Desde marzo de 2022 y durante los próximos cuatro años, gobernará en Chile una coalición de izquierda con la que Chile no está habituada. No, al menos desde el retorno de la democracia. Gabriel Boric Font ha sido investido como el octavo Presidente de la República y también como el más joven de lo que la historia tenga registro.
Con un 57% de aprobación al inicio de su mandato, el presidente de Chile sabe que las apuestas y las expectativas puestas en su gobierno son altas. Con su estilo habitual de puños arremangados, sus tatuajes visibles y un gobierno feminista es el inicio de una nueva era.
Es el 11 de marzo de 2022, y como la tradición republicana de la historia de Chile lo indica es el día del cambio de mando presidencial (cada 4 años); y en esta ocasión fue el día de investir al octavo presidente luego del retorno de la democracia: Gabriel Boric Font (Frente Amplio- Convergencia Social).
Al Presidente de Chile se le nota su juventud, se le nota en sus ademanes, en su voz, en su retórica, en su desplante con la gente. A ratos, con su espontaneidad pareciera ser un presidente de curso de secundaria… Y en ese rol sonríe –esa sonrisa genuina entre nerviosismo y felicidad–, que rompe protocolos para saludar a la gente, que se saca selfies, que no usa corbata y que se arremanga las mangas dejando a relucir sus enormes tatuajes.
Con esa “ruptura de tradicionalismos”, muy simbólico para muchos, Boric llega al Congreso Nacional de Chile a recibir la banda presidencial y la estrella de OHiggins –una tradición chilena de las investiduras presidenciales–, por parte del saliente presidente, Sebastián Piñera.

Con 36 años, el ex líder estudiantil llega a La Moneda de la mano de una nueva generación que destrona a los dos grandes bloques de centro-izquierda y centro-derecha que gobernaron el país desde el retorno de la democracia, en 1990.
“Esta tarde les hablo por primera vez como Presidente de la República”
19.58 pm Plaza de la Constitución, Santiago de Chile; 23.58 pm en Alemania y como suele ocurrir con este tipo de acontecimientos, las señales de televisión chilena están liberadas en el extranjero para seguir el minuto a minuto de la investidura.

En la Plaza de la Constitución, barrio cívico donde se encuentra el Palacio de la Moneda, se ven banderas de pueblos originarios, de disidencias, de movimientos feministas, de minorías, de artistas, de movimientos sociales y una gran asistencia que espera a Boric. “Boric, amigo, el pueblo está contigo” se escucha en el público, hasta que hace su aparición en el balcón de la casa de gobierno: “Esta tarde les hablo por primera vez como Presidente de la República” y se dirige al país.
Lo de Boric es un gobierno que se ha construido en base a minorías, pueblos originarios, movimientos sociales, disidencias. Es un gobierno que además no cuenta con mayoría parlamentaria y que tendrá el gran desafío de impulsar una Constitución que se está escribiendo, que deberá ser presentada al país el próximo 4 de julio. Es un gobierno que ha generado y genera altas expectativas.

Los 32 minutos de la primera alocución del Presidente Boric sirvieron para conocer los lineamientos del gobierno. Habló de un respeto irrestricto a los derechos humanos, “condenaremos la violación a los derechos humanos en cualquier gobierno, independientemente del color político que sea”. Prometió cambios, en salud –por primera vez, un presidente electo menciona e incluye al TEA en su agenda–; en educación y en la delincuencia: “combatir la inseguridad en trabajo conjunto con la comunidad”, señaló.
Dadas las complejidades del sistema social de Chile, Boric dijo que el camino sería largo y difícil, más aún con la crisis económica por la que está atravesando el país. Hay que recordar que, durante 2021, registró una inflación que sobrepasó el 7% y de acuerdo a algunos expertos, la situación podría ser igual durante 2022. “Hay que recuperar la economía, pero sin reproducir las inequidades estructurales (una de las banderas de lucha del estallido)”, señaló el presidente.

La primera semana de los próximos cuatro años
Luego del cierre de las actividades de cambio de mando, con una ceremonia con siete pueblos originarios y una misa en la Catedral de Santiago, en la que el Presidente fustigó la presencia del ex Cardenal Ricardo Ezzati por su vinculación en casos de abuso de menores por parte de la Iglesia Católica, el gobierno se puso manos a la obra.
En el contexto de los abusos estatales y policiales cometidos durante el estallido social iniciado en 2019, se instruyó el retiro de las querellas que impuso el gobierno de Sebastián Piñera en el marco por la Ley de Seguridad del Estado, para dejar en libertad a personas, que por algún motivo quedaron en prisión preventiva. Previa revisión de los casos.
También instruyó a la ministra del Interior, Izkia Siches, junto a una comitiva de otros ministros a visitar la macrozona sur e iniciar un proceso de diálogo donde se mantiene vigente un conflicto entre el estado de Chile y pueblos originarios.

De igual modo ratificó su intención de apoyar el proceso constituyente, cuyo principal desafío será encauzar la Convención Constitucional que promete un sistema más social e igualitario, pero que de alguna manera equivaldrá a subir impuestos.
“Constitución para todos y no para unos pocos. Los invito a que nos escuchemos de buena fe, sin caricaturas. Tomémoslo en serio. Escuchemos de buena fe para que para que el plebiscito de salida sea un punto de encuentro y no de división y podamos firmar, por primera vez, una Constitución democrática, paritaria y con participación de todas y todos nuestros pueblos”, señaló en el discurso.
Gabriel Boric además confirmó la firma del Acuerdo de Escazú. El Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe fue rechazado por el Gobierno de Sebastián Piñera. Al respecto, el mandatario dijo a medios internacionales que: “Vamos a cumplir nuestro compromiso de ratificar el Acuerdo de Escazú. Estamos viendo temas de agenda para coordinar con los ministerios responsables, pero sí puedo asegurar que va ser durante marzo. Por lo tanto, para la próxima COP 27 Chile va a estar en Escazú”
Otro punto que ha marcado la pauta es el testimonio entregado por la pareja de Gabriel Boric, Irina Karamanos, y su relación con el cargo de Primera Dama, el que aceptó tomar con un carácter reformista, tal como lo señaló en una entrevista de un reconocido programa de televisión en Chile, conducido por Mario Kreuzberger: “En mi caso particular, me propuse cambiar un espacio, no me identifico con el rol de Primera Dama, pero sí con cambiarlo, porque no soy ni primera, ni dama. Hay que salir de ese término conservador y clasista».


Gabriel Boric e Irina Karamanos ©Marcelo Segura
Pese a las expectativas que el gobierno de Boric genera en Chile, el mandatario ha sido claro en su mensaje. En más de una ocasión ha señalado que: “No pretendo en un día, en un par de minutos, en los cuatro años cambiar todo lo que está mal (…). Tenemos que trabajar para que, al final del día, nuestro gobierno haya mejorado en conjunto la calidad de vida de nuestro pueblo”.

Renée Boche Olivares: Periodista chilena foco en creación de contenido en plataformas digitales. Master en Políticas Públicas. Residente en Berlín. Amante de la música y de la literatura. Creativa, optimista y muy realista!
Foto de portada: Gabriel Boric e Irina Karamanos ©Sebastián Rodríguez/Prensa Presidencia Chile / Otras imágenes: © Fernando Ramírez – @fotografoencampana / ©Ruber Osoria – ©Marcelo Segura /Prensa Presidencia Chile