Bienestar integral y su relación con las finanzas

Un texto de Martha Marquina

Sanando las finanzas

En mi experiencia como expatriada en Alemania he aprendido de esta cultura a cambiar mis hábitos financieros. Hace una década cuando llegamos, era casi imposible ir a un supermercado y pagar con tarjeta de crédito, no se diga en restaurantes. En general en las tiendas solo aceptaban pagos en efectivo o con tarjetas de débito, es decir, la tarjeta en donde recibes tus ingresos.

Para nosotros fue como un shock, porque teníamos otras costumbres. Para mi  familia y amigos era muy común utilizar tarjetas de crédito: comprabas a meses sin intereses, algunas te daban un plus al acumular puntos que después canjeabas, o te ayudaban a completar gastos que no podías pagar en determinado momento, algún imprevisto o algún gusto. Era rarísimo y frustrante para nosotros no poder disponer del crédito.

Cuando te vas integrando al país, vas aprendiendo que aquí la mayoría de las personas tratan de no gastar más de lo que ganan y tienen una cultura del ahorro y de seguros muy distinta a la nuestra. En general les gusta ahorrar para viajar y para su retiro. Nosotros, por el contrario, somos una cultura más consumista y vivimos muchos de nosotros pagando cada mes los intereses de los diferentes créditos que tenemos.

Con el paso de los años todo ha cambiado y vemos como cada día en más supermercados, tiendas y restaurantes aceptan el pago con tarjetas de crédito. Aunque no lo crean, todavía existen lugares donde aceptan pagos solo en efectivo o con tarjeta de débito, pero ya encontramos promociones de meses sin intereses en algunas tiendas, principalmente de muebles y electrodomésticos.

Como Health Coach en Nutrición Integral, parte del programa que ofrezco a mis clientes consiste en revisar las diferentes áreas de nuestras vidas, ya que todas de alguna u otra forma van a afectar nuestro bienestar.  Una de estas áreas es precisamente el área financiera.

No solo el comer saludable o practicar alguna actividad física son necesarios para nutrirnos como personas, también lo son otros ámbitos, como  nuestras relaciones personales, nuestro entorno laboral, nuestro hogar, etc. Y al buscar balancear estas áreas, nuestras finanzas afectan directamente nuestro bienestar.

El aprender a tener unas finanzas saludables nos va a permitir estar más tranquilos, porque cuando no lo logramos, esto nos puede provocar diferentes síntomas y malestares tales como estrés, ansiedad, en general problemas en el sistema nervioso, insomnio, dolores musculares, problemas digestivos, entre otros.

Ahora que ya sabemos la importancia de tener unas finanzas sanas, ¿cómo empezar?

Empezaremos trabajando 4 factores principales que serán de gran ayuda, El primero consiste en revisar en qué estamos gastando nuestro dinero.

Aunque no lo creas, a veces llegamos a fin de mes, del trimestre o al final de año sin saber en qué se nos fue el dinero, así que lo primero que haremos es revisar a detalle cuáles fueron los gastos de los últimos tres meses. Les sorprenderá  la información que arrojará.

Existen aplicaciones para controlar nuestras finanzas personales, muy fáciles de usar y para las que no necesitamos tener conocimiento previo. Lo más importante es que nos van a permitir hacer un presupuesto, programar un calendario de pagos con recordatorios y otros servicios.

Además de las aplicaciones, podemos hacerlo en una hoja de papel, o en una planilla de Excel, en donde separaremos detalladamente y por rubro todos los movimientos de nuestros gastos. Registremos cuáles son nuestros gastos fijos -estos son los que mes con mes no cambian, como la renta, el agua, la luz, el gas, el servicio de internet, entre otros – y cuáles son nuestros gastos variables -estos son, como su nombre lo indica, los que varían mes a mes-. En ocasiones no nos damos cuenta de estos gastos variables que muchas veces son esos placeres como salir con los amigos, comer en restaurantes, comprar algo no esencial, hacer un gasto fuera de nuestro presupuesto. Por ello la importancia de revisar a detalle. Dentro de estos gastos variables a menudo ignoramos los pequeños gustos, como el café del día, los cigarros, algún antojo imprevisto, o tenemos servicios que se cobran directamente en nuestras tarjetas, como cuando pedimos comida o pagamos un taxi, los que al acumularse mes a mes nos provocan un déficit en nuestras finanzas.

Este es un buen ejercicio para hacer un análisis de nuestros gastos contra nuestros ingresos, para tener claro en dónde estamos invirtiendo o malgastando. Esto nos ayudará a tomar decisiones más inteligentes.

El segundo factor es el ahorro.

Cuando ya tenemos identificados nuestros gastos mensuales, podemos hacer un presupuesto en el que separemos una parte para ahorrar. Según los expertos, se recomienda incluír dentro del rubro de gastos fijos mensuales un ahorro de entre el 10 y 15 por ciento de nuestros ingresos. Si no nos es posible este porcentaje, guardemos una cantidad por pequeña que sea, lo importante es poner el pensamiento a la acción.

Algo que motiva al ahorro es fijar metas, a corto, mediano y largo plazo, es decir a meses, a 5 años y de 5 años en adelante.

Estas motivaciones son, por ejemplo, la compra de un celular, un viaje, el enganche de un carro o un fondo para emergencia. A largo plazo, si quisiéramos juntar para el enganche de un inmueble, ahorros para la jubilación, la educación de nuestros hijos, entre otros, dependiendo de las necesidades. La idea es disfrutar de la recompensa de alcanzar metas y sentir esa sensación gratificante de ahorrar.

Para que no se nos olvide este ahorro mensual, una herramienta esencial es hacer los ahorros en automático desde nuestra cuenta bancaria, no sin antes investigar en diferentes bancos las comisiones e intereses para elegir la mejor opción.

 Y ahora sí, a disfrutar con satisfacción cómo va creciendo ese ahorro. A veces lo más importante es dar ese primer paso. Todos los días antes de dormir o al despertar, usando nuestra imaginación y nuestra energía, tomemos unos minutos para traer a nuestra mente todo lo que deseamos.

El tercer factor es la importancia de asegurarnos.

El tener esta experiencia de conocer otra cultura me ha enseñado a aprender la importancia de tener seguros. Viviendo en este país en donde la cultura de los seguros es primordial y funciona maravillosamente, algunos tenemos esa creencia de que nunca los vamos a usar, y ojalá que así sea, pero cuando son necesarios, agradeces por haberlos contratado.

El estar asegurado nos va a quitar una preocupación menos. Con la pandemia hemos visto familias que se han quedado sin patrimonio por gastos hospitalarios; sin ingresos, por no contar con un seguro de desempleo, entre otros ejemplos en donde el seguro hubiera significado una gran diferencia ante una situación imprevista.

Los seguros obligatorios en Alemania son cinco: el seguro de enfermedad, el seguro de accidentes, el seguro de pensiones, el seguro de desempleo y el seguro de dependencia a causa de enfermedad. Por otro lado están los seguros que se sugieren y que son también muy importantes, como el seguro de responsabilidad civil, el seguro contra robos, el seguro de viaje y hasta el seguro para tu mascota.

Como no es posible vivir en una burbuja y que tengamos todo bajo control, lo mejor es prevenir. Los seguros nos ayudarán a tener unas finanzas saludables porque son una forma de proteger nuestra vida y darle seguridad a nuestros bienes.

Y por último lo que importante es el identificar cuáles son nuestras creencias limitantes respecto al dinero.

Esta creencia o creencias son aquellas percepciones que tenemos de nuestra realidad. Proceden del entorno en el que hemos vivido, ya sea a través de nuestra propia experiencia, o de las opiniones de los demás, las aprendimos desde nuestra niñez, durante el período de socialización, que es antes de los siete años, y están presentes de manera consciente o inconsciente. Principalmente las tomamos a través de alguna figura que vemos como autoridad, ya sea de nuestros padres, abuelos, la personas que nos criaron, nuestros maestros o alguien de nuestro círculo social. Son opiniones, ideas o pensamientos negativos que consideramos que son ciertos aunque no lo sean y van condicionando nuestra vida, es decir,  inconscientemente estamos programados con un sentido de carencia que sin querer afecta nuestro presente y nuestro bienestar.

Estas creencias limitantes sobre el dinero afectan nuestro estilo de vida. Buenos ejemplos son esas frases que seguramente hemos escuchado como: “pobre pero honrado”, ”las finanzas personales son complicadas”, “el dinero no da la felicidad”, “nací pobre y así me tocó”, “si es rico…, algo habrá hecho para conseguirlo”, “hay que trabajar mucho para ganar dinero”, “si me hubiera casado con un rico….”, entre otras. Si llegamos a identificarnos con alguna de ellas, es momento de cambiar estos pensamientos. Existe una técnica sencilla para cambiar estas creencias en tres pasos: el primer paso es hacer conciencia e identificar las creencias. Esto es a veces lo más complicado, pero ya identificadas podemos empezar a trabajar en hacer el cambio, lo que sería el segundo paso, cambiarlas por pensamientos de abundancia.

Por ejemplo: Si me identifico con la creencia de que “nací pobre y así me tocó”, la cambio por: “no importa de dónde vengo, puedo lograr todo lo que me proponga”.

Otros ejemplos: “no merezco tener dinero” la sustituyo por: “yo merezco lo mejor en mi vida”.

“No hay dinero para todos” la cambio por: “hay dinero para todos, la abundancia es ilimitada”.

 “El dinero te echa a perder” lo cambio por:  “tengo dinero y conservo mis valores”.

 El tercer paso va a ser repetir e incorporar esta nueva creencia, escribiéndola en notas cerca de nuestra computadora, en nuestra oficina, o  en nuestro refrigerador. Utilizando el celular podemos poner recordatorios para hacer nuestras repeticiones diariamente.

En internet encontramos listas más extensas de creencias limitantes sobre el dinero. Busquemos la que más se identifica con nosotros, así empezaremos a trabajar en ellas.

Seamos responsables de nuestros pensamientos y de nuestras acciones, y lo más importante,  apreciemos y agradezcamos lo que ya tenemos. Recuerden que el dinero es energía y hay que dejarlo fluir.

Así que los invito a revisar y sanar sus finanzas.

Martha Marquina

Martha Marquina vive en Colonia y es economista, Health Coach por IIN, Life Coach y Mindfulness Practitioner.  Como consejera de vida sana se especializa en estrategias para hallar bienestar a través de hábitos vida saludables y técnicas para el manejo del estrés. 

FB, Twitter e Instagram: Markinawellness

 Podcast: WellnessJourney

Foto de portada: ©Disha Sheta/Pexels

Revista Desbandada

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