Cantando a las poetas del 27

El viernes 21 de abril, en el salón de actos del Instituto Cervantes de Berlín la poeta y compositora Sheila Blanco ofreció parte de su disco Cantando a las poetas del 27. El evento fue organizado por el Instituto Cervantes de Berlín y la Oficina de Cultura y Ciencia de la Embajada de España en Alemania.

Se trata de seis poemas musicalizados de otras tantas autoras españolas nacidas a principios del siglo XX y que compartieron, la mayoría de ellas, el entorno literario, social y editorial de los llamados, en la literatura de España, poetas del 27. En la página del disco, y en este artículo, nos explica Sheila quiénes son ellas, qué le ha inspirado de los poemas que ha elegido, y por qué los ha elegido. Son voces de mujeres que compartieron las esperanzas, las tensiones sociales, educativas y literarias de los hombres que salen en los libros de texto de las escuelas, pero cuyos nombres pocas veces se escriben al lado de los de los varones.

¿Puedes presentarte como artista?

Me llamo Sheila Blanco y soy cantante y compositora. También soy periodista y me encuentro cómoda bajo la etiqueta de divulgadora que recientemente me han sugerido.

¿Qué es la voz para ti, más allá del tópico de que es el principal instrumento musical humano?

Es una herramienta maravillosa de comunicación.

¿Estableces alguna relación entre tu concepto de la voz, hablada o cantada, y la metáfora de la voz poética de una poeta?

En realidad tiene una relación directa con el término pero su significado va por otros derroteros. La voz poética de un poeta creo que de refiere más a su sentir, su estilo, su personalidad y su sensibilidad.

¿Qué ha quedado del humor a los clásicos de tus primeros pasos, y de la ironía de algunos temas sobre la actualidad nacional, en lo que haces actualmente?

Aquello fue una colaboración junto a mi querido Toni Martínez, un auténtico experto en humor y actualidad, es mi jefe en Cadena Ser donde colaboro semanalmente en el programa vespertino La Ventana. Él es la cabeza pensante que ideó y llevó al éxito a Los guiñoles del extinto Canal + en España. Pero yo no me considero cómica aunque sí me gusta jugar con el humor de vez en cuando y está presente en otros de mis proyectos, como los Bioclassics, no así en este de las poetas del 27.

¿Separas tu labor de coach y tu labor artística?

Sí. De hecho los últimos dos años ya he abandonado ese trabajo porque estoy más centrada en mi labor artística. Pero me gusta mucho la pedagogía musical y obviamente ambas disciplinas se retroalimentan en mí.

Sheila Blanco en el Instituto Cervantes de Berlín. Abril de 2023

Coincidimos contigo en la reivindicación de voces poéticas no suficientemente valoradas, como las de la generación del 27, ¿qué propondrías desde las instituciones para que reciban un mayor reconocimiento entre la población?

Un proyecto de Ley para que los libros de texto de las nuevas generaciones recojan también a estas mujeres. En realidad habría que extenderlo a todas las disciplinas que los jóvenes estudian.

¿Establecerías, como se ha hecho en Berlín, que todas las nuevas calles lleven nombres de mujeres poetas hasta alcanzar el mismo número que el de poetas hombres?

Sí. Es una idea estupenda. España está llena de nombres de calles y plazas masculinos. Simbólicamente es importantísimo que las mujeres también estén ahí.

El grupo de poetas mujeres de la Generación del 27, ¿tienen algún rasgo común como para agruparlas en una generación como se hizo con los hombres? ¿Hay temas comunes?

Algunas sí, tienen temáticas parecidas e incluso estilos pero otras no. Aunque yo las aúno pensando en su generación.

¿Crees que esas voces femeninas influyen en las mujeres poetas actuales?

No lo sé. Creo que no las hemos leído demasiado. Supongo que depende de cada poeta actual. Habría que hablar de ejemplos concretos. En general creo que hemos crecido huérfanas de referentes femeninos de esta generación.

A la hora de musicalizar sus poemas, ¿cómo influye la musicalización que han realizado artistas como Viglietti con Benedetti, Amancio Prada con San Juan de la Cruz, Paco Ibáñez con Alberti, o Enrique Morente también con San Juan de la Cruz?

Mucho. En mi casa se escuchaba mucho Paco Ibáñez, Amancio Prada, Joan Manuel Serrat… Sin duda ellos son mis referentes.

Sheila Blanco en Berlín. Abril de 2023

¿Es tan importante la fase previa de investigación para encontrar la música más adecuada a cada texto?

Depende de cada músico. Para mí es vital. Necesito conocer la poesía, la trayectoria y el entorno para sentir que llego a comprender mejor el poema que en realidad es lo que más importa.

¿Por qué no hay más mujeres compositoras musicalizando poemas de mujeres poetas?

Sí las hay. Irene Fonseca, una cantautora de Santander, lleva años musicalizando poemas de mujeres, también de esta generación. La cantautora Ana Cuenca tiene una obra de teatro musical infantil fantástica sobre Gloria Fuertes. Sílvia Pérez Cruz canta a Ana María Moix en su penúltimo disco y a Idea Vilariño en el último. Estoy segura de que hay muchas más aunque no las conozca. Quizás no son tan populares sus trabajos como los de ellos y eso también da qué pensar.

¿Te atreverías con los poemas de mujeres poetas actuales contemporáneas tuyas?

Sí, pero de momento me interesa más el componente de recuperación de una voz que ya no está.

¿Qué vas a hacer en el Instituto Cervantes de Berlín el próximo 16 de abril?

Voy a ofrecer un concierto sobre un puñado de estas poetas que están en mi disco. Por razones de tiempo se han quedado fuera de la lista de temas Pilar de Valderrama, Ernestina de Champourcín y Rosalía de Castro, poeta del siglo XIX y referente de género para estas poetas. Hago una pequeña contextualización de la poeta y del poema y cuanto algún detalle sobre la música que he compuesto.

¿Desde cuándo y cómo has preparado los temas que vas a interpretar?

Llevo tiempo tocando estos temas y es bonito sentir cómo el directo muta y no hay dos conciertos iguales. 

¿Qué te ha guiado en la selección de las poetas y de los poemas?

Enamorarme a primera lectura… Leí varias antologías y poemarios completos. Me gusta ir en busca de algo que me atrape. Es como si el poema me eligiera a mí un poco.

Has dado conciertos tanto en Europa como en América, por ejemplo el año pasado estuviste en Colombia, ¿qué recepción esperas recibir en Berlín?

Espero que la gente conecte con ellas, con los poemas y las música que he creado para cada uno. El resultado de los conciertos, las sensaciones vividas dependen muchísimo de esa conexión del público.

¿Cómo vivían ellas su labor de poetas?

Depende. La mayoría tenía que asumir también su lugar como madre de familia y cuidadora del hogar. Algunas fueron muy prolíficas y publicaron a lo largo de sus carreras usualmente. Otras escribieron más de lo que publicaron y tienen obra inédita.

¿Eran conscientes de su posición frente a los hombres poetas?

Yo creo que sí. Algunas eran más abnegadas y otras más contestatarias y deseaban una sociedad y un trato más igualitario.

¿Eran conscientes de ser una generación?

Yo creo que sí.

¿Eran capaces de generar un aparato crítico en torno a su producción, como hacían los poetas hombres?

Estoy segura de que también en muchos casos lo que pasa es que se las ninguneaba continuamente. Debe ser agotador y desesperante ser tan buena poeta como cualquier hombre y que no juzguen tu trabajo por tu talento sino por tu género. Como si la poesía tuviera sexo. Es tan absurdo…

Gracias, Sheila, por tus respuestas y sobre todo por este recital. Espero que entre todas y todos podamos restituir al menos algo de lo que ellas merecen. Y sobre todo, que vaya muy bien el recital.

Gracias a vosotros.


Debo reconocer mi desconocimiento inicial de muchas de las mujeres poetas que he descubierto gracias al recital del viernes. Es lo que me llevó a realizar esta modesta y breve búsqueda. Yo lo tenía más fácil, porque la selección me la dio Sheila, pero creo que el asombro puede haber sido parecido. Así, guiado por la lista de las obras y las autoras que componen el recital del viernes, me puse a buscar a esas mujeres. Esta segunda parte del artículo es el resultado de esa búsqueda, que intenta completar lo que la propia cantante nos quiera contar. Espero que contribuya a conocer y entender mejor a estas mujeres, y a disfrutar más de la propuesta de Sheila Blanco.

Este es el programa del recital:

  • Obra: Pétalos quiero besarte la risa
  • Autora: Josefina Romo Arregui
  • Obra: Nadadora
  • Autora: Concha Méndez
  • Obra: Roja toda roja
  • Autora: Elisabeth Mulder
  • Obra: Por la verde, verde oliva
  • Autora: Margarita Ferreras
  • Obra: Amor
  • Autora: Dolores Catarineu
  • Obra: En la tierra de nadie
  • Autora: Carmen Conde
Josefina Romo presentada por Sheila Blanco. Berlín, abril de 2023

Josefina aparece en sus biografías con un perfil académico. Estudió en la Universidad Central de Madrid y fue catedrática de Lengua y Literatura españolas. Fue profesora de autores como Carlos Bousoño o Lázaro Carreter, a su vez maestro de maestros. También tuvo una participación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pero los textos discrepan en parte, uno dice que colaboraba en el CSIC, otro apunta que trabajaba allí “por la tardes”, como si fuera algo secundario. Fundó antes de la guerra una efímera revista, y las biografías no esclarecen su vinculación personal con las autoras y autores de su momento. Después de la guerra se quedó en España y dirigió la empresa familiar dedicada a la edición de libros, entre ellos títulos de poesía, con lo que colaboró con Carmen Conde. Más tarde, en los años cincuenta, sí acabó marchándose de su país para desarrollar ese perfil académico en los Estados Unidos, donde se vinculó estrechamente con la comunidad literaria puertorriqueña de Nueva York, y tampoco en esto se ponen de acuerdo sus biografías, en unos casos se dice que salió becada, en otro que huyó de España, El reconocimiento de esa labor se puede ver en la placa que el ayuntamiento de Madrid puso en la casa donde residió.

Tres aspectos quiero destacar de su biografía, porque algunos serán comunes con otras autoras seleccionadas. En primer lugar, publica su primer libro con tan solo 16 años. En segundo lugar, es una autora formada en la literatura, académica y crítica. En tercer lugar, está igualmente vinculada al ámbito editorial, aunque esta labor la desarrolló más después de la guerra, pero dado que se trataba de una empresa familiar, ya durante su época de juventud pudo beneficiarse de esta posición, si bien es verdad que el mundo editorial de los años veinte y treinta en España no es comparable al actual. En definitiva, estaba en el centro de la intelectualidad de su época desde distintos puntos de vista, y esto desde muy temprano.

Su poesía no es especialmente rompedora, pero sí comparte con los autores de su momento el gusto por la tradición popular del romancero. Carmen Conde la incluye en su antología de 1954.

Retrato de Josefina, de
Manuel León Astruc, 1889-1964
QUIERO BESARTE LA RISA 

Quiero besarte la risa 
y sus notas cristalinas; 
colgándome de los labios 
parecerán campanillas; 
quiero besarte la luz 
que brota de tus pupilas. 
¿Cómo será fría o cálida? 
¿Lo mismo que cuándo miras? 
Sueño mi beso estuviera 
lejos del radio en que gira 
lo que es, pues yo quisiera 
bajo la noche tranquila 
besarte lo que ninguno 
hasta hoy te besaría.

Incluido en la sección Pátalos de su poemario La peregrinación inmóvil de 1932.

Concha Méndez presentada por Sheila Blanco. Berlín, abril de 2023

Concha aparece en sus biografías con un perfil vitalista, independiente, individual, contestatario, con una clara conciencia del papel de las mujeres en el modelo social que los intelectuales de la época estaban debatiendo. Aunque procedía de una familia adinerada, lo que le permitió conocer a su primer novio, Luis Buñuel -esto le dio acceso al mundo de la vanguardia de Madrid-, decidió seguir una trayectoria no fijada por los condicionamientos familiares e independizarse de ese mundo. Mujer adelantada a su época entre las más adelantadas de sus contemporáneas, viajó sola a Buenos Aires, y formó parte activa del proceso transformador de la cultura española de los años veinte y treinta. La muestra más destacada de esa participación fue probablemente a través de la imprenta La Verónica, creada junto a su marido el también poeta Manuel Altolaguirre, y donde se publicaron libros de prácticamente todos los miembros varones de la generación, y también de algunas mujeres, en ellos los suyos propios, lógicamente.

No solo era muy consciente del papel de las mujeres en la nueva sociedad, del poder y capacidad que debían para alcanzar su liberación de las reglas sociales que las mantenían en un segundo plano -muestra de ello fue su participación en el Lyceum Club Femenino que dirigía María de Maeztu, desde mi punto de vista algo elitista-, sino también de la necesidad de crear un relato coherente del desarrollo de la poesía que se estaba fraguando en ese momento. Cuando Gerardo Diego publicó la primera antología de poetas en 1931, no incluyó a ninguna mujer, y Concha se lo reprochó -en sus memorias llega a decir que Gerardo no le caía bien-, y quizá por eso en la segunda edición de 1934 aparecieron ya dos mujeres, Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcín.

De la biografía de Concha me gustaría destacar, aparte de su espíritu independiente, esa conciencia de los procesos de cambio en la cultura y en la sociedad que se estaban viviendo en la España de los años veinte y treinta para los que ella reservaba un lugar muy central a las mujeres que se organizaban, que rompían reglas limitadoras, y que representaban símbolos para oras mujeres. También quiero resaltar que de alguna manera se convirtió en la memoria de esa generación de mujeres, pues al final de su vida grabó sus recuerdos que luego su nieta transcribiría. Me gustaría añadir que le faltó, quizá, algo que aportaría una de sus amigas, Carmen Conde, pero seguramente no estaba en su espíritu individualista.

Su poesía -la de esa época- es como ella, vitalista, rompedora, enérgica. Refleja lo que era ella y los influjos de su momento, incorporando claros elementos autobiográficos: era una gran nadadora.

NADADORA 

Mis brazos: 
los remos. 

La quilla: 
mi cuerpo. 
Timón: 
mi pensamiento. 

(Si fuera sirena, 
mis cantos 
serían mis versos.)

Incluido en su poemario Inquietudes de 1926.

Elisabeth Mulder presentada por Sheila Blanco. Berlín, abril de 2023

Elisabeth nos ofrece, o al menos así aparece en sus biografías, un perfil que no encuentra ajuste en el movimiento social, cultural, intelectual, literario, que se estaba dando en la capital del país. De hecho, el primer elemento ya empieza a descubrir esa periferia: pasó casi toda su vida adulta en Barcelona, lo que hizo que apenas tuviera contacto con lo que podríamos llamar el entente Madrid-Sevilla. Su figura es la más extraña a los rasgos que parecen distinguir a las otras poetas presentes en el recital. Otro hecho diferenciador era la procedencia aristocrática de la familia de su padre, que le daba a la familia un carácter multicultural, multilingüísitica y multinacional. Todo ellos explica que su labor como traductora fuera casi tan importante como su labor literaria, la cual se centró más en la narrativa que en la poesía. Comparte con Josefina la temprana edad con la que recibió un primero de poesía, a los 15 años, y que a esa edad ya estuviera colaborando con periódicos de Barcelona en la sección literaria escribiendo sobre autores europeos.

Cuando uno consulta su biografía en la página de la Academia de la Historia, ve que aparece catalogada en primera instancia como “políglota”. Una reducción interesante que, aunque injusta, sí destaca ese rasgo que no compartían las restantes mujeres de la época, y que nos la acerca a nosotros, pues refleja una vinculación a Europa, y no a Hispanoamérica, como era lo habitual. Por otro lado, es difícil catalogarla de algo, aunque podríamos decir que fue más narradora que poeta. La anécdota del presidente Azaña mandando buscar en Barcelona una de sus primeras novelas antes de salir al exilio nos confirma que en su época ya fue una autora conocida y reconocida. En su papel de narradora, de hecho, no solo escribió novelas, sino también cuentos, lo que me ha sorprendido.

Finalmente me gustaría destacar de su biografía dos hechos: se casó con 17 años con un abogado de la alta burguesía barcelonesa -de hecho vivieron en la avenida Bonanova, donde estaban las mansiones de las grandes familias industriales-, y no se volvió a casar al enviudar de él; mantuvo una relación con la deportista y escritora Ana María Martínez Sagi. Cuando la madre de Sagi tuvo conocimiento de ello les obligó a romper.

Su poesía -la de ese momento- no se vincula a los maestros alabados del momento que ejercían de vates y mentores en la capital del país, sino a autores europeos. También lo hace su narrativa. Parece dejar traslucir una tensión interna que se expresa a través de la palabra, de la que hasta el mismo marido debía ser consciente, pues, por lo que he leído, hizo todo lo posible por que el libro no viera la luz.

ROJA, TODA ROJA… 

Roja, toda roja vi siempre la vida; 
como una inmensa hoguera 
donde quemaba bien 
mi pobre corazón, rojo también. 

Todo rojo el camino, 
todo rojo el sendero 
a seguir 
y el día a vivir. 
y rojo el mundo entero. 
Rojo de amor, 
y de dolor 
y de horror… 

En ese vasto incendio 
(brasa, flama, carbunclo), 
que todo centelleante apareció, 
en esa luminaria, 
¿qué había de ser yo, 
alma furtiva 
y temeraria?
¿qué habría de ser yo 
sino una llama viva?

Incluido en su poemario Sinfonía en rojo de 1929.

Margarita Ferreras presentada por Sheila Blanco. Berlín, abril de 2023

Margarita nació en un pueblo de Palencia y todas las biografías consultadas dejan claro la indefinición de dónde y cuándo murió. El perfil que nos transmiten es el de una vida desgraciada, el de una personalidad desequilibrada. Fue huérfana muy pronto, y ella y su madre se trasladaron a Madrid, donde tenían familia. Intentó ser actriz, y fracasó; intentó ser amante de un aristócrata emparentado con el rey de ese momento y de apellido alemán, y fracasó; intentó ser poeta, y quizá también en esto fracasó, porque su mente le hizo una mala pasada, pasó por un hospital psiquiátrico y Altolaguirre la descubre al principio de la guerra desquiciada y perdida en una Valencia que se aboca irremediablemente a la derrota definitiva. Como la propia Margarita.

Sorprende que fuera miembro del Lyceum Club Femenino dado que al club pertenecían mujeres de la élite madrileña. Me pregunto si llegó allí gracias a su vinculación familiar con un político, no lo sé, pero a priori no parecía que encajaba con el ambiente de la asociación si uno consulta la lista de mujeres que lo integraban.

Escribió un único libro de poemas, del que se resalta siempre su primera parte por su intenso erotismo. Tengo la sensación de que el calificativo no es acertado: lo que Margarita presenta en el libro es el paroxismo desbordante e incontrolable de la experiencia sexual. Se dice en algunos sitios que su poesía tiene un carácter surrealista. Si se tratara de una vinculación real con el movimiento francés, se justificaría más la interpretación sexual de su poesía y no tan solo erótica. Me atrevo a pensar que ese carácter le viene dado por su propia experiencia mental. El poema que elige Sheila presenta, en todo caso, un ambiente onírico más vinculado al poeta de Granada (doblemente, además porque es un romance), que a los parisinos indagadores del inconsciente y de la asociación libre.

POR LA VERDE, VERDE OLIVA 

Por la verde, verde oliva 
y el verde, verde limón, 
llegaron los ojos negros 
que te embrujaron de amor. 

Por la verde, verde oliva 
y el verde, verde limón. 

La sombra color cuchillo 
que da el arco de una puerta 
cobijaba a una mujer 
en largas horas de espera. 
El cielo es azul añil 
de pincelada violenta, 
mientras la cal en el patio 
de blancura reverbera. 
La calle arriba y abajo 
la blanca Muerte pasea 
con la guadaña en el hombro 
y en la boca una azucena. 

Por la verde, verde oliva 
y el verde, verde limón, 
se acercan los ojos negros 
con un hechizo de amor. 

Por la verde, verde oliva 
y el verde, verde limón. 

Llega y abraza con furia 
a la mujer deseada 
y le da en el corazón 
el hielo de las entrañas. 
Los martillazos del pecho 
la van poniendo amarilla, 
las piernas se le desmayan 
y le amarga la saliva. 
Enroscándose ella misma 
el cuerpo de la culebra, 
dice con voz de martirio 
y al mismo tiempo de entrega. 
Yo he visto unos ojos negros 
en una cara morena, 
si no han de ser para mí 
que se los coma la tierra. 

Por la verde, verde oliva 
y el verde, verde limón, 
ya se van los ojos negros 
arrastrando un corazón. 

Por la verde, verde oliva 
y el verde, verde limón.

Incluido en el poemario Pez en la tierra de 1932.

Dolores Catarinéu presentada por Sheila Blanco. Berlín, abril de 2023

Dolores también venía, por lo que dicen sus biografías, de una familia rica. De nuevo estamos hasta un perfil que no casa con lo que siempre hemos leído de la generación del 27. Su opción literaria pasaba por su origen social, así que se vinculó al grupo más conservador del panorama literaria de la república española, cuyos integrantes acabarían integrando, en parte, las filas de la Falange. Tanto que llegó a componer una elegía a Primo de Rivera. Después de la guerra se casó con un pintor alemán que no aparece en la Wikipedia, y vivió un tiempo en la Guinea española antes de su independencia.

Curiosamente uno de sus libros de esos años, Los crepúsculos (1936), salió de la imprenta de Concha Méndez y su marido, La Verónica.

Su poesía tiene que ver con el romanticismo español, movimiento que reivindicaban los integrantes del grupo “Los jóvenes y el arte”, y que tanto predicamento tendría después de la guerra (si muchos españoles conocemos de memoria La Canción del pirata, antes que otros poemas muy superiores, es por ellos), pero también tiene que ver con el gran mentor de la época, el poeta de Moguer, del que casi todas bebieron. Todos los textos hablan de la abundancia de exclamaciones e interrogaciones retóricas presente en los poemas de Dolores.

AMOR 

¡Cómo quise tu boca, 
granada abierta, 
que en las noches 
de estío de amor 
me llena! 

¿Cómo lloran las sombras 
de las veredas, 
qué cauces más amargos 
dejan! 

En fragmentos la luna 
se mete en las ventanas 
entreabiertas, 
y manos de fulgores 
las cierran. 

En las praderas bailan 
blancas estrellas. 
¡Cómo quiero tu boca 
cuando te alejas!

Incluido en su poemario Amor, sueño, vida de 1936.

Carmen Conde presentada por Sheila Blanco. Berlín, abril de 2023

Carmen tiene el perfil que, para mí, más sobresale en el grupo compuesto por Sheila. Una mujer verdaderamente admirable por muchos motivos, con quien personalmente más empatizo por su labor educativa. Nacida y formada en Cartagena, nunca perdió el vínculo con su ciudad natal, hasta el punto de ceder todos sus fondos a esa ciudad, donde se constituyó la fundación que lleva su nombre y el de su esposo. Además de escribir sin descanso, fundó la Universidad Popular de Cartagena, y después de la guerra no quiso exiliarse, sino que vivió un tiempo escondida hasta que pudo volver a la luz después de dos juicios. Fue la primera mujer en ocupar una silla en la Real Academia de la lengua, el de la letra K.

En mi opinión es la más injustamente invisibilizada durante buena parte de su vida. Lo que más quiero destacar es su valentía, y a lo que añado su fuerza para vivir en la contradicción, la que se generaba a resultas del choque que le provocaba una España tan alejada no solo de sus principios morales y educativos, sino sobre todo de su vida afectiva. No tiene la actitud resuelta, vitalista, rebelde de Concha, pero sí tuvo, hasta el final de la guerra, una actitud revolucionaria: quería cambiar el mundo de las mujeres a través de la educación.

Pero es que además, nunca dejó de escribir. Su producción es portentosamente amplia y extensa.

Pero es que además, nunca dejó de ser fiel a su amor, el que debía de sentir por su marido y compañero en el afán educativo; el que sabemos que sintió por la inspiradora de su poesía, Amanda Junquera, un amor que evidentemente no podía manifestar en público.

La elección de Sheila, en este caso, no corresponde al mismo periodo de las anteriores voces, sino que es bastante posterior.

EN LA TIERRA DE NADIE 

En la tierra de nadie, sobre el polvo 
que pisan los que van y los que vienen, 
he plantado mi tienda sin amparo 
y contemplo si van como si vuelven. 

Unos dicen que soy de los que van, 
aunque estoy descansando del camino. 
Otros «saben» que vuelvo, aunque me calle; 
y mi ruta más cierta yo no digo. 

Intenté demostrar que a donde voy 
es a mí, sólo a mí, para tenerme. 
Y sonríen al oír, porque ellos todos 
son la gente que va, pero que vuelve. 

Escuchadme una vez: ya no me importan 
los caminos de aquí, que tanto valen. 
Porque anduve una vez, ya me he parado 
para ahincarme en la tierra que es de nadie.

Incluido en su poemario homónimo En la tierra de nadie de 1960.

Reflexión final

Parafraseando lo que dicen que dijo cierta vez George Orwell, “La historia la escriben lo vencedores”, me pregunto: ¿quién escribe la historia de la literatura? En concreto, la historia de la literatura que se enseña en las escuelas. ¿Quién y cómo, en este caso, construye el relato de lo que pasó, relato que nos lleva a establecer lo que vale y lo que merece la pena que se tenga en cuenta? Cualquier movimiento intelectual es complejo y la decisión de un antologista se inscribe en su momento en vinculación con los otros agentes del proceso, mucho más en una época tan intensa y tan activa como la España de los años veinte y treinta previa a la guerra. Como señalábamos más arriba, la primera antología de poetas del 27 no tuvo en cuenta a las mujeres que junto a los hombres escribían poesía. La primera antología de mujeres es la de Carmen Conde a principios de los años cincuenta del siglo XX, y tiene que empezar el año 1939. La siguiente es ya la de Pepa Merlo en 2010, y tiene un título -extraído del libro de Margarita Ferreras- muy expresivo: Peces en la tierra. De ahí pasamos al revelador reportaje de 2015 Las Sinsombrero, en el que se describe hasta qué punto pasó lo mismo con las que pintaban, las que hacía escultura, o teatro, o filosofía, o política, o pedagogía. ¿Cómo se explica? Está claro que hubo una intención por parte de algunos escritores contemporáneos de no hablar de ellas, de no reconocerles el poder que estaban adquiriendo, pero dado que había espacios de encuentro de mujeres como el Lyceum Club Femenino o la Residencia de Señoritas, además de los espacios mixtos como la Alianza de escritores antifascistas, y teniendo en cuenta que mujeres como Josefina estaban vinculadas al ámbito académico, y otras como Concha a la edición y distribución de libros, no se entiende que no iniciaran ellas mismas procesos para construir ese relato de las mujeres incursionando en los ámbitos de la cultura, la ciencia, la filosofía o la política que antes estaban reservados a los hombres. Disponían, de hecho, de un ejemplo en el movimiento sufragista inglés, del que eran conocedoras. En resumen, había ciertas condiciones que permitían que surgiera un aparato crítico que diera imagen a las mujeres que estaban participando del proceso. ¿Por qué no lo hicieron en su momento?

Cuadro de las mujeres presentes en el reportaje Las Sinsombreo (2015).

Cuadro de las mujeres presentes en la antología de Pepa Merlo Peces en la tierra (2010)


De la imagen de portada: ©Vanesa Álvarez


Haz clic en la imagen para acceder a las imágenes del concierto.
Revista Desbandada

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