Corsage: Sissi emperatriz revisitada

“Ya me da miedo”, le comenta una criada a la otra, las dos expectantes delante de la bañera en la que la emperatriz se ha sumergido –mientras ellas llevan la cuenta sucesiva del tiempo que resiste bajo el agua sin respirar. Pero “Sissi” resiste y vuelve a salir al mundo exterior. Como resiste también día a día ese corset que su dama de compañía le ajusta más y más a su pedido para mantener la cintura de avispa de 47 centímetros.

Así comienza Corsage /Corset (2022), la película dirigida por Marie Kreutzer donde la emperatriz ya no es la Sissi de los souvenirs turísticos que inundan Viena, ni la bella Romy Schneider de la trilogía kitsch e inolvidable que quién de nosotrxs no conoce, programa triple e infaltable de la Navidad austríaca, sino Elisabeth, encarnada por la actriz Vicky Krieps. Una mujer que para la Viena de 1877, a los 40 años, ya es una mujer mayor que ha alcanzado la expectativa de vida del común de la gente.  Y que puede dar miedo por lo que resiste, pero también – y zozobran la Corona y los cortesanos– por lo que en cualquier momento puede llegar a animarse a hacer.

©Ricardo Vaz Palma

Desaparecer

“Majestad, ya creíamos que era un fantasma, es grato verla.” Rumores corren sobre la salud de la emperatriz, como cursan rumores sobre romances de esa Elisabeth de famosa gracia y belleza sobre la que están puestas todas las miradas, esas miradas solapadas o expectantes o temerosas o de censura que Corsage va captando incesantemente con su cámara. Porque son un cerco del que está rodeada la emperatriz sitiada.

La emperatriz, pero también la mujer a la que corta el aire el corset del protocolo de la Corte, de los asuntos públicos, del ceremonial al que vive sujeta una “emperatriz consorte”, cuya opinión – mucho menos política–  no se consulta, y cuya única tarea, le aclara Francisco José, su cónyuge, es meramente representativa: “Para eso te elegí”. La mujer a la que corta el aire también el corset de la propia autoexigencia: un culto al cuerpo y a la belleza que incluye el deporte sí, pero también la obsesión de una estrictísima dieta y el registro constante del peso y de los centímetros del talle.

©Robert Brandstaetter

Elisabeth, la emperatriz de Corsage, es el deleite de burlar el ceremonial con falsos desmayos, es el rubor encendido en la risa y el flirteo, el vibrante galope; son las escapadas noctámbulas con su amigo y alma gemela, su primo, Ludwig II de Baviera, ese rey excéntrico del castillo Neuschwanstein; es la audaz estrategia y  cruda tiranía con sus damas que ya le han dado la vida: para ir desapareciendo –ante la vista de todos–, para no estar estar más allí, para liberarse. Pero Elisabeth, la emperatriz de Corsage es también una inmensa melancolía. Una melancolía que Vicky Krieps, en su actuación, lleva magníficamente impresa en la mirada, en esa distancia que parece rodearla inevitablemente aún en medio de nutrida sociedad. En esas tomas de pasillos larguísimos con las figuras al final, o de una mesa larguísima y ella sola en una cabecera. Siempre hay un vacío delante de esa Elisabeth envuelta en el misterio y el color lila. Un vacío que son también las despedidas.

©Ricardo Vaz Palma

“Ein Mensch von 40 Jahren löst sich auf. Verfärbt sich. Verdunkelt sich wie eine Wolke.”

“Una persona de cuarenta años se disuelve. Su tinte cambia. Se oscurece como una nube.”

Corsage
©Robert Vrany
©Robert Brandstaetter

“Niemand liebt niemanden. Jeder liebt, was er sich vom anderen wünscht. Und wir lieben, wer uns als das liebt, was wir selbst gerne wären.”

“Nadie ama a nadie. Todos aman lo que les gustaría que el otro fuera. Y nosotros amamos a quien nos ama como aquello que a nosotros mismos nos gustaría ser.”

Corsage

“Die Dunkelheit ist ein Schutz.”

«La oscuridad es una forma de protección».

Corsage

El backstage del imperio

Entre los apartamentos del emperador y la emperatriz hay en Corsage un largo pasillo: donde se apilan las sillas doradas para los eventos, donde el lacayo vela, donde hay que tocar el timbre para que abran la puerta del otro cónyuge imperial –donde han dejado el lampaso, la fregona, apoyados en la pared. Es el backstage del imperio.

Corsage juega al anacronismo y se toma libertades frente al film histórico. Para captar de otra manera a esa figura de la Elisabeth emperatriz, para narrar también simplemente la historia de una mujer, haciéndola contemporánea. Es que en el tener que vivir con una imagen sobredimensionada de uno mismo, porque solo así se recibirá reconocimiento y amor, encuentra Marie Kreutzer un tema que la atrapa y también un tema de todos los tiempos. Muchas de las expectativas con las que tuvo que lidiar Elisabeth siguen pesando sobre las mujeres; el canon de la belleza y la juventud, el dictado de los roles siguen siendo corsets.

De la crónica histórica Corsage recoge, entre otros, la intensa relación emocional que une a la emperatriz a Hungría, la que en una victoria política de Elisabeth ha pasado a formar parte del Imperio austrohúngaro; su amor por la lengua del país, el estrecho vínculo con Valerie, su “hija húngara”; los rumores de su romance con el conde húngaro Andrássy. También el vínculo con su hijo Rodolfo, el archiduque y príncipe heredero –quien años más tarde, y en un episodio discutido, se suicidaría junto a su amante en el pabellón de caza de Mayerling, una muerte que significó un muy duro golpe para Elisabeth que ya había perdido una hija muy pequeña. O también su famoso peinado de larguísimos cabellos trenzados, una creación de su peluquera y asistente personal que se convertiría en moda. El film recoge también los viajes de Elisabeth, la emperatriz que se va alejando de la Corte y ya solo comienza a presentarse en público con un velo que le cubre el rostro.

Corsage no se ata al biopic ni a la reconstrucción histórica. La música moderna estaba en el guión desde el principio, comenta la directora, quien rehuye en la puesta todo lo sobrecargado, el kitsch de época, y elimina todo lo superfluo para concentrarse, en las figuras, en el vestuario, en la ambientación, solo en las líneas de lo que se usaba. Una imagen histórica minimalista. Que también busca transmitir un fin de época: “Mientras otros lo negaban, Elisabeth hablaba mucho del fin de la monarquía”, agrega. “La imagen de la película debía ser como si ya todos los muebles caros se hubiesen vendido.”

She was/ Ella era

Adelantándose una década al invento, Corsage imagina también el encuentro de la emperatriz con Louis Le Prince, el artista francés considerado por muchos historiadores como el verdadero inventor del cine. «El ser humano siente temor de fugacidad de las cosas. Un suspiro y su vida podría acabarse. Darían todo por apresar y conservar algo de ella“, dice el inventor. «Yo no puedo asir ni retener nada, excepto a mí misma. E incluso esto me resulta un enorme esfuerzo», responde Elisabeth.

Con un clima mórbido y sutil, Corsage, que a menudo necesita de la cámara lenta para captar precisamente el desenfreno, la alegría o la fortaleza tan fugaces,  nos atrapa en la narración de la historia de una mujer que busca asirse a sí misma. En una actuación que Vicky Krieps define como un mismo acto de rebelión, porque rehúsa actuar como la buena actriz que trata de conquistar al espectador, la actriz le permite a Elisabeth ejercer sus rebeliones. Fieles o no a la crónica histórica. Es que tal vez Corsage, tal como dice She was / Ella era, la canción de Camille que la atraviesa, lo que hace es contarnos una, una de las tantas vidas de Elisabeth. En su búsqueda de la liberación.

Camille, She was (audio)


Cuando estaba en casa
Era un cisne
Cuando estaba fuera, era un tigre
Y un tigre en libertad no está atado a nadie

Cuando estaba perdida
Era un sapo
El día que la encontré en el camino
Le di agua y una rosa
Y mientras se estiraba
Salió el sol

Ve
Ve
Vete lejos de aquí

(…)

Cuando era vieja
Era un búho
La vi balancearse en el cielo
Y cuando murió en mis brazos
Me di cuenta de que era un gato

(…)

Debe haber tenido muchas vidas
¿Fue esa la primera?
¿Fue esa la última?

Camille, Ella era/She was

When she was home
She was a swan
When she was out she was a tiger
And a tiger in the wild is not tied to anyone

When she was lost
She was a toad
The day I found her on the road
I gave her water and a rose
And as she stretched
The sun rose

Go
Go
Go away

(…)

When she was old
She was an owl
I saw her swaying in the sky
And when she died inside my arms
I realised she was a cat

(…)

She must have so many lives
Was it the first?
Was it the last?


Camille, She was

Posdata: El escándalo que golpea y abre el debate

Tras éxitos, el escándalo golpeó a Corsage, que luego de su paso por salas, actualmente se puede ver en plataformas, pero ha sido retirada de los cines austríacos y ha visto menguadas sus chances en la carrera de premios como los Oscars. Florian Teichtmaster, ya ex actor del famoso teatro vienés austríaco Burgtheater y quien encarna al emperador Francisco José, debe comparecer en febrero de este año 2023 ante la justicia por cargos de pedofilia de los que ya se ha declarado culpable. Se le encontraron más de 58.000 archivos con contenido de pornografía infantil, archivos con actos sexuales también con menores de 14 años.

En una carta abierta importantes nombres de la cultura austríaca, entre ellos la escritora Elfriede Jelinek, han bregado por la diferenciación en una situación donde reconocen no es fácil hallar un equilibrio justo entre la protección de las víctimas de hechos absolutamente repudiables, la sanción a los culpables y distinguir el valor de una obra sin cargar a todo el trabajo colectivo con el accionar de uno de los participantes. «Nos conmociona que una película feminista que cuestiona las relaciones de poder y el mandato de los roles establecidos, aclamada internacionalmente por su potencia visual y su contenido, sea retirada de la programación de los cines por los actos de un hombre, otorgándole así al victimario un poder que no le corresponde. (…) Solo desde la apertura, la claridad, la transparencia y la confrontación con las estructuras y las relaciones sociales existentes es que podrá afrontarse esta difícil situación. Y a esto contribuye Corsage ”, escriben.  El debate está abierto.

Todas las imágenes ©Alamode Film

claudia baricco

(isa.kar.wai) - Un cine real o virtual es el living de mi casa. Los libros son mi otro hemisferio. En un mundo donde todo es político. Latitud: B y B – Buenos Aires-Berlín, dos ciudades de contrastes.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s