Berlin Alexanderplatz

Es un lugar que procuro evitar. Muchas veces con poco éxito porque la Alexanderplatz está en el corazón de Berlín y es inevitable acercarse por esos lados. Sobre todo cuando vienen amigos de visita a la ciudad. Porque, claro, hay que llevarlos a ver el Nikolaiviertel, la Fernsehturm (la torre de la televisión), y el Rotes Rathaus, el precioso edificio rojo del Ayuntamiento. Y si están en plan de shopping, entonces, ya que estamos por ahí, entrar a las horribles moles comerciales que circundan el sector.

La Alexanderplatz –el sitio más transitado de la ciudad- que a comienzos del siglo XX fuera una de las plazas más encantadoras de Europa, es hoy un lugar desencantado. La plaza hoy se podría ver como la cicatriz que quedó de las muchas heridas que sufrió la ciudad durante el siglo pasado. Los nuevos planificadores urbanos, que después de la caída del muro pretendieron recuperarla, no han hecho sino afear más esa cicatriz.

Berlin_Alexanderplatz_Remastered_poster
Wikipedia

Antes de venir a Berlín, para mí el nombre de esta plaza estaba asociado a las imágenes vistas en la adaptación para televisión que hizo Rainer Werner Fassbinder en 1980 de la obra de Alfred Döblin, Berlin Alexanderplatz. Confieso que nunca leí el libro, pero vi las 15 horas y media que dura la serie, después de las cuales te parece que has estado en la Alexanderplatz. No la de hoy, sino la de aquellos famosos y dorados años veinte de la República de Weimar, con su miseria y su riqueza. Y si por un momento te olvidas de que después hubo una tremenda guerra que destruyó la ciudad, al venir a Berlín por primera vez crees que te vas a encontrar con aquella magnífica plaza de los años veinte que guardas en tu imaginario.

Desilusíonate. Esa plaza ya no existe, ahora es un adefesio sin carácter ni atractivo alguno que lleva el mismo nombre. Cuando llegas ahí, todo lo que se ve es un enorme espacio abierto rodeado de edificaciones, a cual más fea, con los nombres de famosas tiendas. Todo lo que podía salir mal en materia de diseño urbanístico, salió mal en los nuevos diseños de esta plaza.

La cosa comenzó ya desde los años socialistas de la ciudad. La transformación de la plaza, que quedó del lado oriental del muro, fue un experimento de la estética socialista urbana. El sitio pronto se convertiría en el centro del Berlín comunista, un lugar desde donde impresionar con sus descomunales creaciones al Berlín capitalista del otro lado. Como la Karl-Marx-Alleeque comenzó a construirse todavía en vida de Stalin- que debía marcar una línea recta desde el corazón de Berlín que era la Alexanderplatz, hasta Moscú. Esta avenida que está flanqueada de edificios blancos imponentes en cuyos lujosos apartamentos vivían los aparatchiks, los altos funcionarios del partido comunista, más hace pensar en una autopista que en una calle urbana. Es una vía muy práctica si te mueves en auto, pero para el peatón es monótona y aburrida, no quieres pasearte por una calle así. De esa época vienen las dos torres sosas conocidas como la Haus des Reisens y la Haus des Berliner Verlages, monumentos de la modernidad de los años sesenta. Aunque también, hay que reconocerlo, algunos proyectos más agraciados, como el Reloj Mundial, y (con algunas dudas sobre su gracia) la Torre de la Televisión, que hoy, a pesar de todos los intentos del triunfante capitalismo por borrar el pasado comunista de la vencida RDA, representan dos de los grandes íconos de la ciudad.

Reloj-y-Torre
El reloj y la torre – Imagen de ArielR, Creative Commons

Un detalle curioso del que me enteré cuando buscaba información para escribir esta nota es que, cuando cayó el muro y el sistema político que lo sustentaba, se llegó a considerar una demolición total de la plaza para reemplazarla por un ‘pequeño Manhattan’, un conjunto de diez torres nuevas de 150 metros de altura. Al parecer el proyecto encontró suficientes enemigos para que no siguiera adelante. De hecho esta polémica expresaba la gran confusión que hubo en la ciudad (y en otras ciudades de la ex RDA) entre quienes querían destruir lo viejo y comenzar de cero, y los que pensaban que había que conservar edificaciones y monumentos de la era comunista porque estos, que gustasen o no, hacían parte también de la historia de la ciudad. Por eso se salvaron las dos insípidas torres mencionadas antes.

Alexa
Alexa

En lo que a la Plaza de Alexander concierne, la era capitalista solo trajo una realización descoordinada de las obras de construcción que se levantaron allí. Como los grandes centros comerciales. Alguien dijo que el peor error (arquitectónico) fue probablemente el templo de compras Alexa a lo largo de las pistas del S-Bahn hacia Jannowitzbrücke, una mole quizá más apropiada para un suburbio y no para el corazón de una ciudad. El escritor de temas de arquitectura, Ulf Meyer dijo que “Alexa es fea como la noche”, a lo que yo añadiría, como la noche en los alrededores de la Alexanderplatz, que es cuando la plaza alcanza su máximo de fealdad, porque se transforma además en un sitio inhóspito por el que es mejor no deambular a esas horas. Otro arquitecto se refiere en un artículo del Berliner Zeitung al “vacío y banalidad” que refleja hoy la plaza. De acuerdo. Para mi gusto, la modernidad capitalista del Berlín post-1989 estuvo más acertada en la reconstrucción de la Postdamer Platz, el otro gran punto neurálgico de la ciudad, que en la Alexander.

Tietz-1905-Alex
Las tiendas Tietz – Wikipedia

Lejos están los años en los que la Alexanderplatz era el centro de la vida nocturna de la capital de Alemania, los años de la novela de Döblin. En vez de Alexa, en la plaza se erigía la preciosa edificación de los grandes almacenes Tietz, bombardeada, como casi todas las edificaciones del sector, al final de la guerra. Cayeron tantas bombas en este lugar que todavía se siguen encontrando algunas que no lograron explotar en su momento. Hace dos días fue hallada una, justamente cerca de Alexa, a solo tres metros de profundidad, con el detonador intacto. Según los expertos, han pasado 75 años desde el final de la guerra pero en el subsuelo de Alemania hay todavía unos 3000 artefactos sin explotar.

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Tarjeta postal de 1905, en Wikipedia.org

No todo tiempo pasado fue mejor. No siempre. Pero en el caso de la Alexanderplatz sí es válido el refrán: su pasado fue mejor. A quien le guste el cine y tenga alguna curiosidad por el Berlín de los años 1920, le recomiendo ver la película muda, Berlin: Die Symphonie der Großstadt (1927), de Walther Ruttmann, en la que aparecen algunas escenas filmadas en la Alexanderplatz. El cine Babylon la proyecta con alguna frecuencia, pero también se puede ver completa en Youtube, en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=wY5GdeqOkfc

La imagen de la portada es de Wladyslaw Sojka (Wikimedia Commons)
Amira Armenta

Todo me interesa... en mayor o menor medida.

2 comentarios sobre “Berlin Alexanderplatz

  1. Un vacío más para añadir a esa ciudad «inacabada» que es Berlín. Pero quién sabe, a lo mejor en esta falta de identidad de estos lugares, que a veces nos llena de estupor, se esconde en realidad, lo más fascinante, una sensación urbana desconocida, un territorio que permanece así para ser explorado. A mí, este carácter «feo» y como «sin terminar» es lo que más me fascina de esta ciudad maravillosa.

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