El semáforo más antiguo de Europa en la Potsdamer Platz

Collage de: www.ampelmann.de

El semáforo está ahora en medio de la zona peatonal de la plaza y aunque sigue dando las señales rojo-amarillo-verde, no sirve sino como punto de encuentro. Es fácil quedar ahí con alguien porque la pequeña torre se puede divisar desde cualquier lugar de la plaza. Y claro, es también un curioso monumento histórico de la ciudad de antes de la guerra.

A comienzos de la década del veinte del siglo pasado, Berlín era una ciudad moderna y en expansión, con un número de habitantes (3,5 millones) casi similar al que tiene en la actualidad. En la película, Berlín, sinfonía de una ciudad (1927) de Walter Ruttmann, se ven escenas de masas de gente y de autos circulando por las calles, y se aprecia lo complicado que podía ser a veces para los peatones atravesar una avenida debido a la falta de señales de tráfico apropiadas, teniendo en cuenta la densidad de la ciudad. La policía usaba unas trompetas para poner un poco de orden, pero los accidentes eran frecuentes.

Por eso, en octubre de 1924 se instaló en la Potsdamer Platz, entonces una de las intersecciones urbanas más congestionadas de Europa, esta torre-semáforo de color verde, de cinco lados, y un poco más de ocho metros de alto. El cambio de señal no era automático, sino que había un policía sentado en la cabina en lo alto de la torre que cambiaba manualmente los colores. A los peatones berlineses les tomó cierto tiempo aprender a respetar estas señales.

El semáforo pronto se convirtió en todo un emblema de la ciudad. El que vemos ahora es una réplica del original que quedó destruido después de alguno de los tantos bombardeos que sufriera la plaza durante la Segunda Guerra.

En 1945, la Potsdamer Platz estaba en ruinas. No era de extrañar que los bombardeos de los aliados se concentraran en ese punto pues no lejos de ahí quedaba la Cancillería del Reich de Hitler, y muchas otras oficinas del Gobierno nazi. Inmediatamente después de la caída del muro (que pasaba por ahí) la plaza comenzó a ser reconstruida a gran velocidad, con resultados que no han dejado contentos a todo el mundo. Muchos piensan que no se recuperó el encanto de la vieja plaza. El trazado de amplias avenidas, como la Postdamer Strasse con su doble calzada que divide la zona en dos, más el concreto, el vidrio y el acero dominantes de la moderna arquitectura de los nuevos edificios, hacen el conjunto poco acogedor para el peatón.

Pero hay detalles. En un intento por recuperar aunque fuera en parte aquel viejo encanto perdido con la guerra, en septiembre de 2000 pusieron la réplica del primer semáforo que evoca la historia de la ciudad, y que hoy es un punto de referencia para berlineses y turistas de todo el mundo.

Revista Desbandada