Reseña de la novela de Luisa Reyes Retana
Por Beatriz Marmolejo
Luisa Reyes Retana (Ciudad de México, 1979) fue admitida en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en 1998. Al año siguiente sucedió la huelga estudiantil más larga en la historia de la Universidad y tuvo que buscar otra casa de estudios. Así fue como inició su carrera de Derecho. Estudiar leyes era un camino “seguro” para tener una buena vida laboral, contrario a lo que se espera de alguien que estudia filosofía. Sin embargo, en ella siempre vivió el amor por la literatura, así que en su recorrido por el Derecho no dejaba de pensar en formas de escribir ficción. Tras litigar en despachos y trabajar como secretaria de Estudio y Cuenta en la Suprema Corte de Justicia, Luisa finalmente decidió dedicarse por completo a la escritura y renunció a su trabajo para escribir su primera novela, Arde Josefina, merecedora del premio Mauricio Achar, otorgado por Librerías Gandhi y Literatura Random House, en 2017.
En 2019 fue invitada a dirigir el Instituto Cultural de México en Alemania, cargo que ocupó hasta finales de 2021. Luisa vive y trabaja en Berlín, en donde escribe su tercera novela y su primer libro de poesía.
Torreón es una ciudad en el norte de México considerada como un destino gris, estéril y peligroso. Fue fundada hace poco más de un siglo en una comarca lagunera vecina al desierto. De las lagunas, sólo queda el nombre. Es en este escenario en el que se desarrolla Tu lengua en mi boca (Literatura Random House, 2022), la más reciente novela de Reyes Retana.
Torreón, en esta novela, es un destino de esperanza y añoranza, en un ambiente poético, una ciudad llena de posibilidades ocultas que desafían a la aridez del desierto.
La nueva novela de Luisa llega en un momento pertinente en la historia actual del mundo y del país que la vio nacer: México. Y es pertinente porque la violencia contra las mujeres en México es alarmante, pero también es notable la inmensidad de su fuerza como colectividad, los grupos que se unen y gritan por defender los derechos. Al centro de esta novela está esa fuerza colectiva feminista.

El pilar que sostiene la narrativa de Tu lengua en mi boca es la poesía. La autora hizo la selección basándose en poemas que recordaba haber leído en la adolescencia, poemas que había olvidado y que la llevaron a poesía que no conocía, creando un universo más o menos variado y conveniente para la historia. Podemos encontrar lecturas clásicas como Ezra Pound, otras más actuales como Sara Uribe, pero también poemas que la misma Luisa Reyes Retana fue rescatando de sus antiguos escritos poéticos de su propia adolescencia, y que ahora encuentran hogar en las páginas de esta historia. Además, el título hace honor al intercambio poético; es decir, la palabra de la poeta en la boca propia.
Esta segunda novela podría leerse como educación sentimental y al mismo tiempo como iniciación para quienes tienen la vocación de estudiar letras. La historia comienza con una descripción llena de detalle en la que la autora nos introduce al universo de Berta, el personaje principal. Pronto se descubre que Berta cuida de otra mujer: Ligia, su tía lisiada y tuerta. El hilo que parece unirlas es la lectura, pero pronto se descubre que no es el único lazo ni el más fuerte, sino que lo que realmente las une, además de la sangre, es la tragedia ocurrida a su familia en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México: la muerte de todos, salvo la de ellas dos.

Leer este episodio bajo la pluma de Luisa me llevó a preguntarle la razón por la que había situado la historia de Berta y de Ligia en un momento en el que tantas personas sufrieron. Describe al terremoto como “un episodio de gran intimidad entre chilangos”, así como “cosas que se registran en el cuerpo y tocan el timbre de la memoria colectiva”, pero lo que más sorprende es cómo arrastra a estas dos mujeres hasta un lugar en el que pareciera que no se podrán recuperar; sin embargo, empiezan a reconocerse y reinventarse. En la nueva realidad, Ligia depende por completo de los cuidados de su sobrina y Berta está condenada a cuidarla. El temblor le arranca a Berta a la joven e inocente mujer que la habitaba, para convertirla en enfermera de su tía, presa de su nueva situación. Ligia por su parte, va perdiendo la cordura hasta habitar un lugar inaccesible para Berta.
Ligia muere y Berta emprende un viaje en auto hacia el norte del país para dispersar sus cenizas en Zona del Silencio. Esa fue la última cosa que Ligia le pidió y Berta no supo negarse.

Camino al norte, su coche se descompone y el accidente saca al personaje de su ruta y la distrae de su cometido.
Se ve en la necesidad de parar en Torreón, una ciudad que le provoca una terrible desconfianza, para llevar el coche a un taller mecánico. El hombre que la atiende le advierte que las reparaciones tomarán varios días y Berta, resignada, se hospeda en un hotel de paso. Esa noche, sucede algo verdaderamente inesperado: por la ventana rota, Berta escucha a un grupo de mujeres jóvenes leer y discutir poesía entre cervezas y cigarros, en un terreno baldío contiguo. Este acontecimiento le regresa el furioso apetito por la vida y la conecta con sus antiguas ilusiones.
Si el inicio de Tu lengua en mi boca ya es suficientemente impactante, llegar a la parte en que el personaje principal conoce a estas adolescentes, sólo confirma la agilidad creativa de Luisa. Junto con Berta, el lector se enamora de la dinámica de estas adolescentes. Sus sesiones le hacen pensar en un aquelarre en etapa de iniciación.
Berta carga consigo el universo de la brujería gracias a historias que Ligia le compartió en vida sobre la bisabuela española, una mujer a la que según Ligia habían perseguido por bruja. La bisabuela bruja es la primera mujer desaparecida en esta novela.

Tras algunos intentos fallidos, Berta logra acercarse a las adolescentes y poco a poco empieza a formar parte del grupo. Quiere acercarles nueva poesía y nuevas formas de leerla y habitarla. Entre la incertidumbre, la desconfianza, la curiosidad, y los beneficios de una nueva proovedora de cervezas, las muchachas poco a poco la aceptan.
Luisa nos presenta a cuatro jóvenes, cada una con una personalidad y una vida propia, que tienen en común un contexto violento: el de la pobreza. Las jóvenes de esta historia se ven acorraladas por los peligros de los hombres a su alrededor, hermanos, novios, padres.
La autora explora un mundo utópico en donde las adolescentes y Berta crean un vínculo a través de la poesía. Un espacio propio que habitan cuando están juntas y la poesía las acompaña. Este hogar permeable a ratos se ve amenazado por el contexto social.

Berta eventualmente cumple su cometido y lleva las cenizas de Ligia a la Zona del Silencio. Este acto simbólico confirma su vocación como procuradora poética de las muchachas, que han bautizado su club con el nombre M45.
Una virtud que encontramos en la literatura de Luisa es que los universos que ha creado tanto en Arde Josefina como en Tu lengua en mi boca son totalmente distintos. No existe una misma voz narrativa, tampoco un mismo tema central. Cada una está construida bajo sus propias reglas.
En su primera novela vemos una narración tipo espejo, que se va desdoblando entre el pasado y el presente, donde la narradora es una niña y mujer respectivamente en capítulos pares y nones. La segunda novela, sin embargo, es una novela de formación con un narrador omnisciente que captura la perspectiva de cinco mujeres de distintos contextos, edades y habilidades, unidas por el deseo de libertad.
Tal como Luisa afirma, cada universo es único. No tiene la intención de desarrollar un estilo autoral identificable, sino que busca dar una voz narrativa única y propia a cada historia.
Tu lengua en mi boca es ideal para cualquier persona curiosa por el mundo de las letras, la amistad, la sororidad, la sexualidad, el sarcasmo y la poesía. Para Reyes Retana, esta novela es una lectura de una posible utopía. Se pronuncia radicalmente del lado de las adolescentes.


Un comentario sobre “Tu lengua en mi boca, y su educación sentimental”