La compañía Storytelling Arena cuenta en árabe, inglés y alemán historias personales de refugiados sirios en un formato innovador y que mira al público directamente a los ojos.
Alemania es el país europeo que más refugiados sirios y de otras nacionalidades ha acogido hasta el momento. Pero es también un país que teme y sufre el auge de la ultraderecha, que no es sino la reacción irracional del miedo hacia lo desconocido. Hacia el desconocido.
El desconocido es el protagonista de esta iniciativa teatral, el Storytelling Arena, cuyo elenco está formado por personas refugiadas procedentes de Siria. Los actores se presentan ante el público como desconocidos que quieren darse a conocer; y para ello se aferran a un micrófono y cuentan anécdotas de sus propias vidas. La realidad se presenta ante el público en toda su crudeza y en primera persona para despertar la empatía a fuerza de zarandeos emocionales.
Entramos en el ehemaliges Stummfilmkino Delphi (antiguo Cine Mudo Delphi) y no vemos butacas, sino mesas y sillas dispuestas como en un café teatro. Hay que girarse un poco para dirigir la vista al escenario, pero también hay que sonreír necesariamente al espectador de enfrente. Esto es parte del juego, aunque todavía no lo sepamos.
Comienza el espectáculo y la banda Musiqana nos transporta a su tierra natal, a una Siria feliz antes del conflicto. Sus canciones tradicionales árabes sonarán entre las distintas historias, cada una contada en un formato, aunque todas traducidas simultáneamente al inglés o al alemán.
El primer actor recita un poema de su infancia y el segundo recrea una escena de amor en una cafetería de Damasco, con una inocencia que conmueve y que se gana algunas risas en la platea. Tal vez por eso nos pilla desprevenidos la tercera historia, real como todas las demás. Se trata de un hombre que, en plena guerra, se encuentra a una chica que vaga por las calles. “¿Te ha pasado algo?”, le pregunta; a lo que ella responde: “Estoy destruida, como todo lo demás”. El hombre decide acogerla en su hogar, se enamoran y ella se queda embarazada.
La descripción de los hechos posteriores sobrecoge de tal manera que el público parece haber dejado de respirar. Aun así, la violenta escena de la detención del hombre no carece de lirismo: la mujer intenta defender a su marido de los militares, y su sangre se asemeja a un lago; mientras él “mira la barriga de ella como si mirase a la muerte”. A él se lo llevan, ella y el bebé mueren. El actor y la traductora finalizan diciendo: “Cuando la recuerda a ella, o a su nombre, olvida el nombre de su patria”.
Unos aplausos llenos de tristeza preceden a la escena cómica final, que nos desencoge los estómagos y pone sobre la mesa las diferencias en cuestiones de género en el país de salida y en el de acogida. En las últimas actuaciones musicales, los actores se levantan y bailan, acompañados por algunos sirios del público. Los europeos damos palmas, contemplándolos.
Pero la verdadera revolución viene al final del espectáculo. “Os toca a vosotros”, nos dicen desde el escenario. ¿Nos toca qué? Nos toca contar nuestras vidas; somos ahora nosotros los desconocidos. Los actores nos animan a presentarnos a quien tengamos al lado mientras ellos se disgregan por las diferentes mesas charlando con todo el mundo. El culmen llega con un open mic final, donde quien quiera puede participar y hablar de su propia historia. Ya se ve a un anciano de la primera fila que levanta la mano…
En Storytelling Arena han sabido utilizar el camino a la empatía más directo que existe, partiendo de la premisa de que quien se sabe escuchado, también va a escuchar. Se ha sacado al público de su condición de eterno oyente, de su papel de receptor pasivo, para hacerlo salir de la sala con un regusto agridulce en la boca.
La compañía ha recorrido varias ciudades y pueblos alemanes con la intención de despertar la conciencia de una población que los siente como extraños y algunas veces, desgraciadamente, también como enemigos. Además, ensayan nuevas funciones para esta temporada y preparan, para el año que viene, representaciones con traducción simultánea al francés y al español. Allí estaremos.