“Instalé un candado gigante en Oberbaumbrücke”

En el pintoresco bar Ankerklause, a orillas del Spree, me reúno con Aïda Gómez. La última vez que caminamos juntas por Kottbusser Damm aún hacía calor, hoy la nieve se acumula en los tejados. Aïda Gómez nació en Madrid en 1986 aunque desde hace años reside en Berlín, donde desarrolla su práctica como artista urbana. En esta ocasión charlamos sobre las cosas que han cambiado en la ciudad, algunos de sus últimos proyectos y la importancia que tienen caminar y jugar en su práctica artística.


Revista Desbandada: La primera pregunta que te quería hacer guarda relación con esta ciudad que habitamos. Berlín es una ciudad de paso para mucha gente. ¿Qué es lo que te trajo a Berlín y, más importante, qué te ha llevado a permanecer estos años?

Aïda Gómez: La primera vez que llegué a Berlín fue en un viaje por Europa y me gustó mucho la ciudad. Cuando estaba estudiando Bellas Artes en Cuenca surgió la posibilidad de hacer un intercambio en la Kunsthochschule Weißensee. Me concedieron la beca Erasmus por tres meses, pero conseguí alargar mi estancia durante dos años. Después tuve que volver a Cuenca para terminar la carrera. En España me encontré con una situación que no me ofrecía demasiadas posibilidades, no conseguía trabajo y mi pareja se había mudado a Berlín recientemente, así que fue muy fácil tomar la decisión de regresar a la ciudad. Volví en 2014 y, de momento, aquí estoy. Lo que me hizo volver y quedarme en Berlín fue, por una parte, la casualidad de que la vuelta fuera muy sencilla y, especialmente, el movimiento que tiene esta ciudad. Berlín es muy creativa, en ella ocurren multitud de cosas distintas y esto es algo que me inspira mucho. Simplemente dar un paseo o ver una de las muchas exposiciones que hay, conciertos… es un caldo de cultivo que me parece muy estimulante. La creatividad se percibe en el ambiente.

RD: Totalmente. En ocasiones hay incluso una sobrecarga de estímulos y una no sabe a dónde dirigir la atención. Puede ser abrumador.

AG: Es verdad, a veces hay que moderar esa energía porque si continuamente estás absorbiendo cosas, llega un momento en el que no tienes espacio para crear y tu cuerpo lo pide tarde o temprano. Pero si encuentras el equilibrio es una ciudad perfecta para la creatividad.

RD: ¿Han cambiado muchas cosas en el lapso de tiempo desde que llegaste por primera vez hasta este momento? ¿Qué cambios has percibido en el contexto urbano o en el desarrollo de tu propia práctica artística?

AG: Para mí fue crucial venir a vivir a Berlín porque antes trabajaba en un colectivo en Madrid que se llamaba La Pluma Eléctri*k. Cuando me mudé a Berlín empecé a trabajar individualmente, así que fue un cambio muy importante. Me imagino que también me ha influido estar aquí en otros aspectos. No podría haber realizado en otra ciudad los proyectos que he realizado aquí, ya que son propuestas site-specific. Por otra parte, en la ciudad han cambiado muchas cosas: hay muchos lugares a los que solía ir que han cerrado o directamente los han demolido, cada vez hay menos sitios alternativos y más actividades diseñadas para gente con dinero… es una pena. Pero creo que todavía está activo ese motor que hace que aparezcan nuevos lugares alternativos.

RD: Has comentado que muchos de tus proyectos son site-specific. Como artista que trabaja prestando mucha atención al contexto urbano, ¿qué te ofrece Berlín como escenario creativo?

AG: Muchas cosas. Cuando sales a dar un paseo tienes que estar abierta a lo inesperado. Por ejemplo, yo siempre salgo con el teléfono para hacer fotos porque casi siempre encuentro algo. Además, la gente en la ciudad es muy espontánea y hace cosas en la calle. Hay muchas líneas que leer en la ciudad.

RD: ¿Qué lugar ocupa el caminar en tu práctica artística o en tu proceso creativo?

AG: Es esencial. Siempre es la primera parte de un proyecto: salir a pasear a la caza de lugares u objetos para intervenir. Cuanto más paseas, más posibilidades tienes de encontrar cosas. También me funciona salir a dar un paseo cuando estoy atrancada en alguna idea. Muchas veces las ideas vienen cuando estás en movimiento. Pasear es esencial en mi práctica.

«No me da ninguna pena que mis cosas desaparezcan de la calle, es parte del juego»

RD: ¿Puedes contarnos algo sobre los proyectos que has realizado en la ciudad?

AG: Instalé un candado gigante en Oberbaumbrücke, donde normalmente hay candados pequeños jurando amor entre las parejas. Yo puse un candado gigante en el que estaba inscrito “Love is freedom” porque pienso que el amor no debería ser algo cerrado. No creo que un candado sea el símbolo que mejor lo representa. Al contrario, creo que el amor debería ser completamente libre y que una persona debería estar con otra porque así lo elige. El candado duró muy poco, ya que estaba hecho con materiales efímeros… Pero el tiempo que estuvo pude quedarme agazapada para observar las reacciones de la gente. Llamó bastante la atención. En realidad, no me da ninguna pena que mis cosas desaparezcan de la calle, es parte del juego.

RD: El sociólogo holandés Johan Huizinga escribió acerca del Homo ludens y del juego desde una perspectiva casi revolucionaria. Es algo que después recuperaron los situacionistas, quienes otorgaban mucha importancia a la práctica de la deriva y al paseo urbano. Creo que en tu práctica hay también un componente lúdico muy importante. ¿En qué proyecto crees que se manifiesta más claramente? ¿Cuál es tu proyecto más lúdico?

AG: Creo que el más divertido hasta la fecha ha sido la sopa de letras inmersiva. Es un proyecto en el que lleno grandes espacios de letras y los espectadores están dentro de una sopa de letras. La verdad es que he visto la gente muy metida dentro del juego o incluso jugando de manera competitiva buscando palabras. Esta instalación me daba la oportunidad de permanecer allí de manera anónima como una participante más y poder observar a la gente mientras jugaba. Para mí también era muy divertido ver cómo ellos inventaban nuevas formas más allá de las líneas vertical, diagonal y horizontal, para encontrar palabras. A veces incluso encontraban palabras que yo ni siquiera había escondido ahí intencionadamente. Este ha sido uno de los proyectos más lúdicos. El juego es algo que me gusta mucho, así que intento que esté bastante presente en lo que hago.

RD: No querría terminar esta conversación sin preguntarte, ¿en qué estás trabajando ahora?

AG: Estoy diseñando un juego para el festival Playful Arts Sessions que se va a celebrar en Holanda la semana que viene. Las organizadoras me han invitado a participar y mi intención es idear un juego para interactuar con la audiencia de esa noche. Tengo aproximadamente una hora para jugar con ellos y estoy diseñando algo relacionado con la exploración urbana. Creo que vamos a trabajar con mapas y probablemente inventaremos nuevos nombres para las calles convirtiéndolas en temas o motivos con los que interactuar.

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