La Bauhaus

Bauhaus es una palabra alemana que quiere evocar las “cabañas de construcción” de la Edad Media, en las que trabajaban conjuntamente artesanos y artistas para realizar las soberbias obras maestras de las catedrales. Con este término se denomina actualmente un movimiento moderno en arquitectura que surgió en Alemania a principios del siglo XX, como consecuencia y resultado de tendencias que ya venían gestándose en toda Europa desde finales del siglo XIX. En efecto, el Historicismo había regido ya demasiado tiempo en la construcción de edificios y en la conformación del centro de las ciudades, y sus principios se habían revelado caducos e irracionales, faltos de imaginación y de funcionalidad.

El arquitecto Peter Behrens es un precedente de la Bauhaus, sobre todo gracias a su edificio de la Sala de Turbinas para la AEG en Berlín, del año 1909. Discípulos de Behrens serían algunos de los principales representantes de la Bauhaus como Le Corbusier, Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe, entre otros. La Academia Bauhaus no es el único movimiento moderno en arquitectura, pero sí el más famoso y quizás el más representativo. El 1 de abril de 1919, un año después de terminar la Primera Guerra Mundial, nace en la ciudad de Weimar, y su primer director fue el mítico Walter Gropius.

Gropius se propuso la renovación de los principios que regían la arquitectura de edificios; pero también otras artes relacionadas como el diseño industrial y de interiores, la pintura, las artes gráficas, la decoración y la fotografía. Para ello dotó a su Academia de métodos de aprendizaje y de trabajo revolucionarios para su tiempo: los alumnos aprendían el trabajo manual con “maestros artesanos” y el diseño artístico con “maestros de la forma”. En las clases básicas se experimentaba formas y composiciones con materiales como el yeso, el papel, el vidrio y la madera. En el plan de estudios se contemplaba también el análisis de las obras maestras y el estudio de la naturaleza y sus estructuras.

Video compilación Wassily Kandinsky
Wassily Kandinsky: Komposition VIII, 1923, Solomon R. Guggenheim Museum, New York

Otro de los aciertos de Gropius fue poder enrolar para sus clases y seminarios a artistas de primera fila como Paul Klee, Wassily Kandinsky, Lyonel Feininger, Oskar Schlemmer o Georg Muche. Cada uno de ellos trajo su experiencia y su concepciones artísticas, pero común a todos ellos era el deseo de experimentar en la búsqueda de nuevos cánones formales. La oferta de la Academia Bauhaus pronto abarcaba desde la tipografía, el tejido artístico o la carpintería hasta la pintura mural. Gropius mismo poco se podía ocupar de las clases, pues su tarea como director consistía en dirigir su “colmena”, apaciguar las disputas entre sus miembros y, sobre todo, defender sus revolucionarias ideas frente a la sociedad. En efecto, la Bauhaus era una Academia del Estado, así que Gropius y sus discípulos decidieron presentar en 1922 un taller expositivo bajo el título “Arte y Técnica – la nueva Unidad”. Las opiniones de críticos y visitantes fueron contradictorias, por un lado algunos alabaron la claridad de las estructuras, otros en cambio criticaron las frías formas que nada tenían que ver con lo conocido hasta entonces. Algunos científicos, literatos y artistas, como Albert Einstein, Marc Chagall, Gerhart Hauptmann y Arnold Schönberg, se declararon partidarios de la Academia y crearon el “Círculo de Amigos de la Bauhaus”.

Ballet Triádico de Oskar Schlemmer

Sin embargo, la prensa local criticó a la Academia no sólo por su ruptura con los establecidos principios arquitectónicos o formales, sino también por “el desacostumbrado y liberal trasiego de estudiantes de ambos sexos”. El nuevo gobierno regional de derechas redujo drásticamente el presupuesto de la Bauhaus, y ésta tuvo que abandonar Weimar en 1925. Gracias al apoyo de un alcalde liberal, la Academia pudo trasladarse ese mismo año a la ciudad de Dessau. Allí construirá Gropius un amplio edificio para las clases y diversas viviendas para los profesores. Sin embargo, los ataques políticos a las enseñanzas de la Bauhaus no cesaron, antes al contrario: el Partido Nacionalsocialista, que iba ganando influjo y poder en la sociedad alemana, la denominó “semillero de bolcheviques”. Walter Gropius, cansado al fin de la lucha ideológica en defensa de los principios de su escuela y deseando tener tiempo para sus propios proyectos, abandonó la Academia Bauhaus en 1928.

Mientras tanto se adoptan soluciones pragmáticas para adaptarse a los nuevos tiempos: la estandarización y la tipificación de las formas de la Bauhaus se va imponiendo. Grandes empresas compran las licencias para producir en serie los productos desarrollados por la Academia de Dessau. El “Estilo Bauhaus”, que suena moderno y un poco rebelde, se pone de moda en los círculos progresistas, y la escuela se convierte en un foco de atracción para  creativos y curiosos dentro y fuera del país. Es una carrera que tiene las horas contadas, porque en 1932 los Nacionalsocialistas alcanzan la mayoría en el Ayuntamiento de Dessau y disuelven la Academia. Ludwig Mies van der Rohe, director de la misma desde 1930, opta por la huida hacia delante e instala la escuela en una antigua fábrica de teléfonos del sur de Berlín. El 11 de abril de 1933 será clausurada definitivamente por la policía y miembros de las SA (Tropas de Asalto) de los nazis. Los miembros de la Bauhaus decidieron su disolución, y la mayoría de ellos emigró a los EE.UU. Allí constituyeron una elite de arquitectos y artistas que influirían poderosamente en la arquitectura norteamericana. El nuevo lenguaje formal regresaría por fin renovado y simplificado a Europa, mucho después de la Segunda Guerra Mundial, con el nombre de “Estilo Internacional”.

Imágenes Creative Commons & Fair Use // Afiche Bauhaus Tel Aviv © Katarina Erlina / Afiche Bauhaus Tel Aviv ©Andy Burguess / Afiche Lámpara Bauhaus © Niels Ditlev

Juan Pedro Ledesma

Germanista, traductor y publicista: juanpedro@arcor.de

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