Mujeres de África en lucha por su integridad física: la interacción de la artista española Pilar Millán con la realidad de ablación femenina en el África subsahariana a través del mito de “El Termitero”. Su relato en contra de esta práctica ancestral, su apoyo a las mujeres africanas que luchan por liberarse de su atadura.
Nos pusimos en contacto con Pilar cuando Galaxia Gutenberg nos comentó que Monika Zgustova estaba preparando un libro sobre la vida de Milena Jesenská, quien murió en el campo de concentración de Ravensbrück, del que próximamente publicaremos un artículo. Así supimos que la artista española Pilar Millán estaba visitando el campo pensando en desarrollar su propio proyecto, y que las dos estaban intercambiándose información. De ahí surgió la idea de una entrevista en la que apareció, de pronto, el relato que aquí presentamos, el de la violencia contra la mujer africana, el del trabajo de Pilar con mujeres de países al sur del Sáhara que han sufrido esa violencia y luchan contra su perpetuación. Este es su estremecedor y al mismo tiempo esperanzador testimonio. Un testimonio que muestra, quizá, un modo acercamiento entre continentes sin sombra de neocolonialismo y lleno de profundos respeto y comprensión.
Buenas tardes. Estamos aquí en Berlín-Schöneberg con Pilar Millán. Vamos a hablar de su experiencia con las mujeres del Sahel. Antes de eso, ¿podrías presentarte?
Claro, ¡encantada! Gracias por la oportunidad. Un placer estar aquí tomando contigo un té con jengibre una mañana que ha amanecido nevada en Berlín. Me presentaría como Pilar Millán, artista visual residente en Berlín aunque vivo entre el sur de España y Berlín. Soy de Cádiz. Depende del momento y del trabajo, estoy en un sitio o en otro. Estudié Bellas Artes en la Universidad de Sevilla un poco tarde, después de hacer psicología, y me especialicé en pintura. Sentía como una inquietud, algo imparable, y salió por ahí….
Y te defines como artista visual ¿Eso qué significa hoy en día?
Que trabajas con elementos que se pueden apreciar fundamentalmente con la vista (pintura, fotografía o vídeo por ejemplo) a partir de relacionar ideas, emociones que además pueden ser elementos interdisciplinares como en mi caso, que también trabajo con audios, por ejemplo. Y bueno, al final acaban poniéndote la etiqueta. Al principio de mi carrera empecé siendo pintora en el sentido de trabajar con lo que es papel, lienzo, pintura, etc., siempre cargando con papeles y acuarelas a todos los viajes que hacía por todo el mundo. Llevar el material encima ha supuesto para mí una necesidad: estar viajando y de pronto sentirme bien acompañada: “aquí llevo algo para pintar”. Continuamente tomaba apuntes, en cuadernos de viajes. A veces no era posible pintar pero tienes la cámara al lado. Si lo que te está llamando la atención es un movimiento, tienes que hacer un vídeo. En el momento que existe la posibilidad de expresarte de una manera o de otra, eliges lo más adecuando con el concepto del proyecto.
¿Qué vinculación tienes con Berlín y con la cultura alemana como artista?
El arte alemán siempre lo he admirado. No solo el arte, todo su desarrollo cultural: desde la ilustración como manifestación cultural, por ejemplo, o la música clásica alemana desde el barroco.
En tu caso hay un acercamiento también personal, no solo intelectual.
Absolutamente. Primero vine por un proyecto artístico que no salió, y en ese tiempo conocí a Franz, mi pareja.
Los artistas hispanohablantes en Berlín, no hablan en español entre sí, es algo que se dijo en la librería Andenbuch en el encuentro que organizamos el año pasado. Decían que no hay artistas hispanos, mientras sí hay escritores en torno al idioma. Pero los artistas no se definen en torno al idioma. ¿Es verdad?
Es cierto. Generalmente trabajo en inglés y un poco en alemán; en español tan solo he participado en Berlín en un proyecto en el que los otros compañeros eran todos latinoamericanos y yo la única artista española. Nos unía el trabajar con conceptos como la ecología y la decolonización. Partía de un proyecto que expuse en el Real Jardín Botánico de Madrid en 2021, La Simetría de los Encuentros, y que nace del encuentro entre Alexander von Humboldt y el científico gaditano Celestino José Mutis en Santa Fé de Bogotá en 1801. Me interesaba también como ejemplo de conexión entre el arte y la ciencia, entre Alemania y España, pasando necesariamente por la interconexión económica y científica con Latinoamérica como formación de un conocimiento de sesgo desgraciadamente todavía marcado por Occidente.
Hace tiempo hubo una exposición organizada por una española, Vanesa Peña Alarcón, a partir de una residencia artística, de la que hicimos en Desbandada un pequeño reportaje. Giraba en torno a este tema de la decolonización. Antes me hablabas un poco de tus viajes a África.
He viajado muchas veces al África Subsahariana pero los últimos no los llamaría “viajes”, sino estancias. En ellas siempre trabajé con mujeres africanas. Concretamente uno de ellos sí tiene relación con lo que estoy haciendo en Ravensbrück porque la motivación de base es el tema de la violencia contra la mujer. Es algo que siempre me ha preocupado, de una manera u otra está latente en mis proyectos. Como preocupación y brutal realidad creo que nuestra sociedad debería hacerse eco. En mi caso, desde el campo del arte contemporáneo que es donde trabajo.
¿Lo hiciste en África, o fue con mujeres africanas?

Vamos a ver. Este proyecto en concreto comienza en África pintando sobre papel de gran formato porque estaba inmersa en el estudio de la cosmogonía mística animista en la zona del Sur del Sáhara, centrada en sus tres elementos: agua, tierra y fuego. Trabajaba con la simbología de los elementos en tres series de pintura: Femmes des eaux, Femmes de sable y Femmes du feu (Mujeres de agua, Mujeres de arena, Mujeres de fuego). Más tarde incorporé la serie de Femmes des cendres (Mujeres de ceniza). Son obras bastante abstractas, sus figuras están compuestas por líneas y manchas marcadas por un color asociado a cada elemento. Desde la perspectiva del 2023 se aprecia claramente la evolución de la pintura que hacía entonces cuando terminé la carrera: el formato se ha ido agrandando y las figuras se han ido haciendo cada vez más abstractas. También trabajé en paralelo una serie sobre el concepto de vasija y su relación con los elementos, ya que la vasija es el símbolo de mujer en aquellos territorios.
¿De qué territorios estás hablando?
Mali, Senegal, Gambia. Años más tarde trabajé al otro lado del Sáhara: estuve en Argelia en los Campamentos de los Refugiados Saharauis.
Es toda la franja inmediatamente al sur del Sáhara.
Exactamente. Es una zona interesantísima donde estoy deseando ir, pero volver, sin embargo según a qué territorios ahora no se puede llegar por la ocupación del terrorismo donde la mujer soporta la peor parte. Y no solo en las zonas bajo influencia terrorista, las que soportan el peso del continente en sus hombros son las mujeres. De ahí centrarme en la vasija como símbolo de la mujer en cuanto a capacidad regenerativa, de vida, de transportar los alimentos, el agua… Vivía entonces en Barcelona. Estaba trabajando en este proyecto de vuelta de África, y de repente un día en el estudio me pregunto: he ido a África, he estado hablando con comunidades, he trabajado con ellas, pero ¿dónde están las mujeres africanas aquí en Catalunya?
Te hiciste una pregunta ética, no una pregunta artística.
Sí. No lo había pensado así hasta ahora que me lo haces notar, ¡gracias!
Porque ellas sí estaban allí a través de las imágenes que estabas generando.
Claro, pero las reales, las mujeres reales, ¿dónde estaban, que apenas se veían en la calle? Te encontrabas con muchos hombres africanos pero apenas había mujeres. Estuve preguntando y por fin me enteré de la existencia de una asociación en Premià de Mar que luchaba contra la mutilación genital femenina.
¿No habías oído nunca hablar de la mutilación genital femenina?
Sí, sabía, claro, porque había estado en África…..
Estoy pensando en concreto en el movimiento generado por Waris Dirie, contra la mutilación genital femenina, de la que incluso se hizo una película basada en uno de sus libros.

Exacto. Por otro lado si te acercas a África, según a qué zonas, te puedes encontrar con esta terrible práctica. Lo asombroso fue que a pocos kilómetros de mi casa se encontrara una asociación formada en exclusiva en ese momento por mujeres africanas, ellas solas, organizadas para luchar contra la ablación.
¿Su lucha era en Catalunya, o también fuera?
Fuera y dentro, porque debe ser así: terminar con la práctica en los países de origen y también en donde emigran. Un buen día ellas me invitaron a tomar té. Estuve conversando con la directora de la asociación que agrupaba a 20 mujeres subsaharianas. La asociación se llamaba AMAM. Empiezo a hablar con ellas. Te diré que en ese momento mi acercamiento a ellas no fue en absoluto de intención profesional artística, supuso para mí un acercamiento puramente solidario.
Serie Mutilación n.° 7 – 12, 2009
Claro porque primero qué sentimientos, y luego qué conceptos puedes desarrollar que no suenen a neocolonialismo.
Exactamente. Entonces pensé cómo acercarme y cómo podríamos hacer. Cómo colaborar con ellas. Empezamos montando mercadillos, pequeñas publicaciones, etc. En paralelo sigo trabajando con mi proyecto y me surge una propuesta de exposición para la Sala Santa Inés de Sevilla, perteneciente a la Junta de Andalucía. De repente me di cuenta de la oportunidad que tenía en mis manos hacia estas mujeres: un espacio público a mi disposición.
Pero el proyecto no establecía qué obras en concreto se iban a exponer.

África ( fem.,sing.). 2009.
Efectivamente, era una exposición a casi dos años vista, luego las obras no estaban todas definidas. Pero de lo que sí estaba convencida es de que la lucha de estas mujeres tenía que estar presente en esta exposición. ¿Cómo? Ese era el gran reto que me costó meses llegar a solucionar: llevar ese mensaje dentro de la narración argumental de la exposición y sin forzarla. La solución a este reto me la iban a dar los mitos, otra vez. Así que continué investigando y me encontré con el mito de El Termitero. Y vi la luz. Imagínate cómo se yerguen estos termiteros sobre la tierra seca de la sabana africana. Esos altísimos conos de barro que se levantan es la zona de aireación de los nidos de las hormigas que están debajo de la superficie de la tierra. Son una obra de ingeniería alucinante de las termitas. Seguimos en el paisaje subsahariano, zona desértica, y el mito es el siguiente: al principio de la Existencia no existía la Humanidad. Uno de los dioses creadores del universo, el dios del agua, observó el planeta Tierra, femenino, abrir las piernas en posición de aceptar, flotando en el espacio. El dios del agua decide engendrar la Humanidad con ella. Fíjate en la preciosidad de la simbología, importantísima: la humedad del dios del agua (semen o lluvia ) penetra en la Tierra, y la Tierra se vuelve fértil. Es decir, el dios del agua penetra a la Tierra para hacerla fértil y que pueda engendrar a la Humanidad. Pero en el mito aparece un gran obstáculo que sucede así: al acercarse el dios del Agua al orificio del sexo de la Tierra (simbolizado en el hormiguero), la Tierra se excita, su clítoris se levanta. Su clítoris es el cono erguido del termitero. Y continúa el mito “ocurre entonces el primer Desorden en la historia de la Humanidad: la Tierra no puede ser engendrada si una parte de su sexo es masculino. La parte masculina de la mujer, el clítoris-termitero, tiene que debe ser cortada, escindida, para recuperar totalmente su feminidad y así poseer la capacidad de engendrar. Así, con la Tierra escindida, lisa, el dios del agua fecunda la Tierra donde posteriormente nacerá la Humanidad.”
Bestial.

Sí, es tremendo en todos los sentidos, muy fuerte. Sobre todo a nuestros ojos occidentales. Por eso creo que no hay que perder de vista la forma de narrar en las culturas animistas que no utilizan nuestros mismos registros. Ellos poseen una riqueza simbólica que aquí hemos ido perdiendo, o, peor, sustituyendo por mitos del consumo y de la inmediatez. Sin embargo, volviendo a nuestro mito, eso no quita la derivación de ésta hacia una práctica terrible que mutila miles de niñas cada año en todo el planeta y que en la actualidad genera 200 millones de niñas y mujeres afectadas según los últimos datos de Unicef. África Subsahariana y Egipto, Somalia, Etiopía, Kenia, Yemen, la Indonesia musulmana… En este punto es importante aclarar que el mito de El termitero es anterior a la llegada del Islam.
No es intrínseco del Islam.
No, claro, no se puede identificar con el Islam. Hay millones de fieles del Islam que están horrorizados con esta práctica. Lo que pasa es que su sector más extremista es el que quiere tener a la mujer más sometida, privándola de la capacidad del tener placer en sus relaciones sexuales.
Creo que hay que insistir en el hecho de que este tipo de prácticas no se pueden extender a todo el mundo musulmán.
Exacto. De hecho, creo que ya hay más de 27 países africanos donde se practica el Islam en los que por ley está prohibida la ablación. Hay muchísima concienciación, las comunidades y organizaciones de mujeres y algunas ONGs están haciendo mucho trabajo.
Esto te permitió integrarlas en la exposición en Sevilla.
Sí, lo vi clarísimo: el símbolo del termitero era la clave para integrarlas en la exposición. Llevaba trabajando cerca de un año con los tres símbolos: Agua, Tierra, y Fuego. ¿De qué materiales está formado el termitero? De barro -que es Agua y Tierra-, cocido al sol -que es el Fuego-. Luego los tres elementos que yo estaba trabajando están en el concepto del termitero. Les propuse a ellas la idea de hacer una acción y una pieza para que participaran en la exposición y se apuntaron a la idea entusiasmadas. La acción consistió en construir con nuestras manos, entre todas, durante tres días, un gran termitero de barro sobre una estructura de ramas (la documentación en vídeo está en mi web: África, femenino singular). Las mujeres y las chicas africanas que participaron en la acción estaban todas mutiladas, rotas en todos los sentidos. El termitero había pues que romperlo en trozos como sus cuerpos, y como rito de sanación, reconstruirlo en otro símbolo. El rito es imprescindible en su cosmogonía. Todo se canaliza en las ceremonias, y ellas lo consideraron así, querían hacerlo. Ellas quisieron destruirlo con sus propias manos. Y después bailaron, lloraron, cantaron, cocinamos, nos abrazamos…. Cuando quedó el termitero destruido, puse a secar los fragmentos extendidos, antes de llevarlos a cocer al horno cerámico, sobre un montón de periódicos, y me di cuenta de que había cosas interesantes en esos restos. Tomé fotos de detalle del barro y de los fragmentos de texto de los periódicos relacionados con el concepto del proyecto. Esas fotos forman una serie que se expuso en la exposición como éstas que tengo en casa. También tengo aquí un fragmento del termitero, te lo traigo para que veas las impresiones de los dedos de las mujeres que participaron en la acción sobre la textura del barro cocido.
Hiciste fotos de todo el proceso.

Sí, está documentado, se puede ver en mi web. Pero quedaba la parte final: ¿qué hacer con esos trozos para crear una pieza para la exposición que represente la lucha de estas mujeres? Ellas están luchando, y había que ofrecerles un símbolo de esperanza. Un símbolo universal femenino. Un símbolo de unión. De fuerza. Pero volvamos al inicio de esta entrevista: te contaba que en pintura estaba trabajando figuras abstractas de mujeres y vasijas de Arena, Agua, Fuego, los tres elementos de con los que se forma el termitero como hemos visto anteriormente. Si el símbolo de mujer en los territorios donde trabajé en África era la vasija, ¡ahí estaba la pieza! Una enorme vasija de tres metros de alto con todos los trozos de barro ya cerámico cosidos del termitero sobre una estructura de acero galvanizado. Un símbolo femenino de unión y fuerza. Esta era la pieza más importante de la exposición. Transmitía algo muy orgánico y tremendamente poderoso, como el Origen de todo. Esto fue en 2009, y luego se expuso en 2010 en Valencia, en el Encuentro internacional España-África “Women for a better World”. Fue muy emocionante para todas nosotras poder estar allí. Formar parte de algo que nos trasciende y que apunta al futuro de todos.

Mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres, para 2023
La mutilación genital femenina es una forma repulsiva de atentar contra los derechos humanos fundamentales que daña de por vida la salud física y mental de mujeres y niñas. Es una de las manifestaciones más atroces del patriarcado que reina en nuestro mundo.
Tan solo en 2023, alrededor de 4,2 millones de niñas corren el riesgo de ser sometidas a este acto de violencia de género. Necesitamos con urgencia que se invierta en alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de eliminar la mutilación genital femenina para 2030, y que se tomen medidas para ello.
La mutilación genital femenina tiene su origen en las mismas desigualdades de género y complejas normas sociales que limitan la participación y el liderazgo de las mujeres y que restringen su acceso a la educación y al empleo. Esta discriminación perjudica a toda la sociedad en su conjunto, y urge que todos trabajemos para ponerle fin.
Cuestionando su práctica, los hombres y los niños —hermanos, padres, trabajadores de la salud, docentes y dirigentes tradicionales— pueden ser grandes aliados para acabar con esta lacra, como se refleja claramente en el lema de este año.
Hago un llamamiento a los hombres y niños de todos los lugares del mundo para que, juntos, alcemos la voz y demos un paso al frente para acabar con la mutilación genital femenina, en interés de todos.
En este día, comprometámonos con el cambio social y la creación de alianzas sólidas para poner fin a la mutilación genital femenina de una vez por todas.

Pilar Millán es una artista visual nacida en Cádiz. Actualmente reside en Berlín. Estudió Bella Artes en la Universidad de Sevilla (2003). Expone desde 1997: Londres, Madrid, San Sebastián, Sevilla, Maracaibo (Venezuela), Cádiz, Valencia, Évora (Portugal), Barcelona, Freibug, Berlín… Sus proyectos multidisciplinares se dirigen hacia las fronteras culturales, sociales o políticas, y sus consecuencias en nuestra sociedad actual. En la mayoría de sus proyectos dirige sus investigaciones a partir de mitos, como una arqueología de ideas trascendentales inherentes al ser humano y sus manifestaciones contemporáneas. Como artista europea, intenta reflejarlo sobre posiciones canonizadas occidentales desde una perspectiva transcultural y decolonial. La obra de Pilar Millán se materializa en proyectos, la mayoría de ellos con base participativa. Se presentan generalmente como instalaciones que pueden combinar fotografía, vídeo, dibujo y pintura, objetos y audios. Con estas instalaciones crea espacios que profundizan en capas de distintas narrativas.
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