Desbandada encontró en las redes el sugerente título de un libro llamado: Berlinario, publicado por Ilíada Ediciones. Resulta que será lanzado el próximo 7 de febrero en la Librería Andenbuch, de Kreuzberg. Pero como nosotros siempre andamos un paso por delante, nos fuimos en busca de la autora, Maria del Carmen Ares Marrero, una cubana de nacionalidad alemana, que nos recibió en su casa. Entre otras muchas cosas nos cuenta que el título combina las palabras Berlín y diario, pero en la larga entrevista de casi dos horas ella nos descubre otras facetas de su larga vida transcurrida en esta capital, que, como ella misma afirma es su Patria adoptiva. ¡Aquí les va una primera entrega!
Desbandada– Hola, ¿qué tal? En realidad, no sé cómo llamarte.
Ares Marrero– Me llamo Maria del Carmen Ares Marrero. ¿Sabes? Toda mi vida me han llamado María o Mary, pero resulta que, a partir de la salida de este libro, han comenzado a llamarme por mis apellidos: Ares Marrero… Tú llámame como tú quieras.

Desbandada– ¿Qué tal Carmen?
Ares Marrero– Puedes llamarme Carmen.
Desbandada– El próximo 7 de febrero vas a presentar tu libro, Berlinario, publicado por la editorial Ilíada Ediciones. Es tu primer libro de poemas publicado. Me gustaría que te presentaras en primer lugar.
Ares Marrero– Bueno, si hemos de partir del nombre, mi nombre completo es Maria del Carmen Ares Marrero. Nací en La Habana, Cuba, la gran isla del Caribe, en el año 1962, el 5 de febrero. No solamente voy a presentar el libro, sino que voy a cumplir 58 años. Resumir 58 años de vida no es tan fácil.
Desbandada– ¿Cómo te defines?
Ares Marrero– Vaya! Qué pregunta! Me sorprende. No me lo esperaba. Me defino como una persona muy espontánea, así que me cuesta un poco definirme porque hay una tendencia tremenda en mí que rechaza conceptos y definiciones. Hay mucha rebeldía en todo esto, pero vale, me defino como una persona que está siempre a la búsqueda de… De cómo sentirse mejor, de cómo llenar la vida con cosas gratas, de cómo ayudar a la gente que está en mi entorno. Soy una persona muy creativa, me gusta leer, me gusta escribir, ahí está ese libro, que es el resultado de exorcizar vivencias, conflictos… Yo escribo mucho aunque paradójicamente no haya publicado nada. Siempre hay una primera vez. Siempre estoy metida en paradojas y conflictos, o estoy resolviendo conflictos, o quizá veo la vida desde ese punto de vista, por eso me hice Dramaturga. Soy del criterio de que la escena vive de los conflictos, esencialmente, y la vida está llena de conflictos que resolver.

Desbandada– ¿Tú te defines artísticamente como poeta, o como dramaturga?
Ares Marrero– Mira, las fronteras ahí entre el individuo, el artista, el poeta, son muy delgadas… Yo creo que soy un ser humano al cual le gusta hacer poesía, le gusta hacer teatro, le gusta vivir la vida. Cómo me defino, la verdad es que no me lo había preguntado nadie.
Desbandada– Cuando abres el libro, ¿te encuentras en el libro?
Ares Marrero– Uf, tremendamente, donde quiera, en cualquier página. Encuentro el momento, encuentro el porqué de ese momento. El lector podrá comprobarlo por sí mismo. En cada poema, en cada imagen que hay ahí, hay también un conflicto, hay una superación. Mi vida es un constante cuestionamiento podría decirse, consciente o inconscientemente. Todo eso está vertido en el libro, en forma de poesía, en forma de imágenes fuertes, a veces en forma directa, en poemas que hayan una manera muy directas de expresarlo. Y sí, me encuentro immer wieder, como se dice en alemán. Aunque reitero, con cada inspiración viene su propio lenguaje.
Desbandada– Te lo digo porque una cosa que me ha sorprendido es que cada poema tiene al final una fecha. Supongo que es la fecha en que se escribió. Uno podría reordenar los poemas del libro para ponerlos en sucesión cronológica. Por eso te pregunto si te encuentras en la sucesión de los poemas que no es la sucesión del tiempo.
Ares Marrero– Mira, yo tengo un concepto del tiempo muy mío. Más en este país, que todo está medido y reglado en el tiempo. Para mí, el tiempo está ahí. No me interesa tanto el tiempo cuantitativo, más el suceso sin tanta determinación de tiempo. El tiempo no pasa. El tiempo es algo que nosotros medimos. Por las razones que sean. Debería confesarte que en el libro hay mucho caos también. Yo creo que el editor decidió publicarlo de ese modo, con su propio caos, porque si no, entonces dejaría de ser yo. Puede que haya poemas que escribí a lo mejor en el año 93 y a la hora de rehacerlos yo les puse la fecha del día en que los estaba rehaciendo, o una fecha inventada, porque yo creo que eso es irrelevante.
Desbandada– Sin embargo se llama Berlinario, una mezcla de Berlín y diario. O sea, que el hecho que estén las fechas al final de cada poema, ¿tiene que ver con título?

Ares Marrero– Es que para mí las fechas no dicen mucho, no tipifican casi nada. Salvo que sea una fecha señalada, lo cual entonces expongo. Es porque quizá estoy siempre en un maremágnum de tantas cosas que a lo mejor no me detengo en esas cosas, que a lo mejor son tan importantes. Tienes razón que abajo pongo las fechas, aunque no en todos, déjame corregirte, lo que hay es un comentario de lo que está pasando en ese momento, “Berlín está gris”, “Vísperas de la reunificación” “El árbol está totalmente desnudo”, Halloween, Berlín con su poco de amenaza cada día… Qué sé yo…
Desbandada– ¿Cómo se creó la organización de los poemas?
Ares Marrero– Eso no lo sé, eso lo hizo el editor, no tuve nada que ver. No le doy importancia a esas cosas.
Desbandada– Entonces cuando abres el libro te reconoces en los poemas, pero no en la línea que va creando un poema detrás de otro.
Ares Marrero– Mira, desde el inicio, cuando incluso otras editoras me propusieron editar, ellos querían una selección. Pocos poemas. Yo no podía decidirme. Así que le dije un día, recuerdo, a un editor, que no está ni siquiera en Berlín, que a mí me parecía que todos los poemas eran el mismo poema interminable. Yo realmente pienso que ahí, más que días, más que fechas, más que horas, lo que está es el suceso, la generación de ideas, lo que yo voy pensando todo el tiempo, mi cerebro no se para. A veces despierto y tengo que grabar algo que me parece bueno. Si no lo hago, se me olvida. Además, yo paso mucho tiempo sola, entonces todo el tiempo estoy en un monólogo conmigo. Eso es lo que yo creo que está aquí. Yo pienso que es el mismo poema dicho de distintas maneras, soy yo en distintas circunstancias, en distintas escenografías, delante de distintos conflictos, distintos amores, recuerdos, cuestionamientos, dudas, interrogantes. El lector encontrará, en ese sentido, cosas muy recurrentes.
Desbandada– Ha sido como un salto publicar un libro y presentarlo ante un público.
Ares Marrero– Sí, es un salto. Bueno, yo me he pasado la vida entera en el escenario, desde que tenía 9 años. Yo ni siquiera, si te dijera la verdad, yo ni siquiera me considero poeta. Tengo en mente a un amigo al que yo le digo “el descorchador”, porque desde hace muchos años me viene diciendo “tú ya estás madura, ya tú estás desde hace mucho tiempo lista para publicar…”, no solamente poesía, prosa, y cuentos, sobre todo, que me gusta tanto escribir cuentos. Él sigue insistiendo en que sí, en que yo soy poeta, pero, ¿qué es un poeta? ¿Un poeta es simplemente alguien que escribe poesía? ¿Es poesía lo que yo escribo?
Desbandada– Hombre, no se trata solo de escribir poesía. El poeta hace muchas otras cosas antes de llegar al poema.
Ares Marrero– ¿Cómo definirías tú a un poeta?
Desbandada– Bueno, el poeta tiene una relación específica con el mundo y con la palabra. El poema es solo la muestra que surge después de una serie de procesos específicos que solo tienen los poetas, que no tiene cualquier otro artista.
Ares Marrero– ¿Que no tiene cualquier otro artista?
Desbandada– El poeta está… en otro sitio. Tiene una visión específica del mundo que no puede separar de su visión de la palabra. Toda su experiencia del mundo, de sí mismo, transcurre a través de la palabra.
Ares Marrero– Pues entonces yo soy poeta.
Desbandada– El narrador no, tiene una visión del mundo a través de lo que narra, de la historia, del transcurso del tiempo, de los personajes y los espacios. El poeta crea la palabra. La vivencia de la palabra como creadora del mundo, eso hace el poeta. El narrador observa el mundo en cuanto mundo que narra. El dramaturgo ya no sé…
Ares Marrero– No, el dramaturgo es otra historia…. Yo creo que en esta entrevista me estás revelando muchas cosas sobre mí misma, porque yo vivo así. Descubriendo y aprendiendo constantemente cosas sobre mí misma.
Desbandada– Tienes un alma de poeta, entonces.
Ares Marrero– Puede ser que sí. No debería sorprenderme, porque no es la primera vez que lo escucho, incluso de pequeña. Tendría yo como trece años cuando escribí una poesía en la escuela (yo estaba becada en un internado militar) donde vendía mi alma al diablo para que me transportara a la época de Antonio Machado. En esa época vivía fascinada por la figura y la poesía de Machado. Y en mi ciudad natal, La Habana, era muy raro que una niña de trece años hubiese leído a Goethe o supiera toda esta relación de Fausto con el Mefistófeles, el diablo, al que Fausto vende su alma. Quién sabe cómo se me ocurrió esa idea de querer transportarme a la época de Antonio Machado y de vender mi alma para ello!? Te imaginas? Qué sabe un niño de esa edad lo que eso significa? Incluso la cosa no terminó muy bien porque mandaron a buscar a mi madre, empezaron a tildarme de niña con problemas psicológicos, cosa que había sucedido anteriormente… ¡No es tan fácil vivir con estas cosas! Y entonces, puede ser que sí, que haya un alma de poeta ahí, pero es como una boca. Cuando tú leas la poesía te vas a dar cuenta de esa imagen tan reiterativa, tan recurrente. La boca insaciable. Y si tuviera que volver a tu primera pregunta, tengo el coraje de decirte que soy eso, pero no como definición. Que soy ese individuo que es insaciable. Yo me llamo “oceánica”, o yo me defino como “oceánica”, no es un término mío, fue alguien que me lo regaló, probablemente era su percepción, y no es tampoco tan fácil vivir así, porque tienes que vivir, sobre todo en Alemania, regulando las emociones.
Desbandada– Vale. Pero tienes otra alma, además del alma de poeta, que es el alma de mujer de teatro. ¿Hablamos del teatro? Es parte de cómo te ganas la vida, ¿no? Eres pedagoga de teatro aquí en Berlín, en una escuela…
Ares Marrero– Sí, yo pertenezco a una asociación que es mi empleador. Ellos prestan mis servicios según la demanda. Puede ser en una escuela, en una Comunidad… Trabajo mayormente con jóvenes y niños. Lo he hecho durante años. Pero debo decirte que, en este momento de mi vida, a la altura de mis 58, estoy reorientándome en un panorama más profesional y creando proyectos más propios, con temáticas más afines a mis intereses.
Desbandada– Tú te formaste en La Habana como dramaturga.
Ares Marrero– Sí, en el Instituto Superior de Arte, en los inicios. Yo soy la cuarta promoción de ese instituto majestuoso que con los años ha crecido, que es heredero de una generación de artistas que tuvo una importancia tremenda en la cultura latinoamericana, por no decir en general hispanoamericana, que es un término que a mí personalmente me gusta más. Es una cuestión emocional, mis emociones son mi brújula. Tengo raíces españolas, mi padre, mis dos abuelos… Hay un poema que se llama “Mis dos abuelos”, uno de mis poemas preferidos. Así que será por eso, yo soy nacida en el Caribe, tengo dos abuelos españoles ¡Y la lengua, la lengua! Porque fíjate, yo creo que mi exilio, mi tragedia, todo tiene que ver con el idioma, ¿sabes? Yo creo que mi verdadera patria es el idioma. Y bueno, comencé en el teatro, sí, volviendo a ese tema, con nueve años. Ya con diecisiete estudiaba la Licenciatura en Artes Escénicas. Me especialicé en Teatrología y Dramaturgia, bueno, soy especialista en dramaturgia.
Desbandada– Y luego te ampliaste, digamos, hacia el mundo del audiovisual.
Ares Marrero– Sí. Yo terminé Dramaturgia. En Cuba el término dramaturga es aplicable no solamente a las tablas, sino al trabajo en el cine también. Yo muy jovencilla, porque terminé la carrera con veintidós años, me fui a trabajar… o me ubicaron, el sistema socialista te forma para servir según las necesidades del país, me ubicaron en los Estudios Granma. Allí comencé muy jovencita, y acabadita de llegar, a filmar! Yo llegué a ser una de las realizadoras de documentales más jóvenes del país. Incluso cogí un premio en el año 86 ex aequo, compartido con un famoso cineasta del momento. La primera vez que puse el ojo detrás de un visor vi cómo la realidad cambiaba completamente, empecé a experimentar. Naturalmente a la hora de editar, en aquella época existían aún las moviola, había que cortar con esto…, cómo se llama, guillotina, y todas estas cosas. Empecé, ya te digo, e hice tres documentales aparte de que era asistente de dirección, de cortometrajes, de largometrajes, etc., pero tengo en mi haber tres documentales como directora, uno cogió ese premio, como te digo, en la UPEC: Unión de Periodistas y Escritores de Cuba. Y entonces, haciendo un salto en el tiempo, resulta que he descubierto recién, leyendo estas poesías, que todas esas modalidades, todo ese modus vivendi habita en mí, está en la poesía también. Y en la poesía encuentras también toques brechtianos, porque soy muy brechtiana. Una figura que en Cuba es adorada, yo amo a Bertolt Brecht.
Desbandada– Y de ahí es cuando viajas a Moscú.
Ares Marrero– Trabajé tres años en cine, haciendo todas estas actividades que te conté, y luego en el año 1987 se me da la oportunidad de estudiar en un instituto emblemático, el llamado VGIK, el instituto más longevo del mundo, donde estudiaron figuras icónicas de la historia del cine como Tarkowsky o los hermanos Konchalowsky y en cuyo cuerpo docente figuraron nombres como Sergei Einsenstein, Alexei Batalov, Sergei Bondartschuk, Marlen Chuzijew, Alexander Dowschenko, Sergei Gerassimov, Roman Karmen, Pudovkin, Lev Kulechov, Mihail Rom. Un especialista te diría que son los verdaderos padres del cine, del montaje cinematográfico. El mundo no sabe bien todo lo que tiene que agradecer a esos nombres. Por tanto, es extraordinariamente difícil entrar allí. Es un instituto que ofrece una gran solidez en la formación. La escuela rusa de actuación, indecible! Pasé cinco años en Moscú. La suerte que yo tuve es que ya yo venía con películas de La Habana. Yo traía películas filmadas, hechas, venía con un currículum visible. Las películas gustaron. Por cierto, tú sabes una cosa que descubro: en mi cine hay poesía. Mi cine es tan poético que a veces… trae problemas. Yo recuerdo que tuve una vez una discusión estética con un director que me decía que yo montaba así cierta película porque no sabía hacer cine. Claro, que yo comenzaba entonces, pero también estaba en condiciones de trabajo muy difíciles, allí había que hablar de temas patrióticos, militares, y en esta película utilicé textos de Julio Cortázar, de un cuento que se llama “Reunión” y que comienza con una alusión a “Los cuernos de caza”, un símbolo del galope, una literatura que es simbólica, una literatura que hay que despiezar, tú la vas abriendo como una cebolla, y yo para hablar de cosas patriótico-militares, imagínate, utilizaba aquello tan controvertido, en una época en que Cortázar, como Vargas Llosa y otros escritores estaban censurados, de cierta manera prohibidos.
Desbandada– Esto fue después de estar en Moscú.
Ares Marrero– No, esto fue antes. Yo salí de Cuba con mis disputas en mi haber.
Desbandada– Y de Moscú viniste al Berlín de la República Democrática.

Ares Marrero– Bueno, no, no. Moscú estaba en un estado de convulsión tremenda por la Perestroika. Cuando yo llego a Moscú y empiezo a ver lo que realmente… Uy, esa es una historia muy compleja. Nosotros, los que nacimos bajo el sistema socialista, fuimos adoctrinados con muchas mentiras. Y al llegar, justamente al proceso de Perestroika, a la Glasnost, que quiere decir, como tú bien sabes, la transparencia, comenzamos a conocer la verdadera historia del socialismo. Ahí es cuando empiezo yo, que venía de una familia tan revolucionaria y tan comunista, a tomar consciencia del engaño. Confieso que ya me había empezado a cuestionar el sistema desde dentro, incluso por poco me expulsan en cuarto año de la carrera en La Habana, pero precisamente por esas razones, por conocerlo tan bien y tan profundamente, por venir de una familia con ciertos privilegios y de adentrarme en ciertas élites, diplomáticos, dirigentes nacionales, claro que eso condiciona, que tú veas muchas cosas a las cuales los otros no tienen acceso, y en mi caso terminé convirtiéndome en una absoluta, acérrima opositora del régimen. Pero volviendo a Moscú, en Moscú yo adquiero entonces el…, ¿cómo se puede decir?, todo un arsenal teórico de lo que había sido la historia. La nuestra y la del campo socialista. En esa época viajé mucho por Europa del Este. Era a donde único nos estaba permitido viajar. Empiezo a darme cuenta de lo que era verdaderamente el socialismo. Un sistema que no había funcionado en ninguna parte. Ni siquiera en Alemania. Y óyeme, si algo no funciona en Alemania, ¡uno puede estar convencido de que no sirve! La vida me permitía hacer una disección transversal hasta lo último, hasta lo más profundo, del acontecer, de la sociedad socialista. Ni qué contarte de lo que fue ver películas como “Pakayanie”, o intercambiar con mi propio Máster el inolvidable Sava Kulich sobre el hallazgo que se consideraba era su película: Железные занавески digo, perdona: “Cortinas de Hierro” Imagínate, en esas circunstancia, lo que pasó cuando comencé a hacer la traslación y empecé a analizar mi propia historia con ese prisma. Para contarlo en breves palabras: terminé expulsada del Sistema de Estudios Superiores. Me retiraron la beca y me persiguieron, obligaron a regresar a Cuba. Yo me negué, pero ellos tenían mis documentos. Y claro está, no me fueron devueltos. Mi primer hijo vivió catorce años sin tener ninguna nacionalidad. Son vivencias muy duras. Y marcaron no sólo mi vida sino la de mis hijos también.
Llegué a Alemania en abril de 1993. Después de algunos años y ya cuando se abrieron los expedientes de la STASI pude conocer más a fondo, a través de un amigo investigador, cómo había sido la penetración, la implantación, la colaboración, de los exégetas del sistema, también en la isla. Los contratos bilaterales que existían no solamente a nivel económico, claro!
Desbandada– ¿Fue traumático descubrir eso?
En este punto Maria del Carmen Ares Marrero se interna en la descripción de la experiencia más traumática que le ha marcado su vida, que de hecho la ha roto en dos partes, que es el paso de ciudadana cubana a ciudadana de la Tierra. Lo explica con detalle y es tema para proponer un debate con más voces, pero por el momento tendremos que esperar a la segunda entrega de esta entrevista. Hasta entonces lo más recomendable es asistir a la presentación que tendrá lugar en la librería Andenbuch el próximo viernes 7 de enero, a las 19 horas. ¡No se lo pierdan!
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