Usina de guiones 2023: conversación con María Meira

Este mes inicia la 4ª edición de la Usina de Guiones Breves 2023 con el periodo de recepción de propuestas. Todos los interesados en participar en este programa de escritura de cortos en español organizado por el Instituto Cervantes de Berlín, en colaboración con la Embajada de  Argentina en Alemania, pueden enviar su proyecto hasta el 29 de marzo. Las bases están en su página web. Hablamos con su directora, la guionista argentina María Meira, sobre la Usina, pero también sobre la última Berlinale y los temas surgidos en la mesa redonda del Instituto Iberoamericano el pasado 20 de febrero de 2023.

Hola, ¿qué tal, María?

Hola, ¿cómo estás?

Estamos con María Meira, una vez más, en el mismo espacio en el que hicimos la primera entrevista, hace ya algunos años. Desde entonces han pasado bastantes cosas, en especial varias ediciones de la Usina de guiones breves. Vamos a aprovechar que has venido para la Berlinale 2023. ¿Para qué has venido exactamente?

Bueno, he venido porque nuestro proyecto, Roger suelto, un proyecto por ahora argentino que va a dirigir Natalia Smirnoff, una de las mejores directoras argentinas contemporáneas, ha quedado seleccionado en el Co-Production Market de la Berlinale.

Berlinale 2023 ¿A QUIÉN CONTAMOS NUESTRAS HISTORIAS? Encuentro organizado por Programa Ibermedia con el apoyo del Instituto Cervantes de Berlín y el Instituto Iberoamericano. 20 de marzo de 2023

Natalia estuvo en la mesa redonda del Instituto Iberoamericano el lunes pasado, ¿no es cierto?

Exactamente. Roger suelto es su cuarto largometraje. Con su ópera prima, Rompecabezas, estuvo en la competencia de la Berlinale en el 2010, y ahora estoy trabajando con ella intensamente en el guion de este proyecto muy potente, muy inspirador. La Berlinale tiene no sólo la parte de exhibición de películas, sino que tiene además una instancia de mercado, el Coproduction market que selecciona 17 proyectos de todo el mundo que están en estado de desarrollo, como el nuestro. Roger suelto tiene un borrador de guion y una productora en Argentina, Año Cero, de Federico Sande Novo, y lo que hace el mercado es poner en contacto al proyecto con sus posibles casas coproductoras en todo el mundo, tanto de Europa como de Asia o América. Se organizan encuentros y reuniones uno a uno.

Y se hace en el Martin Gropius Bau.

Exacto, y son tres días muy intensos, una reunión atrás de la otra. Los festivales grandes como Berlinale, Cannes, San Sebastián, Guadalajara, tienen esta instancia de mercado, y en Argentina se hace Ventana Sur próximo al Festival de Mar del Plata. Estos mercados están porque hay que pensar siempre en el futuro: están las películas que estamos viendo y están las que van a venir. “Una especie de familia”, dirigida por Diego Lerman, con la que ganamos el premio al mejor guion en el Festival de San Sebastián en 2017,  estuvo antes en el Coproduction market de Berlín.

Así que para ti la Berlinale es como un talismán.

Y, da un respaldo, yo diría, porque hay una curaduría, se presentan proyectos de todo el mundo y quedan 17, por supuesto que quedan muy buenos proyectos afuera, supongo que hay un criterio de selección que tiene que tener que ver con la diversidad, con que haya proyectos potentes y a la vez variados.

Entonces te sales un poco de tu rol de guionista, te estás acercando a la producción.

Yo acompaño el proyecto. El guion en la etapa de desarrollo es muy importante porque en este momento la película está en esas noventas páginas escritas; también se suma un dossier de imágenes, un trabajo visual y conceptual que hace la directora y por último hay un presupuesto y una planificación, que es la parte que le toca más específicamente al productor, tiene que ver con el diseño de cómo se quiere producir esa película, dónde se quiere producir, de qué manera, con qué tamaño… Estas tres partes, guión, dirección y producción, somos las que llevamos adelante la película en este momento. Cuando la película se produzca van a sumarse todas las otras áreas: fotografía, montaje, sonido, música, ni qué hablar del elenco, los actores, las actrices… Pero en este momento Natalia, Federico y yo somos madres y padres de la criatura. En la medida en que puedo y que se da la posibilidad, me parece que está bueno acompañar.

No es la primera vez que participas tan intensamente en una película, aparte del guión.

En todo lo que es el desarrollo estoy muy presente.

¿Es normal que el guionista se implique tanto?

Escribir el guion es plasmar en el papel la primera forma de la película. Como te decía, en este momento la película está en esas páginas que estás escribiendo, así que estás implicada en el proyecto, te guste o no te guste.  Yo no intervengo en las reuniones específicas de producción, o de dirección, por eso digo que en esta instancia de mercado más que nada acompaño.

Bueno, después de lo que escuchamos en el Iberoamericano organizado por Ibermedia. ¿Qué te pareció? Estuviste allí escuchando a los directores y productores.

Me gustó mucho. Ante todo celebro el encuentro. Después de estos tres años tan extraños que nos ha tocado vivir a todos y a todas, estar en una sala conversando presencialmente, aunque más no sea de las vicisitudes por las que hoy pasa el cine, pero ya esa situación de encuentro, de intercambio, a mí me resultó muy inspiradora, muy valiosa.

El título te atañe directamente, ¿A quién contamos nuestras historias? El cine iberoamericano en tiempos de tiktokers, instagramers y plataformas. Se planteaba la existencia de dos tipos de cine dos tipos de público, dos formas de distribución, dos maneras de ver las películas. Una distribución que va en retirada de alguna forma en las salas frente a la distribución en streaming. Los espectadores en la sala frente a los espectadores en su casa en el sillón, consumiendo más que disfrutando del cine. Había una discusión entre una posición más victimista, y otra posición que dice que lo hay que hacer es ponerse a trabajar y contar buenas historias, y dejar de quejarnos que las plataformas se llevan todo el mercado. ¿Estás de acuerdo en que hay esta lucha?

Que hay una lucha, que hay una tensión, creo que es indiscutible. Uno puede tener una visión más optimista o más pesimista, pero es un conflicto de hoy, creo que es innegable.

Un conflicto, ¿en qué aspecto? Porque también hablaban de que muchos profesionales del cine por fin están pudiendo trabajar y ganando mucho dinero.

Pero siempre hay una cuota de conflicto, porque hay profesionales que trabajan, que están en posibilidad de tener buenos ingresos pero haciendo por ahí algo que no es lo que les apasiona. Siempre hay una tensión, ¿no?

¿Cómo definirías esa tensión? ¿Una tensión entre qué y qué?

Natalia Smirnoff

No hay malos / buenos, yo misma experimento esas vicisitudes internamente. A mí me apasiona el cine de sala, es mi gran amor, mi gran pasión. Me encanta ir al cine, me gusta el plan: elegir la película, elegir el horario, ir a la sala, quedar a oscuras entre desconocidos, llorar o reírme con los que pasa en la pantalla… Todo el ritual. Siempre me ha gustado, me acompaña desde que soy adolescente. Es una experiencia personal, íntima y colectiva a la vez a la que le sigo encontrando sentido. Y luego aparecen las plataformas y la posibilidad de ver películas en casa, en la computadora, en el teléfono. Y viene esta avalancha de las series, ¿no? A mí lo que me pasa con las series es que tienen esta dinámica que es muy absorbente. Uno queda muy tomado por las historias, muy enganchado a los personajes. La experiencia es bastante diferente a la del cine ritual del que hablaba. Aparece esto de las maratones, la pulsión por ver más y más episodios. En este sentido el cine ritual no te deja ese hambre, esa necesidad de más. Yo no tengo una opinión cerrada sobre el tema, voy y vengo, por momentos busco el refugio del cine y por momentos me engancho con series. Por ejemplo Breaking Bad.  No la ví cuando salió, fui bastante reticente, pero en el momento en que empecé a verla y empecé a entrar en ese mundo, me atrapó de una manera que estuve meses viviendo en ese rincón desértico de Estados Unidos, pendiente de esos tipos… Y cuando terminó la serie extrañaba los personajes. Todo eso es muy potente, es muy fuerte, muy intenso. Pero no puedo vivir en ese estado todo el tiempo, es demasiado, lo hago de vez en cuando. 

Estás hablando de tu rol de espectadora.

No sólo como espectadora. Como guionista tuve la oportunidad de desarrollar una serie y me pasó exactamente eso. Fue un año y medio de estar completamente zambullida en el mundo de la serie que estábamos creando, fue una convivencia intensa y larga con los personajes, con la trama, con los conceptos que estábamos poniendo en juego. No hubo espacio en mi disco rígido para otra cosa.

¿Lo hacías tú sola? Lo digo porque justo en las plataformas de streaming se trabaja en equipo, no hay un guionista.

Hay un equipo, sí. Y se habla mucho, se elabora mucho en el grupo antes de pasar a la escritura. 

Mientras que en las películas digamos “de sala” es más frecuente que haya un guionista, mientras que en las serie el guionista individual desaparece en el equipo, todo lo que tiene que ver con plataformas es uniforma e impersonal, desde el punto de vista de la creación.

Desde el punto de vista de la creación es menos personal, sin dudas. Es mas colaborativo.

Es de lo que se quejaban el lunes.

Lo que pasa es que hay muchas instancias de feedbacks, y en los feedbacks uno se encuentra con gente muy idónea y que realmente entiende de lo que se trata la escritura de guiones, y de cómo realmente hacer que la serie sea mejor, pero también aparece con fuerza el criterio más puramente empresarial y comercial, y cómo hacer convivir todo eso es difícil. ¿Cómo hacer convivir mi manera de crear personajes con la demanda muy concreta de lo que marca la serie que está en el puesto número uno? A nosotros nos pasó que empezamos el desarrollo con un contrato de 8 episodios de entre 40 y 50 minutos, y diseñamos toda la obra para ese tiempo de relato. Y un año después, ya cerca de cerrar los guiones, la tendencia en la plataforma indicó que los episodios tenían que durar media hora. Tuvimos que hacer una reestructuración en muy poco tiempo, a contra reloj. Es usual que cosas así pasen y a veces no es fácil surfear la ola. 

Pero la tensión es entre lo que tú quieres y lo que quiere la empresa, o es la tensión entre un perfil de guionista y otro perfil de guionista. Parecía que el lunes había un conflicto entre “hacemos el cine que siempre hemos querido hacer” o “hacemos el cine que nos imponen las plataformas desde el punto de vista puramente comercial”.

Eso siempre estuvo. La disyuntiva entre si hago cine comercial siguiendo la directiva de una corporación, o hago lo que yo quiero y lo hago a mi manera, con mi mirada, con mis tiempos. Esta disyuntiva estuvo siempre, yo la vivo desde que estoy en este medio. Probablemente ahora está exacerbada, ¿no? Por un lado están las plataformas con sus dinámicas más comerciales, y por otro el cine más de autor. Pero hay casos que se salen de la regla, no son muchos pero los hay. 

La otra cuestión es: cómo llegar al público. Cómo hacer para que vayan a ver tu película. Cómo atraer a ese público que se ha ido a las plataformas de streaming y que ha abandonado las salas. Parecía un conflicto, aunque luego unos decían que sí han abandonado las salas, y otros decían que no. Y que el cine comercial de sala sigue haciendo mucho dinero.

El cine comercial de sala sigue llenando las salas, no tanto como antes pero sigue a la cabeza.

Como decía Pablo Solarz, “yo no voy a ver esa película porque es uruguaya”.

Natalia Smirnoff y Pablo Solarz

Bueno, eso sí es tarea nuestra. Nosotros con “El suplente”, la última película que escribimos con Diego Lerman y Luciana de Mello, ha tenido su estreno en salas, y después llegó a la plataforma. No es una película producida por una plataforma sino que es una película producida en la vieja escuela con esta forma más de coproducción entre Argentina, España, México, con actores profesionales, con no-actores… Al llegar a la plataforma, esto hay que decirlo, la audiencia creció  exponencialmente. Fue la película más vista en Netflix Argentina y ahora sigue su recorrido en Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá. Muy pronto va a estar también en Europa. Creo que ahí hay una retroalimentación. La llegada que ha tenido “El suplente” es muchísimo mayor que la llegada que han tenido nuestras anteriores películas, han estado en salas y han llegado a plataformas por acuerdos pero muy posteriores, no ligados al estreno sino un año después cuando ya la película había salido de circuito. Uno también puede hacer acuerdos con las plataformas que  sean beneficiosos.

Se quejaban de esta forma de actuar de las plataformas acaparando los derechos de una película e impidiendo que se distribuya por otros sitios.

Por eso son tan importantes para mí estas instancias de mercado, de coproducción, con todas las vicisitudes, con todos los aspectos que pueden no ser ideales. Nada es ideal. Pero sigue siendo una forma de producción a escala más humana, donde uno tiene más autonomía, más libertad creativa, que para mí son ejes fundamentales  para que el arte cinematográfico siga desplegándose.

Lo que parecía proyectarse en la conversación en el Instituto Iberoamericano es que hay una audiencia, pero no es cierto.

No, no. Si hay algo que nos pasa hoy es que hay muchas audiencias.

¿Y se sabe dónde están? ¿Cuáles son las claves de esas distintas audiencias?

Hoy hay muchas personas abocadas a lo que es construcción y creación de audiencias. Hay todo un trabajo por hacer que tiene que ver con encontrar tu audiencia. Entiendo que es una fantasía que uno le va a llegar a todo el mundo. No, no le vas a gustar a todo el mundo. Pero es importante saber dónde están las personas a las que le interesa lo que hacemos. Encontrarla e invitarla de manera sincera, de manera genuina a compartir la experiencia. Y bueno, “El suplente” es una película que tiene varias tramas, de alguna manera invita a audiencias diferenciadas. No creo que sea únicamente para adolescencias. Una cosa que me llevó como feedback, hubo colegas que iban con sus hijos al cine pataleando, no querían saber nada con ver una película argentina, y al final salieron del cine fascinados, porque sintieron que se les hablaba a ellas y a ellos. Esto para mí es un gran logro de la película, una suerte de “tarea cumplida”. Para mí es importantísimo empezar a convocar a las nuevas generaciones, pero no es algo que uno puede hacer de manera tan premeditada. Uno no escribe el guión pensando literalmente en la audiencia, no de esa manera tan mecánica. Uno lo que hace por un lado es investigar mucho el terreno en el que se está metiendo y por otro lado conectar con uno mismo, con sus propias zonas, sean infantiles, sean juveniles, yo he sido niña, he sido adolescente, puedo conectar con esos conflictos que viven los chicos en la escuela, porque son experiencias humanas. Entonces, yo creo que en la medida en que uno investiga y conecta de manera genuina, eso tiene chances de llegar y conmover.

Dices que basta con conectar con uno mismo, y en realidad para que una película llegue hacen falta muchos otros factores. Hay un tema de lenguajes, que también se comentó el lunes. El lenguaje narrativo de la gente que va al cine para consumir, el lenguaje que entiende no es el lenguaje de esas otras películas, aparentemente. El lenguaje que se está generando, la manera de narrar, el ritmo, etcétera, que se utiliza en las plataformas de streaming, ya sean series o películas, es distinto. 

Sí, en general tiene mucha más preponderancia el plot, el argumento…

Las tomas cortas, los movimientos de cámara rápidos… La propia configuración de los personajes es diferente porque, como decías, el personaje te tiene que atrapar en un pedacito de pantalla o en el móvil. La fotografía influye de una forma completamente diferente. El peso de los diálogos…

¿Cuál sería el problema? ¿Que uno tendría que adaptar su forma de narrar a este lenguaje?

Esa es la pregunta.

Ahí está la libertad, tiene que ver con que cada una y cada uno elige hasta dónde puede, hasta dónde tiene ganas, o una necesidad de hacer esos acuerdos, de hacer esas transformaciones del lenguaje. Yo como espectadora creo que hay una suerte de gran burbuja de este tipo de narración, híper rápida, sesgada y atrapante, y tal vez se llega a un hartazgo, también es algo que puede pasar porque los ciclos tienen su pico y después se desinflan. No sé si en diez años la moda no van a ser  películas hiper lentas, porque la gente va a estar tan hiper-estimulada, tan pasada de rosca, que lo único que va a querer es llegar a casa y ver una película de un plano largo y único, sin acción, sin ningún corte. No descarto que eso ocurra.

María Meira en el Instituto Cervantes de Berlín

Cambiando un poco de tema, ahora vas a empezar con la nueva edición de la Usina de Guiones Breves.

Sí, la 4ª edición.

¿Cómo va a influir todo esto en la manera como vas a gestionar el grupo, gestionar el curso, el feedback que les vas a dar? ¿Puede influir esta tensión entre el cine de sala y el cine de plataformas de streaming? ¿Esas maneras diferentes de ver el cine? Claro, se trata de cortos, y los guionistas que participen tendrán más la idea del cine de sala que la otra idea. ¿No?

La influencia es inevitable. Estoy en el mundo, y lo que pasa, me guste o no, me va a influir, me va a contagiar. El lunes felizmente me contagié de lo que se dijo en el Ibero, vi una película y felizmente me contagié de lo que la película me propone… O sea, yo soy una persona receptiva, entonces claro que me influye.

¿Vas a introducir algún elemento nuevo?

Yo invito a reflexionar, no tengo una respuesta de cómo se resuelve esa tensión. Hago una invitación a que cada uno y cada una reflexione sobre dónde está parada.

¿Qué tal, por ejemplo, cambiar el formato, y proponer una Usina para hacer un capítulo para una serie de una plataforma de streaming?

Es que eso está abierto, ¿por qué no podría ser? Cada uno lo puede tomar como quiera. No es algo que yo voy a imponer. A mí me gusta la diversidad. Si alguien quiere hacer un corto “alte Schule” para la sala me parece que está buenísimo; si alguien quiere indagar en un lenguaje más cercano a un lenguaje de redes, le doy una gran bienvenida, me encanta acompañar un proceso creativo de ese tipo. A mí de ninguna manera no me interesa delimitar, porque realmente lo que me importa es la diversidad, y lo digo muy en serio, porque me aburro si es todo igual: ahora vamos a hacer todos un piloto de un programa, ahora todos vamos a tratar tal tema… Yo misma me aburro, yo misma necesito acompañar cosas diferentes, historias diferentes, miradas diferentes, voces diferentes, que incluso me cuestionen mi propia manera de ver las cosas, porque creo que ese intercambio es rico y es fructífero para todas y todos.

¿Cuándo empieza la 4ª edición de la Usina de Guiones Breves? 

Estamos recibiendo postulaciones hasta el 29 de marzo, así que quien quiera tiene todo marzo para enviar su propuesta. Vamos a seleccionar nueve proyectos. Lo que pedimos es la descripción de la idea, una motivación y algunas cositas más. No buscamos un guión escrito o un argumento completo desarrollado. Lo que importa es la idea, que no necesariamente tiene que ver con lo argumental, puede ser algo más abierto.

Cuanto menos definido, más se puede trabajar.

Exactamente. La motivación es importante, por qué la autora o el autor quiere trabajar con ese tema, con esas imágenes, de dónde viene la idea, eso para mí también es importante: ¿por qué querés contar esta historia? ¿Por qué querés explorar este mundo? Incluso en relación con el lenguaje o el formato: ¿por qué? Son preguntas que van a ser muy importantes a lo largo de todo el camino. Y también  son importante los elementos sensoriales visuales y sonoros que evoca tu idea. Por dónde la estás percibiendo, sonora y visualmente. 

¿Quién hace la selección?

Hay un intercambio, pero la palabra final la tengo yo,  más que nada porque luego el trabajo con las ideas, las autoras y los autores es muy cercano, muy íntimo, y yo necesito tener la intuición de que puedo sumar y acompañar ese proceso creativo en su singularidad. Es un trabajo con tutorías individuales, clases virtuales grupales, y después hacemos el encuentro en Berlín en septiembre, nos encontramos todas y todos ya con los proyectos mucho más maduros, y el intercambio en vivo es muy enriquecedor.

Entre ellos también se comentan.

Claro, claro. Para el taller de septiembre tienen que leer todos los materiales para analizarlos y comentarlos en el grupo.

¿Tienen que ser hispanohablantes, o pueden ser también alemanes?

Hemos tenido una participante de Brasil, así que claro.

¿Una persona que haya hecho el curso antes puede volver a presentarse?

Sí, se puede volver a presentar porque la verdad es que las ideas y las personas cambian.

Hasta ahora casi todos han sido de Berlín o de Alemania, ¿no?

Sí, pero también hemos tenido participantes de Barcelona, de Madrid, de Argentina, de Colombia, de Chile…

¿No te gustaría que se ampliara más?

Me gustaría mucho ampliarlo, tenemos unas cuántas ideas al respecto, pero por el momento es un proyecto autogestionado y los participantes tienen que costearse los gastos de traslado y estadía en Berlín. Entonces, las ganas están, pero faltan los medios. Es más accesible si estás en Alemania o en Europa, pero como te decía hemos tenido participantes que costearon el viaje desde Latinoamérica para participar.

Bueno, pues te deseamos mucha afluencia y mucha creatividad en las propuestas.

Bueno, pues te deseamos mucha afluencia y mucha creatividad en las propuestas.

Muchas gracias. Les iremos contando cómo transcurre.


Pincha en la imagen para ver las bases del concurso.
Revista Desbandada

Un comentario sobre “Usina de guiones 2023: conversación con María Meira

Deja un comentario