La importancia de los Consejos de Residentes Españoles (CRE) en la vida del colectivo en el extranjero.
Un artículo de David Casarejos
¿Ustedes se imaginan que hubiera alguna institución en España regida por leyes y reglamentos y que en cada provincia se hiciera funcionar de diferente manera?
¿Se imaginan que dependiendo de quien mande se redujeran los derechos para votar o para apoyar a sus representantes según la decisión de una persona?
Pues no imaginen mucho, y empiecen a conocer lo que pasa en los Consejos de Residentes de Españoles (CRE) en el mundo que tendrán elecciones en segunda convocatoria en muchos lugares del mundo en noviembre, en especial en la demarcación de Berlín, que incluye los estados de Berlín, Brandenburgo, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia.
El gobierno nos dice que “los Consejos de Residentes Españoles son órganos consultivos de las oficinas consulares, entendiendo por tales tanto los Consulados Generales propiamente dichos como las secciones consulares de las Embajadas, en las cuestiones de interés para la comunidad española de residentes en su demarcación. Desarrollan sus actividades en materia de derechos civiles y laborales, acción educativa, social y cultural a favor de los españoles que integran dicha comunidad y su participación política en España.”
La descripción es facilita de entender y cualquier ciudadano se preguntaría cuáles son las razones para impedir que todos los Consulados Generales con más de 1200 españoles en el mundo tengan uno en funcionamiento.
Parece evidente que, si no se consiguen crear estos Consejos, esa comunicación e interacción con el Consulado simplemente no existe formalmente, y algunos virreyes, perdón, quería decir cónsules generales, ponen palos en las ruedas de los procedimientos.
Decía virreyes porque así parece que se comportan en algunos países, no siguiendo a veces circulares provenientes de la dirección de consulares, o haciendo oídos sordos a cómo se funciona en el resto del mundo.
Desde no admitir en la segunda convocatoria las listas de avales ya comprobadas y aprobadas en primera convocatoria, a no permitir que se pueda votar en varias ciudades grandes de la demarcación, o intentar anular a un candidato por cambiar su firma desde que sacó su DNI, o el no permitir que los apoyos necesarios sean conseguidos de manera telemática en algún país contraviniendo lo que el resto de CREs del mundo hacen y que está permitido por la ley. En el caso de la demarcación de Berlín, afortunadamente, y hasta el momento, no ha habido casi nada que reprochar al encargado consular, aunque sí ha habido algún caso de comportamiento fraudulento entre las listas de candidatos, como generar falsas noticias y distribuirlas en grupos de interés o la creación de un perfil falso para enfrentar a las listas entre sí.

Cada vez que hay elecciones a los CREs el primer problema a esquivar son cónsules que nos impiden tener listas que representen a la sociedad, y, por ejemplo, nos ponen exigencias en número de apoyos o avalistas mínimo.
Los avalistas tendrán que darnos una copia de su DNI o Pasaporte, su dirección, y su firma ¡en 2021!, y con las leyes de Protección de Datos, se nos pide que consigamos almas caritativas que nos apoyen con datos personales y muy sensibles, con el fin de organizar un Consejo de Residentes del que jamás han oído hablar, o han leído nada en prensa o visto en televisión.
Suena a los vendedores de seguros que iban casa por casa. Suena a la España de 1980, y no la de 2021.
Luego, si se llega al número de avales necesario, pasamos a la fase dos de este juego del calamar particular.
La fase dos es el juego de tirar de la cuerda con la comisión electoral. Esta comisión en nada se parece a una comisión electoral y a pesar de un reglamento claro y procedimientos fáciles de entender, encontramos a Cónsules Generales que exigen cambios de ultima hora, paran el proceso para consultar a Madrid cualquier duda, o anulan avales o candidatos según les parezca. Como digo, no ha sido el caso de la sección consular de Berlín, cuyo encargado se ha comportado hasta el momento siguiendo de manera estricta el reglamento, de hecho, con él en la mano en todo momento. En otros casos, desgraciadamente, no ha sido así, pues incluso hacen cambiar los nombres de las listas aun cuando no llevan a ninguna confusión y en el resto de los países se usan denominaciones parecidas.
Nos hacen volver al despacho del director del Colegio a escuchar y agachar las orejas y decir a todo que sí.
Y si se consigue pasar este obstáculo, y las listas tienen suficientes avales, pasan a la fase tres del juego del calamar: elecciones.
Estas elecciones son desconocidas por la gran parte de la ciudadanía y no hay ni un solo email o carta desde los consulados que informe a los ciudadanos de este proceso, y solo en las páginas del Consulado General, si lo buscas con detenimiento podrás encontrar algo de información que legitime estas elecciones y que explique que son acordes a la ley. La sección consular de la Embajada de Berlín ha mandado una circular informativa, y ha colgado un pequeño cartel en formato DIN A4 en el tablón de anuncios de la pequeña sala de espera de lo que en Berlín llaman consulado. A todas luces insuficiente, pero no parece que el encargado esté dispuesto a ir más allá de lo establecido en el manual de procedimiento.
Para votar, por supuesto hay que pasar por el castigo favorito que se nos impone a los emigrantes: hay que ir personalmente hasta el consulado para votar el día 21 de noviembre entre las 10:00 y las 17:00, no importa que uno viva en Berlín, en Leipzig o en Dresde. Y para hacerlo por correo, hay que rogarlo, pero también por correo postal, porque no hay manera de solicitarlo por correo electrónico ni en ningún sitio web. Bueno, sí, también se puede pedir… ¡por fax! Afortunadamente en el caso de Berlín, los ciudadanos que pasen por el consulado para otros trámites podrán solicitar en el momento el voto por correo e incluso ejercerlo, una facilidad que no sabemos si tendrá mucho efecto si los implicados en el proceso, es decir, las candidaturas, no se encargan de hacer el trabajo del consulado: informar con la suficiente insistencia.
Si, el fax, que es una cosa que se usaba antes y de la que las instituciones españolas son muy fans y siguen ofreciendo como opción para cualquier procedimiento.
Ha habido países en los que los cónsules han permitido solicitar el voto vía email, algo que no se ha permitido en Berlín, pero la gran mayoría no lo hace, siendo este otro ejemplo de la falta de estandarización de procedimientos en nuestros consulados.
Y una vez se eligen, ya tenemos a un número de consejeras que trabajarán de manera voluntaria durante cuatro años organizando charlas sobre derechos civiles y laborales, sobre educación en español, sobre propuestas de mejoras de servicios, o sobre aquello que proponga la ciudadanía.
¡Gratis! Sin puertas giratorias, ni tarjetas black, ni presupuestos ocultos.
Menos del 7% de la población en el exterior conoce estas instituciones y los gobiernos y partidos políticos son evidentemente una de las causas de este desconocimiento. El 7% de más de 2.000.000 de residentes en el extranjero es muy poca gente, realmente.
Cuando hay CREs, hay cierta organización de la comunidad y se busca plasmar en papel propuestas para mejoras y cambios que nos faciliten la vida, pero miren los presupuestos generales del Estado y cómo las partidas hacia la emigración siguen bajando y nadie rebate esta disminución, a pesar de que el número de residentes en el extranjero sube año tras año.
Hay Consulados Generales como el de Mánchester que en cambio son pioneros, facilitan las elecciones a los CREs, les promocionan, abren algunos sábados, incluso ofrecen sus instalaciones a los consejos de residentes para dar charlas en fines de semana, y esas cónsules y cancilleres habrán tenido una formación muy similar a la del resto de cónsules en el mundo, incluso a aquellos que ponen palos en las ruedas. Ahora deberíamos cruzar los dedos y esperar que el buen hacer se expanda y se nos de una voz que no deberíamos rogar. El feudalismo de algunos consulados debe dejar paso al siglo XXI. Ojalá el nuevo responsable de la sección consular de la Embajada de España en Berlín siga un ejemplo tan positivo como el de Mánchester y otros consulados semejantes. A partir del 21 de Noviembre podremos saber qué posibilidades hay de que cambien algo las cosas en la demarcación.
¡Estén atentos!
Nota de la redacción.
En la demarcación consular de Berlín, que incluye los estados de Berlín, Brandeburgo, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia, están convocadas elecciones para la formación del Consejo de Residentes españoles para el próximo 21 de noviembre. Todos los españoles mayores de edad e inscritos en el registro consular de la demarcación pueden están llamados a elegir a sus representantes en la sección consular de la Embajada en Berlín. Es la segunda vez que se convocan elecciones, en la primera no se llegó a la formación de un CRE por la poca participación. Esta vez, dado que se presentan tres listas de candidatos, Candidatura Transversal Berlín, Creamos Berlín y Unión 78, se espera conseguir la creación del consejo. Aunque el consulado ha enviado una notificación a todos los inscritos, sigue existiendo la sensación de que la ciudadanía española no está bien informada.
¿Qué son los CRE? ¿Cómo participar en las elecciones? Enlace a la página web del consulado. ir hasta el final de la página para descargarse el impreso de solicitud de voto por correo.

David Casarejos vive en Reino Unido. Es mitad castellano y mitad de Yorkshire. Se define como emigrante comprometido con la lucha por los derechos que pertenecen a todos los españoles de la diáspora, y que las instituciones no siempre respetan. No siente la necesidad de mostrar banderas, pero sí la de no tolerar a intolerantes. Colabora en numerosas publicaciones, como el HuffPost, Nueva Tribuna o La Región Internacional. Es presidente del Consejo de Residentes Españoles del Norte del Reino Unido. Actualmente asesora a las candidaturas de Berlín que concurren a las elecciones a CRE de la demarcación consular de Berlín que incluye Berlín, Brandenburgo, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia.