El guion como transmutación de fantasmas

Mario Orías fue galardonado recientemente como ganador de la Usina de guiones dirigida por la guionista argentina María Meira. Ofrecemos una semblanza del autor hecha por él mismo y un fragmento del propio guion, palabra que hace poco perdió su acento. Como novedad en la revista Desbandada, ofrecemos la posibilidad de escuchar las respuestas en la voz del autor venezolano.

Mi nombre es Mario Orías. Soy venezolano pero llevo muchos años viviendo fuera de Venezuela, específicamente aquí en Europa. Estudié Comunicación social  y posteriormente Filosofía, y me dedico profesionalmente a la edición o montaje de films. Soy también colorista, es decir, hago corrección de color para spots publicitarios, videoclips y televisión principalmente. Escribo también cuentos, específicamente literatura breve. El guión es una actividad reciente.

Me presenté a la Usina de guiones breves de Berlín 2020 porque mi profesora de literatura, Samanta Schweblin, quien dictaba un taller de cuentos en Berlin al que yo asistía, nos recomendó el taller de guion de María Meira en el Instituto Cervantes. Asistí a ese primer taller hace un par de años y la experiencia me encantó, pero me resultó corta: cuatro días para desarrollar una idea de guion y para tener un acercamiento al guion me pareció muy breve. Entonces, al leer las características de la Usina, pensé que sería una oportunidad fantástica de desarrollar una idea con apoyo y durante un tiempo suficientemente largo, porque la mayoría de los talleres de guion que existen son de cuatro, cinco, seis días, que para alguien que sabe de guion, que tiene conocimientos previos, son útiles estos talleres breves, pero para alguien que está empezando es mucho más difícil sacar algo adelante en tan poco tiempo. Por otro lado, es una oportunidad de que a uno lo lean. Y bueno, me pareció una oportunidad fantástica desde el principio, un taller muy especial en ese sentido, aparte de lo jugoso que es poder ver rodada tu idea si ganas.

La experiencia de la Usina ha sido para mí muy positiva porque me ha permitido desarrollar una idea que de otra forma hubiera tomado mucho tiempo. El formato y el modo en que se desarrolla este taller, le permite a uno tener fechas de entrega que son alcanzables, para empezar. Da tiempo para pensar en los personajes, sentarse con ellos… Es una especie de slow food, de slow screenplay, que es muy positivo, me parece que se parece mucho a la forma en que la creatividad florece. Los deadlines son alcanzables. Después, la dirección de María Meira a mí me encantó, me pareció fantástica, muy productiva, uno se siente apoyado en todo el proceso. Los aportes de María fueron súper inteligentes, claros, directos al punto, digamos. Incluso hubo apoyo emocional, el tiempo que se toma al escucharte, al escuchar la historia, su origen, no solo te pregunta por el guion en si, sino cómo se origina, de dónde viene la idea, tus motivaciones. A partir de eso que le cuentas, ella desarrolla las tutorías. En definitiva, fue todo excelente.

Con respecto a la relación con los otros guionistas, en realidad fue todo muy breve, ya que nos reunimos solo en dos ocasiones, y todo fue online, por supuesto, por el covid. Pero fue de todas formas intenso y positivo. Fue un buen número de horas un sábado y un domingo en las que discutimos, dimos nuestra aportación o devolución, como se suele decir, a los guiones de cada uno. De manera que fue una experiencia muy positiva, todo el mundo fue bastante solidario a pesar de ser una competencia y las aportaciones fueron interesantes. De hecho algunas de esas devoluciones las apliqué.

Para mí ganar la Usina básicamente representa un aliciente importante para seguir escribiendo guiones, eso es. Para profundizar en el aprendizaje del guión también. Hacía muchos años que no había visitado siquiera la idea de escribir un guion, la última vez fue en la época universitaria, y este paso es un aliciente para continuar.

Con respecto a los siguientes pasos, el primero y más inmediato es participar en el script Pitch de Interfilm, el festival de cortos de Berlín. Y el siguiente, pues continuar mejorando el guion, redondeándolo para el rodaje que esperamos, se llevará a cabo el año que viene alrededor del mes de abril, más o menos. Preparar, pues, el guion, probablemente la música, prepararme para la dirección, empezar el casting, bueno, todos estos elementos que se harán conjuntamente con la Dekra Hochschule, la escuela superior de Medios de aquí de Berlín. Y bueno, todas esas cosas hay que irlas preparando.

Respecto al cine que me inspira, pues siempre es una pregunta difícil, ¿no? Porque hay mucha gente que te inspira y te impulsa a escribir, o simplemente a ser un espectador activo de su cine, de su narrativa. Yo soy muy ecléctico, me gusta mucho Park Chan-woog, el director de Oldboy, director surcoreano. También como guionista. Y una de las cosas que destaco de la mayoría de las películas que me gustan es que suelen ser equipos de guionistas. A mí me gusta el trabajo en equipo, también en el guion. Ese guion previo que escribí en la Universidad lo escribí en grupo y la experiencia fue simpática. A mí me gusta trabajar en equipo, no soy un lobo solitario en ese sentido. Oldboy fue escrita de esa manera, coral, aparentemente. Y bueno, un hombre que todo el mundo menciona, pero es verdad que es excelente, es Billy Wilder. Otro guionista que me encanta es Paddy Chayefsky, un guionista norteamericano que estuvo activo entre los años 60, 70 y hasta los 80 cuando fallece. Por supuesto Quentin Tarantino, todo el mundo lo menciona, yo también. Vittorio de Sica, del neorrealismo italiano, que también escribía en equipo. Ladrón de bicicletas lo escribió con un grupo de más de cinco personas, según parece. Me gusta Giuseppe Tornatore, Jonathan Nolan, y me gusta mucho el escocés Paul Laverty, que es guionista de muchas de las películas de Ken Loach, y después de muchas de las películas de Icíar Bollaín. Es un guionista que me parece fantástico, y recientemente, toca temas latinoamericanos, con la película Y también la lluvia. Los hermanos Coen también me gustan mucho. Me gusta también la ciencia ficción bien hecha. Y otro de mis guionistas favoritos es Guillermo Arriaga, el guionista de Amores perros.

Yo afronto el trabajo del guion  en principio como una sucesión de eventos, una escaleta de lo que sucede, en presente y en tercera persona, el narrador es omnisciente, sin preocuparme mucho del estilo, de manera que sea muy fácil estructurar el orden de los eventos y tener las carcasa. Ese es el primer paso. Una vez que eso está hecho, puedo entender el conflicto del personaje, y cómo todo sucede, hasta el clímax. Luego la historia asume forma de guion en sí, y hay un trabajo posterior, por supuesto, pero el primer paso es siempre esa narración, una secuencia de eventos o beats, como lo llaman en inglés.

Y con respecto a la importancia de los diferentes elementos de un guion, para mí los diálogos son importantes pero son el área en la que necesito trabajar más, es un área que me resulta compleja. La mayoría de los diálogos escritos me resultan poco naturales. Para mí la trama, los eventos, las imágenes, tienen de alguna manera más importancia. Todo esto es relativo, pero más o menos podría acercarse a la verdad, ¿no? Para mí ese armazón tiene que estar, que cada secuencia eleve la tensión y mantenga la atención del lector, y posteriormente del espectador, hacer que se involucre, realmente empatice, para bien o para mal, con los personajes principales. Así que para mí ese armazón es prioritario, y luego viene el diálogo. Pero no me lo he planteado nunca como en las obras de teatro, el diálogo, quiero decir, como la fuente principal de información responsable de arrastrarlo todo. Para mí, en el cine prevalecen las acciones. Me gusta que sobre los personajes se descubran cosas, mientras hacen, digamos. Y posteriormente me gusta que que el diálogo apoye o ayude a profundizar en esos estados internos, que son más difíciles de mostrar.

Edith Lagos. Estudiante universitaria peruana.
Como Marina González,
se unió a Sendero Luminoso en sus inicios.
https://es.wikipedia.org/wiki/Edith_Lagos

Marina González es un personaje que protagoniza un cuento que escribí. El cuento no funcionaba muy bien, pero este personaje tenía mucha fuerza, era muy tridimensional, eran muy claras las contradicciones en ella. Por una parte, Marina es una persona que sufre una profunda culpa de clase, está muy involucrada en defender los derechos humanos y la igualdad, y ese es uno de los puntos que mueven su vida. Pero a la vez es una persona capaz de ser muy cruel contra todo aquel que contradiga sus paradigmas. Marina puede llegar a ser además muy vengativa, y esas características de Marina me hicieron pensar en Sendero Luminoso, también porque este grupo terrorista tuvo un alto porcentaje de mujeres militantes, e incluso dirigentes. Las cúpulas directivas de la organización tenían un porcentaje alto de mujeres. Pero de ninguna manera este guion es reivindicativo, para responder a tu pregunta. Esta es la historia de una persona que toma una decisión, que se enfrenta a un problema, y estas decisiones la empujan por un camino específico. Perú, y el terrorismo de Sendero Luminoso, son un marco en el que se desarrolla la historia y nada más. Marina es un personaje que toma una decisión teniendo otras alternativas. Marina desea cambiar el mundo a toda costa, y para conseguir un mundo mejor, es capaz de todo. Y como su situación vital, social, se lo impide, tiene la necesidad de escapar de esa vida de esposa de alta sociedad. En ese escape, la fuerza de la venganza recae sobre su marido, y esto es a la vez una venganza contra esa sociedad que a ella le resulta represiva, injusta, desigual, machista. Ella se revela contra todo ese entramado.

Y finalmente, creo que esto es importante, para mí este guion, fue también una forma de exorcizar mis propios fantasmas como venezolano. Ha sido un proceso catártico, mediante el cual trabajé mi propio desconcierto sobre lo que está pasando en Venezuela. Lejos de ideologías o de política en si, este guión es un recorrido por el individuo y la complejidad de fuerzas a las que nos vemos sometidos los seres humanos todos los días. El poder del sentimiento colectivo de venganza que hay detrás de muchas revoluciones sociales, políticas, en las que suceden cosas como el pase de factura, las purgas. Muchos miembros, o el mismo movimiento, pasa de ser víctima a ser victimario. Todos esos elementos flotan de alguna manera en el universo de este guion y me sirvieron para poder procesar, digerir, si se quiere, un poco, la situación terrible que vive mi país. Ser venezolano ahora es cargar con una tristeza constante, y tienes mucha impotencia. Debo decir también que esa no fue la intención inicial al escribir el cuento pero ahora me doy cuenta, con la distancia, que esos procesos interiores que estaban funcionando allí.

Con la respecto a la acogida que pueda tener en Perú este corto, una vez que esté hecho, el guión en sí, bueno, espero que guste claro. Espero que se entienda el conflicto del personaje, cómo y por qué Marina elige este camino, sus contradicciones, la universalidad de la historia más allá del marco de esa terrible época de la historia del Perú.

Nota de la redacción: Interfilm: va a tener lugar del 11 de noviembre al 13 de diciembre con una entrada única de 7,95 euros. Incluye una sección de cine para adolescentes y escuelas. Este año el país invitado es Polonia.

Fragmento de PERMUTACIÓN, guión ganador de la Usina de guiones.

Revista Desbandada

4 comentarios sobre “El guion como transmutación de fantasmas

  1. Pingback: Dos instantáneas
  2. Pingback: El azul del aire

Deja un comentario