Continuamos con la segunda parte de la entrevista publicada en Desbandada el 15 de septiembre de 2020, muy especialmente en lo que atañe a la actual producción del artista en Berlín.
Veo en efecto que has encontrado un refugio seguro para soportar esta situación, quizás a la manera como se hacía antiguamente: retirarse a la soledad del campo hasta que pasen los peores tiempos. Yo sin embargo estoy interesado en saber algo más del período inmediatamente anterior a 2018, ¿hay algo más que quisieras contarnos?, ¿algún proyecto especialmente significativo?
Sí, en NWB hicimos muchas cosas, por ejemplo en 2016 la galería organizó una exposición en la Yorkstrasse 85 con el título Panama Paintings. El proyecto fue una idea de Matthias: nos puso en contacto al artista alemán Philipp Ackermann, residente en Londres, y a mí, que resido en Berlín.

Qué curioso el nombre de la muestra. Justamente a finales de abril de 2016 se había destapado el escándalo conocido como Panama Papers, del que supongo habrás oído hablar. Básicamente se trató de una filtración de documentos proveniente del bufete de abogados y consultores de empresas Mossack Fonseca, radicados en Panamá. Los documentos, que se hicieron llegar anónimamente al periódico alemán Süddeutsche Zeitung y más tarde al ICIJ, probaban el ocultamiento de propiedades y ganancias con fines de evasión tributaria en los llamados “paraísos fiscales” (el término en inglés es offshore). Entre estas riquezas figuraban numerosas obras de arte.

ok Lo cierto es que a Matthias Krause, curador de NWB, se le ocurrió la idea de invitarme a colaborar, así nació una suerte de “offshore paintings” para significar que lo que hacen miles de políticos, grandes empresarios o millonarios bien se puede trasladar a un mundo del arte cada vez más especulativo. Para ello me propuso “copiar” desde Berlin algunas obras que Ackermann había “copiado” a su vez, en Londres, de Amedeo Modigliani, Richard Serra y otros grandes artistas. Cuando hablamos de copiar no se trata de una reproducción exacta, sino de que la autoría original se vea reflejada. Así que me dediqué a ”interpretar“ algunas obras suyas para la exposición.
Esto lo llamó Matthias “pintar con una mano invisible”, según los conceptos del filósofo político Robert Nozick.
Sí, supongo, tengo que admitir que no conocía a ese filósofo. Ackermann me llamó para darme algunas instrucciones y me puse a ejecutar las pinturas según “órdenes que dan la impresión de haber sido creadas por una autoridad central”, pero el objetivo real del proyecto era denunciar los “negocios ocultos” que se hacen a distancia facilitados por nuestro actual sistema capitalista global.
Daniel, la idea de ridiculizar el actual mercado del arte no es nueva, en el año 2005 se dio una exposición en Nueva York del artista alemán Martin Kippenberger, que en 1981 había comisionado a un pintor profesional de vallas publicitarias llamado Werner para que pintase según sus instrucciones: Lieber Maler, male Mir. Kippenberger reconoció el papel preponderante de Werner en la creación y denunció así el negocio especulativo en torno a copias de obras de arte “reconocidas” y la dificultad de los auténticos artistas para encontrar eco en la sociedad.
Sí, es un poco increíble que los auténticos creadores permanezcan ocultos mientras que los que copian sin más tengan un lugar en el mercado…
Ackermann también alabó tu trabajo en la exposición Panama Paintings de NWB, pero sus palabras en The Guardian van mucho más allá:
“When you’re contracting someone else to make the paintings, authorship and copyright come into play,” says Krause. “It’s an intervention, not just an exhibition.” The Panama Paintings are not only symbolic of the scandal, but of wider corruption in the art market. “Money laundering in the art world is everywhere, but without the scandals. Where does the money go? Where is the ownership? It’s this behind-the-curtains process with rich people.”
Es que es así, Juan Pedro, el verdadero artista se caracteriza por innovar respecto a unos precedentes de los que ha aprendido, está buscando un lenguaje. En el mercado del arte actual puedes ver copias evidentes, se venden copias revestidas de gran influencia, pero quedarse en la copia sin más no lleva a nada, por muy bien que se haga. La creación se está muriendo al ver como muchos coleccionistas no son capaces de apreciar la calidad artística más allá del marketing comercial que adoptan muchas galerías y exposiciones.
Estás hablando de la calidad pictórica, ¿pero no crees que en la temática también debe haber innovación?
Innovar en temática es difícil, porque los objetos representados siempre van a ser los mismos. Lo que nos interesa reflejar de la vida es algo exterior: un paisaje, una mancha, una desnudez, un río, un animal, una planta; o también algo interior, se pueden pintar las emociones, tratar de visualizar interiormente cosas como la tristeza, la alegría, el caos, el orden… cada artista pinta lo que desea, lo que le preocupa, lo que interioriza y lo que exterioriza. Lo que ve, pero también lo que no ve.
Naturalmente, yo creo que el artista es una persona como las demás, con la diferencia de que trata de dar salida a sus obsesiones a través del arte… En ese sentido las preocupaciones u obsesiones no pueden ser más variadas, aunque tengan el denominador común de una época, lo que la filosofía alemana llama el Zeitgeist. En cuanto a la técnica, en cualquier arte se aprende con constancia y dedicación, entre otras cosas estudiando a los grandes maestros.
Como te decía al principio de la entrevista, yo soy autodidacta, no tengo formación académica pero he estado más de cuatro horas observando pinturas de Modigliani en el Pompidou, ¿se puede llamar a eso formación? Supongo que sí. Del acadecimismo diré que una vez hice un taller seleccionado por Agustín Ibarrola, maestro del que aprendí a apreciar la plasticidad de la síntesis en Malevich. Pienso que el arte académico no funciona como debería, y la causa puede ser esta sociedad hipertecnológica, además de esa idea absurda en los círculos académicos de no aceptar el arte que se aleje de sus juicios y valores. Deberían convivir ambas cosas. Se puede aprender de muchas formas, pero pareciera que uno no podría llegar a ser un buen pintor (o escultor, o escritor, o músico) si no ha pasado antes por una formación reglada… es un error, porque por ejemplo la creación de una imagen por medio de la práctica artística ya se hacía en las cuevas prehistóricas, mucho antes de que existieran las aulas. El arte está dentro de nosotros y no se puede acotar. Muchos de esos aspirantes a artistas que se meten de lleno en el sistema académico acaban gestionando arte, pero no producen, y olvidan sus primeras aspiraciones por creerlas inalcanzables. Y el resultado es una nueva producción artística basada en mucha metodología, pero poco desarrollo productivo. Muchas páginas escritas y pocas pinturas, pocas esculturas. Mucha teoría y poca praxis.
Un buena crítica, pero al final supongo que, como a todos los artistas, a ti también te interesa dar a conocer y vender tu obra.
Claro que sí, pero sin caer en las garras de un mercado especulativo absurdo, sino en la búsqueda de un trabajo bien hecho, respetado por otros pintores y apreciado por coleccionistas que sepan ver el proceso metodológico de la creación. Personas que entiendan y valoren la complejidad que entraña desarrollar un lenguaje pictórico. Lamentablemente el arte se ha convertido en marketing y, por lo tanto, en un negocio especulativo donde ya no resulta resulta prioritaria la calidad de la obra ni la búsqueda de nuevos planteamientos estéticos, sino tener un buen DAFO, una fórmula que genere más pinturas enlatadas, es decir, sin alma. Es algo que está sucediendo también con el mundo musical.
En eso tienes razón, aunque tal vez en otros tiempos la vida artística no fuera mucho más fácil. Para terminar esta larga entrevista, me gustaría saber cómo te estás proyectando actualmente a nivel artístico, qué pintas y si preparas a alguna exposición.


Empezaré hablando de mi actual proyección artística, pues me alimento de influencias muy diversas. En este momento me interesan las líneas y formas geométricas que vienen precedidas del raspado a cuchillo. Raspo sobre una base de acrílico negro y busco la primera línea, la segunda, después se entrelazan otras líneas que se superponen, y se comienza a dibujar una composición geométrica. Estoy desarrollando algo que no había hecho antes: el informalismo. El raspado sobre tabla es además una tradición del arte vikingo, que tallaban fractales en madera para representar su visión de la vida después de la muerte. La serie Walhalla que expondré en la galería está inspirada en el arte vikingo y en la búsqueda de esa síntesis. Otro maestro del raspado, que me ha llevado por el camino del informalismo abstracto, es Paul Klee, por su universo onírico y su interés en la pureza de formas y colores. Klee utilizó el raspado sobre base negra para realizar muchas de sus pinturas.


En cuanto a la presentación de mi obra, estoy preparando una exposición individual en Sttutgart con unas 60 pinturas en diferentes tamaños y formatos. Como dije, voy a exponer dos estilos dispares en los que estoy trabajando desde 2018: el expresionismo figurativo y el informalismo abstracto. Por lo tanto, aprovecho la ocasión que me brinda esta entrevista para invitar, a todo aquel que esté interesado en la última fase de mi trayectoria artística, a la exposición que se celebrará en diciembre en la galería de arte Neu West Berlin Depot, de Stuttgart.


Muchas gracias, Daniel Díaz Piñeiro, allí procuraremos estar.
Todas las fotos © Daniel Díaz Piñeiro – danieldeisabel@icloud.com