CUBA

María del Carmen Ares Marrero

Cuba se me aparece sólo en sueños.

Lejana, intangible,

en la cómoda del cuarto,

en el espejo

oleaje de melena larga

desconsuelo,

de la niña que fui,

de la que aún llevo

desesperada, triste

en su cobija de lágrimas.

Aullido feroz de realidad, el sueño!

Y se apodera de mí, de todo cuanto tengo

que no es nada; NADA, nada

sólo memoria sin huesos…

Cuba es un espectro con traje de rey bueno

que cuenta historias de azares y Epos,

avezado carcelero que custodia barrotes

de adornar intentos

mariposa de nieve que sobrevuela el vértigo

Cuba me posee tanto como el viento.

Cuba entra en mis recintos sólo cuando duermo.

Me abrasa, me esclaviza, me aparta de mí,

de cualquier dueño

Cuba se aposenta en mi garganta

y sólo expiran ruegos

Amargos sonidos de lenguas de fuego. 

Hay días que despierto

ahogada en la herida abierta de costado a costado

que nunca cierra, que arde en el tiempo

donde el olvido se tiñe

de fieros reflectores que ensanchan la llaga

Y todo vuelve al comienzo. 

A veces quisiera volver,

desenterrar cimientos,

repasar historias de amantes sin techo

pero sigo colgada de esta parálisis

columna rota de aspiraciones y tedio

Ay! si algún día pudiera destilar el veneno

de aquella isla inundada

del mar de mis adentros

sitiada de nudos que golpean el resplandor de paz que intento.

Ay! Si algún día dejara de embestir

la dentellada del Adiós

en cada hoy,

en cada verso!

Me vuelvo experta en el Arte de morir.

Cruento ijar despiadado es el tiempo…

Pelo blanco enlazado al deseo de sepultar la raíz

monólogo del curar la cicatriz

aprender a amar la vastedad

Cuba es mi templo.

Berlín. Sin fecha.

Revista Desbandada

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