Guerra en Ucrania: La (i)rresponsabilidad compartida

NO A LA GUERRA.

Hay que detener la guerra, por supuesto. Ya. Es un imperativo. Pero la (i)rresponsabilidad es compartida. Y el reclamo a detener la guerra no puede ser solo a Rusia, sino a los gobiernos de los países que dejaron que se llegara a esta situación y que contribuyen para que siga escalando. Alemania incluida.

Mucho se ha hablado de esto, pero: ¿por qué insistir ahora con el ingreso de Ucrania a la OTAN cuando, conscientes del peso geopolítico y estratégico de esta decisión (el equivalente a ponerle misiles rusos en México a EEUU), Francia y Alemania se habían opuesto categóricamente a ello hace unos años? Basta con mirar un mapa de Europa para ver cómo avanzó la OTAN desde la caída de la URSS incorporando, en sucesivas ampliaciones desde 1997 y pese a las promesas hechas en sentido contrario, a 14 países de Europa del Este y de las repúblicas bálticas. Luego de este cordón que va desde el Báltico al Mar Negro, sigue un segundo cordón más cercano a Rusia que incluye Bielorrusia y Ucrania. Y de la geografía a la historia: ¿Cómo respondió EEUU en 1962 cuando los soviéticos instalaron misiles en Cuba? El mundo vivió la amenaza de una guerra nuclear que en su momento –con negociaciones entre Kennedy en EEUU y Nikita Kruschov en la URSS– se tuvo la inteligencia de desactivar en 13 días.

Guerra en Europa. Hasta hace poco impensable. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo hemos llegado a una invasión ilegal, inaceptable, pero que no se puede decir que no fue provocada? Preguntas que se plantea el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos. Responde con un análisis que incluye una reflexión sobre la ineptitud de la UE para construir una base sólida para la seguridad europea, la que obviamente debería construirse con Rusia y no contra Rusia. Y el error estratégico de EEUU y de la OTAN de no haber visto que –después de la caída de la URSS y del fin de la Guerra Fría– nunca estuvieron en un mundo unipolar dominado solo por ellos.

“Mientras la OTAN y los EEUU se presentan como garantes de la paz y la democracia”, algo que la historia se ha encargado de desmentir, y cito un aporte de la argentina berlinesa Paula Maether, “tiene lugar una contienda interimperialista por el control de zonas de influencia, no solo un conflicto entre Rusia y Ucrania”. No se trata solo de la libre determinación de los pueblos, derecho que no se cuestiona. En un mundo multipolar, hoy Ucrania pide la mediación de un gigante insoslayable: China.

Vivimos en Alemania. Desde Alemania escribimos Desbandada. Terribles las consecuencias de no seguir Alemania, pero también Europa, la UE un camino más autónomo en sus decisiones y dejarse llevar hasta una situación extrema como esta por una administración Biden que, como tantas veces EEUU, recurre a generar conflictos en otras partes del mundo para fortalecer su economía y su liderazgo. Sobre todo en momentos de derechización dentro de su mismo país cuando ya los mismos congresales republicanos defienden el asalto al Capitolio.

En un programa de la televisión alemana el ex asesor en asuntos militares de Merkel decía que esta crisis había mostrado claramente que aquí había dos poderes en juego: EEUU y Rusia, y que Europa no existía. Cero peso. Y cero postura propia, podemos agregar. La UE, cuestionada en lo político y en lo económico, y a la que muchos rescataban porque significaba al menos una unión de Estados para la estabilidad y la paz, para no repetir el desastre de las guerras mundiales, ahora fracasa también en este aspecto. Guerra en Europa.

¿Y Putin, el dictador, el autócrata? Nadie lo defiende, pero reducir el análisis a la demonización de uno dejando fuera el contexto, la dimensión político-económica y los distintos actores involucrados en que se haya llegado a esta situación es cómodo o ingenuo, sirve a ciertos fines también que responden a otros intereses.

El domingo pasado, 27 de febrero, cientos de miles de personas se manifestaron en Berlín en contra de la guerra y por la paz. Ese mismo día, en una sesión extraordinaria del Bundestag, el Parlamento alemán, se dirigió al país el Canciller Scholz. En lugar de poner el acento en cómo detener la guerra, Scholz hizo una declaración de guerra. En lugar de mediar para detener la guerra Alemania envía armas a Ucrania. Alemania se arma. El Ministerio de Finanzas autorizó una partida especial de 100 mil millones de euros para armamento de la Bundeswehr, el Ejército Alemán. Con la pretensión de modificar la Constitución Alemana, la llamada Grundgesetz, para incluir esta partida especial. Un cambio histórico de paradigma.

También la UE destina partidas para enviar armamento a Ucrania y Alemania autoriza a Holanda y repúblicas bálticas a enviar el armamento que les vendiera. ¿El lanzamiento de una nueva carrera armamentista a largo plazo? Entretanto, pese a las sanciones financieras, el gas ruso sigue proveyendo normalmente a Alemania y Europa. Los negocios nunca se detienen. Ahora cobra nuevo impulso el negocio de la industria armamentista.

Y como siempre entre los frentes quedan las personas: hombres, mujeres y niños. La población ucraniana muriendo, sufriendo la guerra en su tierra o huyendo hacia otros países en lo que se señala puede convertirse en un flujo de unos siete millones de refugiados. Una catástrofe humanitaria. Como Afganistán, como Irak, como Siria, Libia. Y también rusos mueren en esta guerra que no todos los mismos rusos apoyan.

Por eso: Hay que detener la escalada de esta guerra. Ya. Es un imperativo. Debemos exigirlo a nuestros representantes en la política. No basta lamentablemente con la buena voluntad de estar a favor de la paz. Ni podemos creer que esta es una guerra de otros que seguiremos por las noticias. Analicemos, discutamos lo que sucede. Hagamos ejercicio de nuestra opinión pública. Todos, al menos en Europa, somos rehenes de este conflicto que se decidió y se juega en otras esferas. Imprevisible todavía la escala que puede llegar a cobrar. Imprevisibles las consecuencias. Pero nada bueno se augura.

Todas las imágenes incluyendo portada: ©Néstor Barbitta

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claudia baricco

(isa.kar.wai) - Un cine real o virtual es el living de mi casa. Los libros son mi otro hemisferio. En un mundo donde todo es político. Latitud: B y B – Buenos Aires-Berlín, dos ciudades de contrastes.

2 comentarios sobre “Guerra en Ucrania: La (i)rresponsabilidad compartida

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