Vista del viento: el artista plástico Héctor Navarrete

Héctor Navarrete es un artista plástico argentino residente en Berlín desde 1985. Su trabajo abarca dibujo, ilustración, pintura y videoarte. Ha colaborado durante muchos años como ilustrador en periódicos importantes y en editoriales europeas. Rotbuch Verlag en Berlín le publicó su novela gráfica Blue Tango en 1993. El universo de Navarrete comporta una estética que invita a la reflexión, que enamora con su trazo rápido y que pareciera casual, pero que encierra una gran maestría del material con el que interactúa. Cada obra nos invita a formar parte de ella, nos estimula a buscar en cada cuadro nuestro propio mundo, ahondar en nuestros propios recuerdos y descubrir nuestros propios rincones. Esta charla con Héctor Navarrete intenta un encuentro con su universo artístico.

Der Morgen dämmert
El aura del sauce

¿Cuál es el rol que juega Argentina en tu arte, siendo que hace una vida que vivís en Berlín?

No sé si puedo contestar con precisión a esa pregunta. Tampoco sé si quiero saberlo. Simplemente esa parte de mi vida en Argentina siempre está ahí y seguirá estando. Ese es el lugar de mi “educación sentimental” y en cada cosa que hago estará presente. Por otro lado he vivido muchos más años en Europa que en Argentina. Yo no pienso, sin embargo, cuando  trabajo en mi arte, en un país en el sentido socio-político, sino más bien en mis recuerdos de infancia. Mi patria es mi infancia. Sobre todo mi infancia en Sumampa, Santiago del Estero, en el Noroeste argentino, en esa geografía árida y llena de vida salvaje, de espíritus andariegos, en ese monte de rumores y noches misteriosas. En ese lugar yo fui inmensamente feliz y todos esos recuerdos se resumen en gran parte en mis tintas. Eso surgió espontáneamente, sin buscarlo, un día apareció sobre el papel y eso fue como un viaje interior, que no considero un regreso, sino una continuación.

¿Cuál es tu identidad como artista?

Ahora como artista seguramente no tengo una identidad sino muchas. Ya hablé de mis recuerdos, mi infancia, que creo es una de mis identidades más importantes, pero soy formado en la cultura europea, como es común en Argentina. Sin duda en mis viajes de regreso a la realidad de un lugar como Sumampa vuelvo con todo ese bagaje, lleno de poesías y trazos de nuestra cultura helenística. Pero una misteriosa identidad que vive en mí es la oriental, sobre todo la japonesa. ¿Por qué? No lo sé, creo que siempre fue así. Ya en la Escuela de Arte en Córdoba, Argentina, me sentía muy atraído por los grabados japoneses, Hokusai, Hiroshige. Así fue como con el tiempo me puse a estudiar mucho esa cultura: haiku, budismo zen, animismo sintoísta. Curiosamente encontré muchas cosas en común entre esa cultura y mis orígenes en el monte santiagueño. Como ves, mi cédula de identidad no puede ser de ningún lugar, no hay oficina de Registro Civil para eso.

La noche del jaranda
Desde la selva perfumada

Tus pinturas y tus tintas transmiten una sensación de intensa reflexión, ¿podrías hablarme un poco de eso, de tu proceso creativo?

Formalmente mis trabajos son en gran parte resultados del azar. No puedo planear de antemano. Cuando intento hacer bocetos, luego no voy mas allá; el boceto ya es para mí la obra terminada. Entonces dejo que las cosas aparezcan, sin intención, en eso me ayuda el budismo zen. No soy un budista ortodoxo, es más no sé si soy budista, pero como dudo y no practico ningún tipo de ceremonia religiosa es posible que lo sea. Otra cosa que me interesa, y eso me viene del cine, es el “fuera de campo”, es decir lo que no se ve, lo que sucede fuera del espacio de representación, mas allá de nuestro punto de vista, las huellas que quedan en el espacio. Por ejemplo, si me refiero a un pájaro que sale volando, me imagino el segundo después de que eso ha sucedido. Luego respiro hondo y veo que sale, o más bien qué es lo que quedó en el papel. Muchas veces no queda nada. En otras palabras me gusta lo indefinido, lo incierto, lo que hay entre las realidades, los misterios, la vida después de la vida, los fantasmas de la memoria y los susurros de los árboles.

Polvaredas de verano

Una exposición que hice en Berlín se titulaba “Ansicht des Windes”, lo que se podría traducir como “Vista del Viento” y es una idea tomada de un texto del filósofo Byung–Chul Han, quien escribe en su libro Filosofía del Budismo Zen: «En la cultura del Lejano Oriente, que es mucho más propensa a la idea de lo efímero y de lo cambiante que a una idea de lo definido y de lo estático, para definir el paisaje con frecuencia se usa la palabra «viento“. Paisaje en ese caso significa algo así como «vista del viento“. En vez de hablar de paisaje se podría entonces hablar del viento que pasa. En esa visión oriental el paisaje pierde su propiedad de concreto y se vuelve algo inconcreto o que fluye». En ese texto encontré en gran parte definido lo que yo trato de hacer.

¿Cual es el rol que juega la historieta en tu arte?

Siempre hice historietas. Dibujé siempre, creo que nací dibujando. Mis primeras historietas las hice con nueve años. Las hacía en unos cuadernos, que aún conservo, que en Argentina se llamaban “Lanceros”. Durante mis estudios de arte seguí haciéndolas. La primera que publiqué fue en Berlín, en la editorial Rotbuch. La historia de un detective de origen argentino en Berlín. Se llamaba Paulo Funes – Blue Tango. El lenguaje de la historieta me permite unir mi gusto por contar historias con mis dibujos y eso es algo que de alguna manera sigue en mis trabajos actuales. Pero hacer historietas como a mí me gustan requiere mucho tiempo y sentí que había llegado a un límite como dibujante. Necesitaba liberarme del mundo de la ilustración y entonces empecé con mis tintas. A veces son cosas abstractas, pero siempre inspiradas en la naturaleza, y casi siempre cuentan algo, a veces en forma de paisajes que se continúan o que se complementan. Es decir, algo parecido al lenguaje del cómic.

¿Cual es el rol que juega el cine en tu arte? Tengo entendido que fuiste director de fotografía de algunos trabajos documentales y que incluso realizaste un documental para el canal de TV alemán 3sat.

Bueno, también hago videos, o como se dice videoarte. El cine también es mi pasión y sí, también hice cortometrajes y documentales. Me gusta la imagen en movimiento, eso de, como decía Jean Cocteau, “filmar la muerte trabajando”. Si bien esto suena un poco patético, habla de eso de capturar el tiempo y encerrarlo en una película o soporte digital. Es algo mágico y permite un enorme espectro creativo.

¿Como definirías lo que hacés?

No creo que tenga definición lo que hago. Lo mío es tan indefinido como el universo en el que vivimos. Pura física cuántica, sin principio ni fin, y posiblemente tan efímero como la vida misma. Yo creo que todo es efímero y solo quedan signos de nuestro paso por esta realidad. Entonces podría decir que lo que hago son signos.

Escucho las cigarras
Minerales

¿Como llega Japón a tu vida? En tu última exposición algunos japoneses presentes preguntaron cuantos años habías vivido allí. ¿Cómo te explicás esa extraña simbiosis Argentina-Berlín-Japón?

Sí, ya explicaba que no tengo idea de cómo llegó Japón a mi vida. ¿De mi otra vida? A veces digo que en mi otra vida yo fui un marinero inglés que naufragó y terminó en la isla de Japón. La pregunta es como emigró mi alma hasta ese lugar en el sur de este mundo, pero como de esas cosas no sabemos mucho todo queda en el misterio.

Héctor Navarrete

Por ahora estoy en Berlín, en el centro de Europa. Es decir entre “mi Japón” y “mi Argentina”, con ello quiero decir que soy consciente de que esos lugares, si bien son un lugar real en este mundo, son en definitiva obra de mi imaginación. Pero, mirá, en la cultura japonesa abundan los espíritus de la naturaleza y en el Noroeste de Argentina es igual, y en ambos casos poseen características similares. Solo que en Japón eso sigue muy presente en su cultura aún hoy mientras que en Argentina en gran parte ha desaparecido. Vive sobre todo en la música y en poetas que han hecho textos para la música. Gracias a eso han sobrevivido anécdotas, leyendas, y espíritus de los pueblos originarios que la cultura de los colonizadores destruyó en gran parte. En mis trabajos hay mucho de esas leyendas: Sacha-yoj, el señor del monte; la luz mala, Mayu-Mamam; la dama del río, Orco Mamam; la dama de las colinas, la leyenda del pajarito nocturno Kakuy, del Isondú, el nombre guaraní del bichito de luz, etc. Una cultura valiosa y que también es desconocida en gran parte de Argentina. Bueno, pero por ahí se junta todo. Yo solo construyo con todo eso mi mundo y desde ahí mando señales. Eso es todo.

Huayra Muyoj baila
Apenas escondidos entre las ramas
Los huesos que alimentan las lluvias
Las raíces de la luna

www.hectornavarrete.com / Instagram: @hector.d.navarrete

Todas las imágenes ©Héctor Navarrete/ Imagen de portada: Desde la selva perfumada.

Revista Desbandada

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