Si vives en Berlín seguro que alguna vez te has “tropezado” con un adoquín dorado. En Alemania se cuentan por miles y te sorprenderá saber que en España también hay. ¿Sabes qué son?
Estas piezas que nos encontramos en la vía pública son las Stolpersteine: cubos de 10cm de hormigón recubiertos de una placa dorada, cuyo autor es el artista Gunter Demnig. Stolperstein literalmente significa “piedras de tropiezo”, ya que sobresalen levemente del nivel del suelo. Demnig las creó con la intención de recordar el destino de las personas que fueron deportadas y asesinadas por el régimen nazi, entre las que se encuentran judíos, gitanos, homosexuales, testigos de Jehová, discapacitados y opositores políticos que vivieron durante la dictadura nazi.

Foto de ©Diana Costa.
El artista no eligió el nombre de Stolperstein por casualidad: este término puede significar en alemán tanto un “obstáculo”, en sentido metafórico, como la acción de “descubrir algo por casualidad”.
Las piedras tienen inscripciones relacionadas con la vida de la víctima: en ellas pone “Aquí residió” o “Aquí vivió”, seguido de su nombre, su fecha de nacimiento y su destino – es decir, su fecha de deportación o de muerte.
La primera Stolperstein se colocó el 16 de diciembre de 1992 en la plaza del Ayuntamiento de Colonia, fecha que marcaba el 50 aniversario de la orden de Himmler de deportación de gitanos. Cada piedra es fabricada a mano, por lo que se pueden producir alrededor de 440 al mes, aunque pueden pasar meses desde que se fabrican hasta que se instalan. Tienen un precio de 120€ y una vez se colocan pasan a ser del municipio.

Este proyecto se ha podido llevar a cabo gracias a donaciones individuales y recaudación de fondos públicos locales, entre otros. Las Stolpersteine se colocan frente al último domicilio que tuvo la víctima o lo más próximo posible a este, aunque a menudo esto ha sido una tarea complicada ya que tras la guerra muchas de las residencias de las víctimas quedaron destruidas.
En Europa nos podemos “tropezar” con ellas en varios países como Suiza, Austria, Italia o España. Las primeras piedras en territorio español fueron puestas en 2015.
Después de la Guerra Civil española, un gran número de republicanos (se calcula que unos 7.000) huyeron del país a lugares como Francia, sin saber que serían entregados más tarde al régimen de Vichy o atrapados posteriormente por los nazis y que muchos de ellos serían deportados a campos de concentración, como el de Mauthausen-Gusen. Allí fueron prisioneros, condenados a trabajos forzosos y más de la mitad fueron asesinados. Aquellos que sobrevivieron fueron desnacionalizados por el régimen franquista y convertidos en apátridas. De esta manera, se les negó cualquier forma de reconocimiento como víctimas.
Imágenes de ©Iñaki Tarrés.
En Europa hay actualmente más de 60.000 Stolpersteine, o lo que es lo mismo, más de 60.000 piedras que te hacen tropezar y recordar, lo que las convierte en el monumento recordatorio más descentralizado del mundo. Aunque la idea de Demnig era colocar hasta 6 millones de piedras, para conmemorar así a los 6 millones de víctimas del régimen nazi.
Pese a que estas piedras han tenido gran aceptación a nivel europeo, algunas ciudades se han opuesto, como es el caso de Múnich, que no permite que sean colocadas en espacios públicos (pero permite que se establezcan otras formas de conmemoración de manera privada), y muchas de ellas han acabado almacenadas en un sótano.
En este mapa se pueden encontrar todas las Stolpersteine de Berlín, aunque también existen apps que ayudan a localizarlas.
Para más información sobre este proyecto: http://www.stolpersteine.eu/
Foto de portada: ©Diana Costa
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