Vive una vida feliz controlando el estrés

Por Martha Marquina

Cuando vivía en México, tenía esa sensación de que mi vida se me iba, en el trabajo, el tráfico y los compromisos sociales. Creo que muchos de mis compatriotas estarán de acuerdo conmigo, ya que es impresionante la cantidad de reuniones familiares y/o con amigos que se realizan, ya sea por el simple hecho de convivir, o con el pretexto de celebrar cumpleaños, bautizos, bodas, graduaciones, festejos como San Valentin, el día de la Independencia, halloween, navidades, la rosca de reyes, el día de las madres, entre otros. Como se pueden dar cuenta, son cientos de eventos durante el año, y en muchas de las ocasiones nos la pasamos padrísimo y nos divertimos, pero en otras asistimos por compromiso, y no por convicción personal. 

Estos eventos también nos pueden generar un estrés económico, porque la mayoría de las veces implica un gasto en regalos, gasolina y transporte público, entre otros.

Vivimos años con el calendario lleno, años sin analizar todo el estrés que nos está generando este tipo de vida. 

Por otro lado, si trabajamos hasta más de 10 horas pegados a la computadora, contestando emails, en video conferencias, haciendo reportes, resolviendo problemas con clientes,  todo esto estresando nuestro sistema sin darnos cuenta, ¿cómo nos puede afectar nuestra salud?

Podríamos resumir que nuestras prioridades son dos: nuestros trabajos exhaustivos, y los fines de semana comprometidos. Como latinos, no sabemos decir no, el ser sinceros y rechazar eventos o levantar la mano ante una excesiva carga de trabajo, sin sentir ese sentimiento de culpa. Es parte de nuestra cultura, pero todos tenemos la libertad  de cambiar, ya que si hoy no tengo ganas de asistir a un cumpleaños, o de participar en un evento social, debemos  simplemente alzar la voz, y decir no, sin tener que dar o inventar explicaciones para justificarnos.

Algo que he aprendido de mi papá, que es una persona muy peculiar y con una sinceridad que a veces a la gente le parece demasiado directa u ofensiva, es decir lo que se piensa, y rechazar muchas invitaciones o compromisos sociales con una amable y honesta respuesta: no tengo ganas de ir, lo que para mi mamá ha sido una lucha constante en sus casi 50 años de matrimonio, el convencerlo para asistir a estos cientos de eventos. Pienso que ella y muchos de nosotros,  anteponemos a los demás a nuestros propios deseos y necesidades.  

Ahora lo entiendo perfectamente, con mi experiencia viviendo en Alemania, y teniendo amistades que me han contestado a alguna invitación con un «no puedo» o con un simple «hoy no tengo ganas», sin ninguna otra explicación o cuento chino. 

Al principio lo sentía como algo personal, pero con el tiempo vas aprendiendo que no lo es, y esa necesidad de siempre decir sí,  o estar disponible, ya no la tengo. ¿Por qué? Porque primero están mis prioridades y mi bienestar.

En mi experiencia personal, el estrés que me causaba esta vida agitada, me causó gastritis, ataques de ansiedad, insomnio, dolores de espalda, entre otros problemas de salud.

 Entendí que el sentirse bien no solo depende de lo que comemos o de la actividad física que practicamos. También depende de nuestros pensamientos, emociones, relaciones personales, desarrollo profesional. En fin, todo nuestro entorno va afectar nuestra calidad de vida, y es en este punto en donde empecé a cuidarme y a quererme más como persona.

En estos momentos estamos del otro lado de la moneda. ¿Cuántos de nosotros no habíamos pedido a gritos menos horas en la oficina , menos tiempo en el tráfico, menos compromisos sociales, más tiempo de calidad con nuestros hijos, más tiempo en casa, para cocinar comida saludable, para pasear más a nuestra mascota, para estar un día en pijama viendo la televisión o leyendo un buen libro?

Irónicamente en esta época en que se nos está dando la oportunidad de cumplir estos deseos, gracias a la pandemia, seguimos estresados a pesar de que muchos estamos en la situación que pedimos por tanto tiempo. La incertidumbre nos genera también estrés, ¿por qué? Porque no hemos aprendido la importancia de cuidarnos y de buscar herramientas que nos ayuden a bajar los niveles de cortisol en el cuerpo. 

Actualmente el nivel de estrés es distinto. No solo está generado por la incertidumbre de la pandemia, un estrés generado en primer lugar por las repercusiones económicas, pues vemos como se han visto afectadas directamente la industria hotelera, la restauración, la industria del entretenimiento y el espectáculo, entre muchas otras. Sabemos que la falta de recursos económicos es uno de los principales generadores de preocupación, y por lo tanto de estrés y ansiedad. 

En segundo lugar está el estrés generado por las situaciones en el núcleo familiar y/o personal,  que nos afectan de manera emocional. Yo, que vivo con con mi esposo, mis dos hijos y mi perrito, no puedo imaginar por ejemplo la soledad que están pasando las personas que viven solas, y que no pueden seguir con su vida social activa. 

Imagínense los casos de familias que no se llevan bien y tienen que pasar todo el día juntos. Son situaciones que estimulan la ansiedad y la depresión. Por lo tanto, es de suma importancia que busquemos diferentes técnicas que nos hagan sentir tranquilos, felices, pero sin dejar de escuchar las emociones que estamos experimentando, identificarlas y aceptarlas sin juicios. Una herramienta que me gustaría compartirles, y que es muy poderosa, es la meditación: con ella podemos precisamente hacer, digamos, un escaneo interior para identificar cómo nos sentimos, qué  tipo de emociones nos está provocando esta situación.

Empecemos por quitarnos la creencia de que la meditación es una práctica muy difícil, y que solo se logra si dejamos de pensar. Los invito a probar diferentes tipos de meditación y que elijan la que más les guste. Empezar con una meditación corta, y poco a poco ir aumentado el tiempo, siendo pacientes, brindándole a nuestra mente y a nuestro cuerpo la oportunidad de aprender. Les aseguro que cuando empiecen a experimentar los efectos positivos en sus vida, será parte de su rutina diaria.

Y en tercer lugar está el estrés generado por la angustia de la posibilidad de no volver a ver a nuestros seres queridos- En mi caso, por ejemplo, mi familia en México se contagió por Covid en Navidad y ha sido muy complicado, porque todos, de verdad todos, mi hermana con su familia, mi hermano y mis Papás, todos se contagiaron. Yo, al estar lejos, solo como espectador, viendo cómo presentan mis padres, por su edad avanzada y condiciones de salud, más síntomas. Anhelando que pronto mi Papá se recupere y salga del hospital, veo cómo aumenta mi nivel de estrés..

La situación es real, como vemos en las noticias. Los hospitales están llenos, no puedes visitar a tus familiares para evitar contagios. La comunicación con tu familia solo es posible por videollamada. 

Han sido días difíciles, pero de nada me sirve pensar negativamente y dejar que el estrés me enferme. Estoy utilizando herramientas que me ayudan a bajar el cortisol de mi cuerpo cuando empiezo a sentir nerviosismo o preocupación.

 Lo que me ha ayudado a mí, en esta situación de pandemia, es practicar deporte al aire libre, ya sea caminar o correr. Disfruto el paisaje y el sentimiento de libertad. En caso de que tengamos mal clima existen múltiples opciones como clases de Yoga en línea o de rutinas de ejercicio. Recuerden que practicar deporte tiene infinidad de beneficios en nuestros cuerpos, tanto físicos como mentales.

¿Qué están haciendo ustedes para ejercitarse en la pandemia? Es primordial salir, tomar aire puro, sentarte a tomar el sol, todo esto nos va a ayudar a sentirnos bien, a bajar el estrés, y a subir nuestro sistema inmunológico.

Como se pueden dar cuenta, siempre va a haber en nuestras vidas situaciones que nos generan estrés, el estrés, podemos decir, es el que nos provoca la ansiedad y la depresión.

En la mayoría de los casos, es un proceso lento. No identificamos en qué momento se está activando el cortisol: al cortisol se le conoce como la hormona del estrés, en realidad no es malo, es un proceso natural del cuerpo que se activa en situaciones de peligro o cuando necesitamos más energía, pero si lo activamos por períodos muy largos, es cuando empieza a afectar nuestra salud.

Vamos al doctor cuando el padecimiento ya es crónico, tenemos insomnio, ataques de ansiedad, dolores musculares, presión alta, problemas digestivos, problemas alimenticios, y  muchos otros padecimientos debido a periodos largos de niveles altos de cortisol.

Ninfas sin estrés, de Martha Marquina

Así que depende de cada uno de nosotros, el buscar herramientas que nos ayuden a sentirnos tranquilos, a sentirnos en armonía, a sentirnos en paz, a aprender a cuidarnos y a ser prioridad en nuestras vidas.

Cuando sanamos como individuos ayudamos a sanar también a nuestro entorno, es un efecto multiplicador, en un mundo donde no existe la queja ni la victimización, sino el agradecimiento y la inspiración. 

Es por eso que los invito, a inspirarse con las herramientas prácticas que les comparto con mucho cariño en mi libro, Ninfas sin Estrés, e inicien su camino de autocuidado y bienestar.


Fotografías de la autora.

Martha Marquina vive en Colonia y es Economista, Health Coach por IIN, Life Coach y Mindfulness Practitioner.  Se especializa en ayudar a mujeres a encontrar bienestar en sus vidas a través de la incorporación de diferentes técnicas para el manejo del estrés. 

Fb twitter e Instagram: Markinawellness

 Podcast: WellnessJourney

Revista Desbandada

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