Un espacio para las voces no imperantes, una conversación entre amigas. Así definen las integrantes del colectivo BITHC su podcast, que pretende proyectar, desde su salón a los nuestros, las voces en español de un discurso feminista muy particular: las de nuestra generación, las de las berlinesas inmigrantes. Nos han dejado formar parte de esa interesante y necesaria conversación.
Revista Desbandada: ¿Qué es BITHC, qué es Wohnzimmer?
Álvaro: Por simplificar, BITHC (Berlinesas Inmigrantes Todas Hijas del Coño) era un blog y ahora es un colectivo en el que queremos volcar todas nuestras iniciativas culturales, políticas y artísticas, de las cuales Wohnzimmer, el podcast mensual que hacemos, es la piedra angular.
Sara: Como la parte técnica del podcast nos ha dado mucho más trabajo del que imaginábamos, estas otras iniciativas, que van desde publicar un fanzine a organizar fiestas y actos culturales, no las hemos podido desarrollar.
Álvaro: Pero ya caerán, ya…
RD: ¿Qué os impulsa a crearlo?
A.: Es una progresión más o menos natural de nuestra trayectoria activista en Berlín. A raíz del 15M-Berlín nos conocimos una serie de personas con inquietudes similares, lo que acabó cristalizando en el grupo de trabajo de Feminismos. En él, además de una gran actividad de debate en la lista de correo, organizamos una serie de charlas (que todavía se pueden encontrar en Vimeo) y nos volcamos en la lucha contra la reforma de la ley del aborto pretendida por Alberto Ruiz Gallardón, con la creación de la Red Montseny.
S: El activismo es fascinante, pero también agota. Algunas teníamos ganas de plantear ciertas cuestiones desde una perspectiva más gamberra y ligera, y con esta idea en mente creamos el blog, del que Maia García también es cofundadora, y donde participaron varias amigas de nuestra etapa del 15M.
A: Pasado un tiempo, el blog fue quedando en desuso y Maia se marchó de Berlín, pero tanto Sara como yo sentíamos que queríamos seguir hablando de ciertos temas y que el blog ya no nos servía para ello.
S: De hecho, nos hemos dado cuenta de que esta evolución de activismo a colectivo de otra índole se ha producido en muchos lugares en los que se ha vivido el 15M. Podríamos decir que somos las hijas de aquella primera asamblea en la Puerta del Sol.
RD: ¿Por qué el formato podcast? ¿A qué tipo de público queréis llegar con este formato? ¿Os gustaría ampliarlo a otros?
S: Como dijimos antes, el blog nos limitaba, y teníamos ganas de experimentar con otros formatos. Nos planteamos un canal YouTube pero finalmente nos decantamos por un formato más íntimo como es el del podcast. Yo escucho mucho la radio, creo que se genera un espacio de intimidad y reflexión muy particular, sin pantallas, sin imágenes.
A: Yo, además, siempre tuve curiosidad por hacer radio. Recuerdo ir algunos domingos al mediodía a Vallecas a ver a unos colegas hacer un programa de heavy y morirme de envidia. Me parecía muy, muy guay.
S: Respecto a nuestro público, pues son las berlinesas, las inmigrantes, y todas las hijas del coño. Y, por supuesto, todas aquellas personas que se sientan incluidas en ese femenino plural.
A: [risas] teníamos clarísimo que la gente que más empatizaría con nosotras serían inmigrantes feministas hispanohablantes que viven en Berlín. Luego ya, partiendo de esa base, obviamente son muy bienvenidas todas las personas que nos escuchan desde España o Latinoamérica, o alemanes que hablan español, pero el público al que principalmente nos dirigimos es el que menciono.
S: Y por pedir, nos gustaría ampliarlo a todo el planeta, hacernos famosas y tener nuestro propio programa en Radio 3, por pedir que no quede.
RD: ¿Definiríais vuestro podcast como un espacio informativo, de reflexión… una mezcla?
A: Si tuviera que definirlo con una palabra, sería “conversacional”. Me encanta cuando la gente nos dice que escucharlo se siente como oír una conversación entre amigas a través de una ventana. Y, a partir de ahí, dependiendo del tema, del día, de nuestro humor, de la invitada, etc. el programa toma una vertiente más reflexiva, más desenfadada o más experimental.
S: Exacto, no es informativo desde el momento en que hablamos como profanas, no como expertas. Los temas solemos tratarlos desde la experiencia usuaria, por así decirlo. Eso sí, nuestra intención al crear Wohnzimmer fue crear discurso, no queremos ser imparciales, no queremos presentar todos los puntos de vista, esto es intencional. Creo que el discurso mainstream o dominante ya acapara suficiente espacio. Nuestro Wohnzimmer quiere ser un lugar seguro, cómodo y calentito para gente que piensa como nosotras e idealmente para gente que no piensa como nosotras pero está abierta a la reflexión. Tampoco queremos dar respuestas sino plantear interrogantes y dejarlos abiertos. En un mundo binario, del “conmigo o contra mí”, el plantear la duda me parece muy enriquecedor.
A: Estoy de acuerdo, aunque no desestimaría totalmente la posibilidad de, para algún programa concreto, tener a una invitada con quien sepamos que no vamos a estar para nada de acuerdo.
S: Claro, pero dentro de unos límites; o será el programa más escuchado por la pelea que se puede armar [risas].
A: Sí, dar visibilidad a un rollo tipo Ciudadanos, como que no. Otra característica del podcast es el estilo que imponen nuestras formas de hablar: la de Sara, una ametralladora, y la mía, extremadamente pausada. Eso, unido a la de la invitada, con la que intentamos desarrollar una relación horizontal y de complicidad, alejada del formato entrevista, creo que da al podcast un estilo bastante particular.
RD: ¿Qué otros palos tocáis?
A: Como decíamos antes, Wohnzimmer es heredero del blog BITHC y en ese sentido es cierto que los temas que más nos interesan siguen siendo los mismos: relaciones de pareja, vida en Berlín, sexo, feminismo y una visión de la vida que fluctúa entre lo melancólico y lo hedonista.
S: Otra cosa que me parece importante mencionar con respecto a Wohnzimmer es las ganas de experimentar con el propio formato. El programa sobre el acto creativo es un ejemplo de ello, pero aquí y allá vamos dejando pildoritas y, sobre todo, de cara al futuro tenemos algunas ideas que pueden ser interesantes.
A: Seguro que esta experimentación hará que algunas veces nos salgan unos churros importantes, pero nos merece la pena correr el riesgo. Y, además, un fracaso por todo lo alto también puede tener su valor, ¿eh?
RD: Hasta ahora, vuestro podcast solo cuenta con invitadas. ¿Es esto intencional?
S: Ah mira, no nos habíamos dado cuenta. ¿Solo tenemos invitadas? Qué curioso, qué casualidad.
A: Es muy intencional. Ahora Sara te lo explica todo, ya verás.
S: Es adrede, pero no lo explicitamos. Por un lado, como mencionamos anteriormente, nuestro fin es crear discurso y, para ello, nos parece fundamental que las miradas que se reflejan en el programa no sean las imperantes. Por otro lado, jugamos al efecto de tantos y tantos espacios que están copados por hombres y se venden como neutros. Nosotras aspiramos a ser “lo neutro”, así entendemos lo de que el feminismo sea transversal: debe darse por supuesto. Por eso no nos definimos, porque el mainstream no se define. Nosotras tampoco, jugamos a dar por sentado que el mundo es como lo vemos nosotras, sin dar explicaciones.
RD: ¿Os interesa contar la realidad berlinesa, la de una generación…?
A: Desde el momento en el que hablas en primera persona y te desnudas emocionalmente como lo hacemos nosotras en algunos momentos, veo inevitable que ocurra esto.
S: De hecho, en algunas ocasiones tenemos el dilema de hasta dónde desnudarnos, hasta dónde contar. Nos sentimos muy inspiradas por el lema del feminismo radical de “lo personal es político”, pero ¿cuándo empieza lo personal a ser solo personal?
A: [risas], ¿cuándo comienza lo personal a ser brasa? Bromas aparte, creo que hablo por las dos cuando digo que gente como María Llopis o Diana Torres, que se desnudan sin tapujos física y emocionalmente nos parecen de una valentía tremenda y son nuestro modelo a seguir.
S: Exacto, como dice la escritora Rupi Kaur: “En lo más íntimo y privado se encuentra la verdad universal”.
A: Oh, oh, oooohhhh Saaaaraaa, qué maravilla, es exactamente lo que quería transmitir.
S: Gracias, majo. Pero más allá de esto, a mí me interesa muchísimo el relato generacional. Tan descontextualizadas como estamos como inmigrantes, creo que es urgente que tengamos un relato generacional, de cuya carga histórica y política quizá no seamos ahora plenamente conscientes, pero que la veremos en el futuro. Somos las inmigrantes “que se van quedando”, somos una de las muchas voces que construyen esta ciudad y muchas veces por ese sentimiento de paso no nos atrevemos a creernos parte de lo que aquí ocurre.
A: Sí, independientemente del tema del programa, Berlín y nuestra relación con la ciudad está siempre presente. A veces de forma explícita y a veces como telón de fondo, pero siempre ahí, porque no hay otra forma de entender nuestras opiniones.
RD: Habladme de la escena feminista berlinesa, de su evolución a grandes rasgos y de qué queda ahora.
S: La escena feminista en Berlín es inmensa. La cuestión clave aquí bajo mi perspectiva inmigrante es qué podemos aportar nosotras como “descontextualizadas”, viniendo de otros relatos, otras problemáticas y sin terminar de sentirnos aquí legitimadas para opinar y participar plenamente porque siempre hay algo que no entendemos del contexto activista alemán, por no hablar de las dificultades del idioma. Y lo curioso es que, en la lucha feminista, creo que en Alemania tienen mucho que aprender de países del Sur, tanto a nivel europeo como mundial. De España y América Latina, por poner un ejemplo, con la concienciación sobre la violencia de género.
A: Desde hace unos años no estoy metido de forma activa en la organización de eventos políticos, con lo que mi perspectiva se limita a la de espectador, pero desde luego los eventos que me parecen mas cañeros e interesantes son los relacionados con el feminismo negro, que es muy activo en la ciudad. Luego también he podido ir a debates, charlas y talleres muy chulos relacionados con la sexualidad desde una perspectiva queer. Son en base a estos dos ejes en los que se están haciendo las cosas más interesantes con respecto al feminismo en esta ciudad, pero no sé, puede que sea una visión sesgada debido a mis propios intereses.
S: Yo sigo sin encontrar mi sitio en el activismo. Estar mirando constantemente y trabajando por un lugar en el que no vives no me parece que tenga sentido, y sin embargo, en un contexto plenamente alemán tampoco me siento realizada. Es complicado y, la verdad, muy frustrante.
A: Es un tema que Sara y yo hemos hablado muchas veces en privado y que tenemos pendiente tratar en Wohnzimmer en un especial sobre inmigración. Yo, aun llevando siete años en Berlín, me siento vinculadísimo a las iniciativas a nivel de barrio y de ciudad que se han generado en Madrid y, como decía Sara, ese querer y no poder implicarte es muy frustrante.
RD: ¿Podemos los inmigrantes ejercer una verdadera influencia en la sociedad de acogida o es sólo nuestra sensación latinocéntrica?
S: Los inmigrantes ejercemos de facto, y de forma inevitable, una fuerte influencia en la sociedad de llegada. La integración tal y como es concebida en general es una quimera, y eso está más que comprobado. Una sociedad con inmigrantes siempre va a mutar, va a ser más diversa, se va a enriquecer. Solo hay que darse una vuelta por Neukölln: librerías hispanas, galerías de artistas griegos, bares italianos… La impronta de quienes vinimos por la crisis económica de hace unos años es más que tangible. Y este es solo un ejemplo sencillo. En general, cuando se dice que los inmigrantes tienen que integrarse, realmente se les está pidiendo que “desintegren” su identidad y se diluyan en la sociedad sin molestar ni llamar la atención. Eso es imposible, la inmigración es un proceso bidireccional: los inmigrantes cambian, los locales también. La gran cuestión aquí es si las sociedades, cuando aceptan a inmigrantes o refugiados, están dispuestas a renunciar a lo que eran y convertirse en otra cosa, más diversa y rica, en la que los locales también aprenden y evolucionan. Así que sí, tenemos mucho que aportar y de hecho lo hacemos inevitablemente.