoamericana aquí en Berlin, y se dio cuenta de todo eso. Timo y Rike Bolte han sido un gran apoyo para mi vida como autora en esta ciudad. La influencia fue la ciudad, fue el ambiente, para mí fue lo duro de los primeros años de vivir en Berlín. De hecho yo no quería estar aquí, pasé un tiempo muy duro, estuve en una relación muy dolorosa, tres años me quedé en casa, prohibida de hacer una vida normal, me trataron mal, todo eso me ayudó para tener fuerza, para volver a creer en mí. Entonces yo creaba, creaba, creaba, hasta que llegaba el momento de los escenarios, me subía y eso explotaba. Lo que sí tuve es una madrina quien creyó siempre en mi escritura, en mi arte y en mi ser. Y la tengo hasta el día de hoy.  Y es la escritora argentina Esther Andradi quien me presenta al gran  Martin Jankowski,  y es así como me doy a conocer en el mundo de la literatura ya no solo latinoamericana. En este momento de transición llega Chicho, y con él una vida nueva y es cuando conozco en persona al cantautor Silvio Rodríguez.

Aparte de toda esta experiencia de cambio, tú reflexionas sobre lo que escribes. Hay una línea, hay unas decisiones que es a lo que me refiero. ¿Cómo percibes la realidad que te permite elegir los elementos de tu poesía? Partes de tu experiencia, tu poesía no es sentimental, no es egocéntrica, aunque es evidente que es la experiencia en forma de poesía. Como con las partes del cuerpo que has ido perdiendo y a las que les dedicas nombres y obras, poemas o videos. Tus operaciones, tu experiencia en el hospital, tu experiencia de Berlín… Me gusta mucho ese video que tienes sobre Berlín, que es en blanco y negro…

Berlín, pata de perro.

Ese es el que más me gusta de todos los que he visto. No es una poesía intimista, aunque tú dices que eres introvertida. Es una poesía completamente desgajada, de la calle.

¡Sí, sí, totalmente! Sí, porque yo es que me creo un perro callejero, no te lo digo en broma. O sea, yo creo, y lo creo fielmente, que yo soy un perro. Sí, mi poesía es muy callejera, y por eso es que la gente se siente bien identificada. Sí es una poesía intimista, porque yo escribo sobre mis enfermedades y mis experiencias como mujer, algún día me gustaría que leas mis obras completas, y allí te puedes dar cuenta de esa intimidad, aunque suelo darle la vuelta a algunas de ellas para que no sean sentimentalonas, trágicas, y que sean más digeribles para todas y todos. Es una poesía que le llega a la gente. Yo he estado en muchos festivales de poesía. Me los he ido ganando de a poquito, la gente me ha ido conociendo, he conocido a grandes poetas, a poetas emergentes, a amantes de la poesía. A mí me interesa interactuar con toda la gente, no solamente poetas. Yo soy del pueblo. Y yo me crie así. Yo creo que eso tiene mucho que ver con cómo me crían en mi casa. 

Pero la poesía de pueblo rima. Quiero decir, la poesía popular tiene estructuras muy rígidas. Tu poesía no es popular, es una poesía urbana.

Hay ciertas cosas ahí… En Nalgas puedes ver ya un poquito más de eso, de hecho hay uno que es sobre comidas, o en Cortina de circo popular también lo hay: con el tiempo se va perdiendo un poco pero yo hago que se acople a mi tierra. Por ejemplo cuando voy al Ecuador, al principio cambiaba ciertas palabras que están en alemán o en inglés, ahora ya no las traduzco. Luego la gente se me acerca y me pregunta. Hay otra cosa también que es la manera en cómo lo digo, cuando hago un performace, por ejemplo, cuando leo en público.

Es una poesía berlinesa en español, ¿estás de acuerdo? ¿Cómo funciona Berlín como inspiración?

¡Uf! Verás, yo te explico. Si total!, Para mí Berlín es mi planeta 030. 

Cuando leí esta expresión pensé en El Principito, quien vive en su microplaneta.

Así debe de ser la Elsye Suquilanda en su mundo, en su Berlín.

Elsye Suquilanda en su puente preferido de Berlín
©Jarno Eerola

¿Para ti Berlín es un microplaneta donde encuentras todo lo que necesitas?

Es que sí. ¿Sabes qué? Yo te voy a contar algo para que también se entienda. Yo a Berlín primero no lo quería, pero no lo quería nada, debía haber sido por el momento que yo estaba pasando, ¿no? Y entonces Berlín no me dejaba que me vaya. Tú sabes que Berlín o te quiere o te escupe, y te vas, ¿ya? Pero Berlín me decía “tú eres mía, tú eres mía, y no te vas de aquí”. Entonces hubo ese conflicto y de repente me di cuenta de que con Berlín era un amor profundo que nos teníamos. Esta ha sido la ciudad  donde yo he conocido de todo como la solidaridad, el odio, la envidia, la dulzura, el amor, la ternura, la hermosa libertad. Aquí he aprendido tanto y sobre todo mi felicidad, que con poco se es feliz. Aquí he conocido cosas maravillosas, me he conocido a mí misma, me he recreado a mí misma. Es mi mundo. Si vieras aquí mi casita: es mi universo. Mira, lo del chichoismo es algo tan fuerte en mi vida que me transformó en todo sentido, el Chicho vino acá, es como que nos agarramos de la manopata y creamos nuevos mundos dentro de lo que es Berlín, y así para mí Berlín es mi bolita de cristal. Aquí he conocido a mi marido, el duende finlandés, con el seguimos adoptando perritos. Tenemos dos, Boo Julián de Andalucía y Cocó Paloma de Rumania, rescatada de un matadero de perritos. Yo estoy en Quito y pienso en mi Berlín, o sea, mi corazón sí está dividido, pero mi casa es esta. Y yo amo a Berlín, yo lo extraño, yo lo quiero, yo lo adoro.

¿Qué representa esa imagen de la bola de cristal?

En Berlín a veces parece que no pasa nada, absolutamente nada, como la ciudad es tan grande y pasa todo lento. Si tú te quedas en tu casa, puedes estar tranquilo, pero si te fuiste a una fiesta tú sabes que va a pasar de todo. O en las madrugadas, a la hora que sea. Berlín es una ciudad que está en constante movimiento, pero a mí me daba la impresión muchas veces al comienzo que no pasaba absolutamente nada. Entonces yo hablo de esa bola de cristal que un niño recibe como regalo de parte su padre, y que la agarró y la dejó no más en un keller, y nunca más la recogió. Entonces solamente cuando alguien viene al keller a buscar algo, encuentra la bolita, mueve la bolita, para mí era así Berlín, tú eres esa persona que tiene que mover la bolita para que haya actividad.

Hay un riesgo: Berlín es muy fácil convertirla en una parodia de sí misma, por los personajes que hay en la calle, esa manera espectacular de vestir cada uno como les da la gana, un Berlín que de hecho va desapareciendo porque Berlín es cada vez más Alemania, y cada vez menos Berlín. ¿Cómo mantener la fascinación de la ciudad y mantenerla como inspiración sin hacer una parodia de la ciudad, sin caer en esos tópicos?

Verás, hay una cosa muy interesante en la que he estado pensando mucho estos días, y es justamente es eso: cómo sería mi poesía en estos tiempos si yo no tuviese ese back ground, si no tuviese esos doce años a mi espalda, ¿no? Yo seguramente escribiría diferente.  También estaba más joven, eran otras circunstancias: clubes, galerías, bares, casas ocupas que existían en esos tiempos. Hoy por hoy ya no están, han ido desapareciendo de a poco, los amigos que conocí por aquellas épocas muchos de ellos ya no están. Vengo de la generación Tacheles, o sea, más callejeros libres, otro tipo de arte, creo que llegué a ese cachito de lo que aún quedaba de años pasados. Pienso que Berlín es una ciudad que se deja explorar, que te entrega tanto, que cada uno debe descubrir para crear su propio planeta dentro de este planeta que es tan generoso. Como cualquier otra ciudad grande todo se ha ido transformando, ahora depende de cada uno de nosotros que nos quedemos con la esencia, y que seamos capaces de entrelazarnos con esta ciudad que de seguro siempre tendrá millones de cosas para ofrecernos y sorprendernos. Por eso para mí es importante que leamos a autores que viven o vivían en Berlin, que sean curiosos e indaguen cómo ha vivido la gente aquí, que esa magia no desaparezca, y eso lo podemos plasmar en nuestra cotidianidad. Esta ciudad siempre te permite ser libre y que seas tú el actor o actriz de cada película que esta ciudad es a diario.

¿Crees que se ha institucionalizado todo eso que era la ciudad?

No sabría contestarte a ciencia cierta esta pregunta. Lo que sí pienso es que hay más espacios, hay más oportunidades para mostrar la literatura en español. Hay librerías, hay festivales, institutos, nacen muchos libros últimamente, un boom que llega no hace muchos años. Hay muchísimos autores recién llegados a la ciudad, jóvenes que han iniciado una nueva era de autores que compartimos el mismo idioma, hay más fondos también. Yo por cuestiones de salud he pasado así en mi burbujita, creando, mostrando pero no he estado al cien por ciento activa en todo por eso. Se me hace un poco difícil contestarte esta pregunta.

Mi poesía es ecuaterrestre made in Berlín. Porque yo siempre seguiré siendo la Elsye Suquilanda. Tú me preguntabas si alguien me influenció. Fue bonito saber que habían otras personas muy  parecidas a mí que eran Cristian Forte, poeta performer músico argentino; estaba Pablo Jofré, poeta traductor chileno, la Rery Maldonado de Bolivia, el Chino Loaiza de Guatemala, Edmundo Bejarano de Bolivia. Es que éramos muy poquitos, Esther Andradi gran escritora argentina, es de esa generación que ya venía con su trabajo desde hace años o como Sonia Solarte poeta y cantante colombiana. En cierto momento éramos muy parecidos, haciendo cosas muy diferentes. Fue como un impulso conocerles a todos ellos, y fue como bonito seguir en la lucha juntos, y ahora cada uno está pues en su propia nave, ¿no?

¿Siguen en Berlín?

Esther Andradi sí, Sonia Solarte sí, Cristian ya no, y Pablo creo que está dividido entre Madrid y aquí. Chino Loaiza es ciudadano del mundo, no sé donde estará, y Edmundo Bejarano acaba de volver de Etiopía a vivir en Berlín.  Con Carlos Capella, argentino, hicimos varias cositas en escena y él es quien me introduce con la gente de Latinale. En aquel tiempo, 2008 o 2009, recién estaba conociendo gente, era bonito porque vivíamos ese Berlín, el de Pata de perro, por ejemplo. Yo me iba todos los fines de semana con una camarita prestada a grabar, a grabar, a grabar. Eso es el Berlín que a mí me recibió, un Berlín más caótico, gris pero lleno de color.

Hablemos de los videos, justamente. ¿Cómo es la relación con Jarno Eerola desde el punto de vista musical? ¿Escribes antes de que exista el tema musical? ¿El tema musical surge del texto poético? ¿Cómo es la relación entre los dos artistas?

Bueno, es una pregunta que mucha gente también me la ha hecho en el pasado. Yo creo que soy una persona muy musical. Esther Andradi me puso el nombre de “colibrí” por el aleteo y el movimiento cada vez que leo, que hablo o hago poesía. Desde que empecé a escribir lo hacía así, todo muy musical en mi cabeza, ¿no? Antes de venirme para Berlín, yo ya empecé a trabajar mi poesía con otros músicos en Ecuador, ellos creaban su música libremente y yo me acoplaba a ellos. Hicimos funciones de mi poesía con: punk, rock, ska, trova, ópera. Aquí en Berlín también, o sea, a mí me gusta esa mezcla, le encuentro musicalidad a ciertos poemas, digamos como a:  Sonidos guturales, comparación vaginal no verbal que lo trabajamos en una fusión de deth metal – San Juanito (ritmo ecuatoriano). Con Jarno yo le voy contando que  “esto me suena de esta manera”, el texto ya lo tengo, es lo primero que nace, luego se lo comparto o a veces cuando voy escribiendo le voy contando mis ideas y a qué me suena, y él dice “ah, ya”, entonces yo le dejo que él vuele con su música. De hecho ya estamos juntos desde el 2012, creamos el Kollektiv Dunckerstrasse. Como que nos encajamos muy bien, él sabe muy bien lo que yo quiero, a veces soy muy jodida, pero él es tan talentoso, y muy humano. Siempre logra cosas espectaculares con mi poesía. Los dos entramos en esa conexión en esa misma vibración, y sobre todo existe mucho respeto.

¿Tu poesía se nutre de esos ritmos?

Sí, a mí me encanta la música de todo tipo, los ritmos me conducen a crear poesía, me inspiran. A la poesía hay que darle su sazón para que la  gente la escuche con atención. Aparte que yo creo que la poesía en sí es música. Para mí siempre ha sido un reto que con gusto lo he asumido y lo sigo asumiendo y es que la gente se divierta, que entienda y se sumerja en mis escritos. Esto nace aquí en Berlin. Y nace con fuerza. ¿Y por qué lo del techno? Berlín es la tecnociudad. La capital del tecno. Mi marido también hace música tecno, por eso tenemos la tecno noise poetry. Yo decía, al comienzo, cuando mi poesía no estaba traducida, que la gente de alguna manera tiene que encantarse de mi poesía, la van a tomar o como canción o como poesía, vamos a hacerlo así.

¿Cómo crees que se escucha tu poesía? ¿Te dicen algo?

Sí, y mucho. Es bonito escuchar los comentarios. En festivales, los compañeros poetas, directores de festivales, jóvenes, el público en general. Dicen que es poesía muy fresca, que no es complicada, que es una poesía que trae vitalidad, pese a las dificultades que puedas encontrar en ella. Está llena de humor criollo, original, y eso es lo que yo busco. Con mi poesía animalista la gente es muy empática, siempre se acercan luego de las presentaciones a hablar de sus animalitos, de la importancia de saber amarles y respetarles. A veces se han sorprendido con mi poesía, ya que yo soy una persona menuda en tamaño y peso y cuando sale con tanta fuerza de mi cuerpito se han quedado impactados, debe ser esa fuerza que llevo dentro, representando quizá a todas y todos quienes no tienen la facultad de hablar y que por a o be no se pueden expresar, Entonces ahí estoy yo en nombre de muchos. Inconscientemente llegué a una cosa que es muy consciente, que es eso, ¿no?, darle valor a cada parte del cuerpo, por ejemplo, darle valor a mi vida, darle valor a la vida de los demás, de todas las criaturas vivientes, mantener esa relación con la naturaleza, con el cuerpo. Pero tampoco ando de exigente o juzgando, es algo natural que comparto por medio de mi poesía. 

De hecho, el peso moral de tu poesía es bastante grande. Nos estás diciendo cómo tenemos que vivir, qué tenemos que respetar, qué tenemos que hacer con los animales.

Claro, yo te la digo pero tampoco te obligo. La poesía que yo hago es para compartir, tu la puedes hacer tuya o dejarla. Si yo escribo es una autoterapia también, para liberarme de muchas cosas. Yo he pasado una vida muy dura, como todos y todas. No creo que nadie no haya pasado nada. A todo el mundo le ha pasado algo, y la ha pasado muy mal muchas veces. Algunos tenemos el arte para podernos expresar. Pero yo siempre, por ejemplo, por más mal que me he pasado en la vida, trato de sacar una sonrisa en mí y en la gente.  Muchos han pensado que es inventada porque resulta muy ficticia al principio, una parte de la poesía dice:  “llevo dos titanios de 14×15 en la yugular”, y claro, es una operación que me ha durado cinco años de recuperación, operación que me fue practicada aquí en Berlin en el 2014, un momento muy fuerte en mi vida por muchos motivos, físicos y psicológicos. Te cortan muchos cables por dentro y por afuera, pero no voy a escribir una cosa para ponerlos a llorar, yo tengo que escribir mis experiencias a la máxima potencia de una manera a veces hasta irónica. Me han dicho que gracias por la poesía, pueden entender a sus cuerpos. Me han pedido hasta consejos luego de haber escuchado este poema en especial, gente que está por hacerse una operación o que ya se la han realizado.

Para ti la poesía tiene una función.

Claro, es terapéutica, sirve en mi caso para enseñar por medio de la misma. Yo la veo como muy curativa, informativa, solidaria, mágica, de protesta, que te conduce a redescubrir la vida a diario. Por medio de la risa también te puedes curar. Como dice la escritora argentina berlinesa Lea Uría  “las cicatrices no solo las llevas en el cuerpo porque también están en el alma”. Y también te puedes motivar a seguir creando, porque a veces ha pasado que hay gente que piensa que tienen que estudiar para ser un poeta, cuando todos venimos con ese chip, hay que saberlo canalizar, descubrirlo y desarrollar esa parte.

El efecto curativo de la poesía está en el poeta, no en el lector.

Que no digo que se curen cien por ciento, pero les ha traído un momento de alegría, de entendimiento, de cuestionamiento, eso es muy importante. Para mí es muy importante transmitir cosas que tengan valor, hacerlos reír, llevarlos a la ternura, a la compasión, al respeto, al amor, a la locura, un tobogán de sensaciones que produzcan felicidad. Por ejemplo, hay un video que recién hicimos, “La despedida de mi útero Isidro María”, a comienzos de este año 2020. Isidro María es mi útero, de hecho, aquí está, mira.

Elsye Suquilanda e Isidro María durante la entrevista.

Él es Isidro María. Entonces, muchas mujeres, muchos hombres estaban sorprendidos, porque hay esa parte muy humana, también, muy tierna, y yo creo que es tan importante, o sea, darle la importancia a cada órgano. O sea, no es que se llevan a cualquiera, se llevan a mi Isidro María, o sea, a Isidro María le dimos vida. Hasta ahora yo me siento protegida por él/ella, porque mi útero no tiene género. En este proceso de despedida, me ayudaron desde la Ecuador la cantautora chilena-ecuatoriana Mariela Espinosa de los Monteros, Sr. Maniquí, creó la música y la letra a raíz de lo que yo le iba contando de cómo yo de a poco me iba despidiendo de Isidro. Hicimos el video con la ayuda de la artista colombo- italiana berlinesa Xueh Magrini Troll, quien crea la imagen y le da vida al útero en una maravillosa ilustración. Trabajamos con Jarno Eerola también y con material de antiguas presentaciones mías aquí en Berlín. Entonces nos hicimos como una gran comunidad, y mira lo que se creó. Después de eso me di cuenta de que hay mucha gente que está haciendo lo mismo. Me queda la satisfacción de haber podido aportar un poquito al mundo por medio del arte ayudándome a mí misma a salir adelante en este momento tan importante de mi vida.

¿Lo mismo? ¿A qué te refieres? ¿A despedirse de partes de su cuerpo?

Yo lo que evito es la tristeza, el dolor, que sí la tengo en alguna poesía. Por tanto, meterle siempre esa chispa de alegría porque ya para tristeza y para calamidad ya tenemos, pues, el mundo, ya estamos llenitos de eso, ¿no? Las gentes deberíamos traer cosas positivas, dentro de todo el desastre que hay. Esa es mi preocupación que es el arte. Para mí decirle adiós a mis muelas, a mi vesícula, a mi útero, y mis discos de la columna, ha sido y siempre será muy importante: transformar esas despedidas en arte eterno y jamás olvidarnos de sus funciones, de su tiempo con nosotros. 

¿De dónde viene esta idea de transformar partes del cuerpo en personajes?

Lo mío nace cuando tuve un accidente en el Ecuador, un accidente que marca mi vida. En el año 86 tuve un volque con mi mamá y mi hermano. En este accidente muere mucha gente. Desde ahí, no sé, mi vida cambió. Hasta el día de hoy me recuerdo cómo fue todo esto, o sea, me recuerdo que era como estar en una  pecera de gritos de la gente, ver como todos volábamos mientras el bus daba volteretas, todo tan borroso y claro a la vez.  Mi mamá quedó medio paralítica por cuatro meses, yo he visto el sufrimiento de mi madre por años, hasta el día hoy, tenía que hacerse una operación de la columna a raíz de todo esto. A mí lo de la hernia. Me lo descubren aquí a los treinta y cuatro años, en Berlín, pero antes de eso había tenido unas enfermedades rarísimas. Entonces yo empiezo desde chiquitita a despedir con honores a mis partes del cuerpo, ¿sabes? Por esos tiempos empecé a despedir bichitos que encontraba muertos en el patio, les hacía su cajita, los despedía, y empecé también con mis dientes, todos tienen el nombre, de hecho tengo el poema Las tres marías. Mis titanios, dos, que llevo en la cervical se llaman Los gregorinos en honor al nombre del doctor que me operó, Gregor. La Vesy, que es la vesícula, que también  se fue aquí en Berlín. No sé, o tal vez sería eso que vi de niña, ¿no? Murió mucha gente, yo no sabía si estaban muertos o no, y luego siempre éramos mi mamá, mi hermano y yo, para todos lados, porque mi papi trabajaba mucho en el campo.  Él no estuvo en este día del accidente. Entonces desde aquel tiempo no tenemos mucha interacción con otros niños, no porque mi mamá quería como… alejarnos. Yo solo quería estar con mi mamá y mi hermano, y punto. Entonces, ellos me dejan que yo empiece a explorar ese mundo. Cuando yo despedía a los bichitos, y les hacía sus cofrecitos, ellos me dejaban. Y la despedida más dura y dolorosa para mí, la ida de mi perrito andaluz Chicho en el 2018, quien se fue del mundo terrenal a raíz de un cáncer terminal.

Qué importante la familia en tu desarrollo poético.

Ellos son mi motor. Si no es por ellos, ¡imagínate! Cuando yo tengo presentaciones en Ecuador, quienes a mí me ayudan en la producción completa son mis viejos, los dos. Mi mamá desde los vestuarios que utilizo, y mi papá me ayuda en hacer los flyers, brochuers, porque siempre a la gente que va a mis presentaciones me gusta entregarles un regalito, que no se vayan con las manos vacías. Entonces, ellos siempre han sido fundamentales en toda mi carrera. Y mi hermano también, que es cineasta, director de fotografía, editor, y me ayuda mucho. Hemos creado varias cosas juntos, además es mi mejor amigo. 

Uno de los videos, lo hiciste con él, ¿no?

Sí, el de Gasas en los úteros,  al igual que video clip Technócrata y Cessio , de la banda de rock libre ecuatoriano Sal y Mileto, Noche por la ciudad de Omar Portilla entre otros. 

De alguna forma hemos tocado muchos temas que quería hablar contigo. ¿Qué vas a hacer para el LCB (Literarisches Colloquium Berlin)?

El 15 de mayo. Es una presentación especial que la hacen Stadtsprachen, no sé si conoces, un festival que viene del 2016, La ciudad que habla. El proyecto es Parataxe, su director es Martin Jankowski, él viene trabajando años de años para los autores en este Multikulti Berlín. Si tú te vas a la página de Stadtsprachen, vas a encontrar los autores que estamos aquí, que hablamos en diferentes idiomas, los idiomas que habla Berlín.

También está la de Literaturport.

Sí, ahí se puede leer en inglés y en alemán mi actividad como autora durante todos estos años en Berlín. Es mi biografía, donde también hay links que los llevará a mis trabajos. Parataxe es un proyecto que se hace durante durante todo el año en diferentes puntos de la ciudad y creo que dos veces al año hacen el Coloquium de literatura de Berlín. En esta ocasión nos presentaremos 4 autoras de diferentes nacionalidades no alemanas. La poesía va a ser leída por otros artistas, traductores, actores, que les acompañen a ellas. En mi caso yo leeré mi propia poesía, la performearé en diferentes idiomas en compañía del músico y autor finlandés Jarno Eerola. El evento ya está grabado. Lo quisieron hacer así, que no sea en directo, porque a veces se pierde la señal, no hay calidad. Entonces lo que se ha pedido es que a cada autora se grave, que haga como una pequeña cápsula de 15 minutos. Primero va a ser un podcast de cada autora, y luego viene la presentación, que son otros 15 minutos, 30 minutos por autora. Nosotros, como Kollektiv Dunckerstrasse, hicimos de cada poema un pequeño cortometraje. Entonces tú vas a ver en la presentación que es así, como un pequeño salchichón, que tiene como trece o catorce minutos, donde cada poema mío es un pequeño corto con música. Entonces viene del alemán, con sus subtítulos al español, y en español con subtítulos al alemán. Hay poesía en inglés, hay cositas en finés… Vas a ver un mundo muy multikulti. Está grabado aquí en la casa. Es poesiefilm, nuestra presentación se basa en eso. 

Y se emite el día 15 de mayo. ¿Hay alguna poesía nueva, dentro de estos once poemas?

No, no puse ninguna poesía nueva, todas pertenecen a los libros: “Te envío mis amígdalas en una paloma mensajera”  y “Cenicienta de Späti” “030 – Berlin”. De este último, por ejemplo, son siete poemas que puedes escuchar en soundcloud. Tengo un nuevo libro “Lensi Lusikka Suussa” ,que está por salir en Barcelona, pero como la poesía no está traducida al alemán no las pude incluir. 

Bueno, pues Elsye, terminamos aquí la entrevista. Muchas gracias por esta estupenda conversación. Y te vamos a escuchar el 15 de mayo.

Gracias a ustedes y les animo a que sigan con su revista.

Elsye nos mandó aún un pequeño homenaje a Silvio Rodríguez.

Silvio Rodríguez. ¿Cómo llego a conocerlo en persona? Comienzo a trabajar en varias actividades culturales con la embajada de Cuba, aquí en Berlín en el año 2011. Su agregado cultural en ese momento, Héctor Corcho, un gran ser, muy activo, productivo y siempre tratando de asegurarnos de que todos estemos bien, así que una vez me dice que no tienen presupuesto para pagarme, pero lo que  necesita podía contar con ellos, y entre bromas que le dije, cuando Silvio venga, me lo presentan. Y así fue. Desde entonces tengo esa maravillosa relación de amistad con Silvio que me ha acompañado durante todos estos años en Berlin.

Enlaces.

Elsye Suquilanda en Vimeo

Blog de Elsye Suquilanda

Su perfil en inglés

Su perfil en alemán

Poemas leídos

Obra:

Israel, sueño, verdad y esperanza. Quito, Ecuador, 2001.

*Nalgas. Abya Yala, Quito, Ecuador,  2003.

Cortina de circo popular. Berlin, 2004.

Julieta la perrita que se cree humana / Der kleine Hund, der glaubte, ein Mensch zu sein. Berlin, 2012.

Te envío mis amígdalas en una paloma mensajera / Ich schicke dir meine Mandeln in einer Brieftaube. No-Verlag Milena, Berlin, 2014.

Transición de Cenicienta de Späti / Die Wandlung des Aschenputtels vom Späti. CD. Kollektiv Dunckerstrasse Studios. Berlín, 2015–2016.

*Agua de Mono Eau de Toilette Spree
editorial Ajolote.
Quito, 2016.

*030 – Berlin. Colección: Berlín essen Seele auf L.U.P.I & Zoográfico. Madrid – Bilbao, 2018.

*Vientre de un elefante violeta, co escrito la escritora mexicana Gabriela D’Arbel. Ilustradora Xueh Magrini Troll. Editorial: Salta p´tras,
San Luis Potosí. México, 2019.

*Disponibles en la librería Bartleby & Cia.

Revista Desbandada

6 comentarios sobre “Berlín es una ciudad en la que tú sobrevives

  1. Apasionante historia de una persona apasio-NADA que vive de TODO. Gracias por hacerme pensar, sentir, no con-sentir cosas malas, y disfrutar de las cosas buenas que tiene la vida. GRACIAS.

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  2. Reblogueó esto en Elsye Suquilanda y comentado:
    Infinitamente agradecida con Iñaki Tarrés de la Revista Desbandada por interesarse en este personaje. Esta entrevista para mi ha sido volver a mis raíces, nadar profundamente entre mis recuerdos con el corazón latiendo a mil, valorar aún más el paso mío por esta tierra, siempre necia y apoyada por mi familia pese a la distancia.

    Si quieren saber más, acompáñennos a este viaje de casi 41 años de vida:

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  3. Pingback: Elsye Suquilanda

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