Diario de una pandemia: libertad

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.

Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha
©Roberto Calvo

Las ansias de libertad de don Quijote fueron curadas de forma drástica por los representantes de la cordura: el cura, el maestro y el médico.

Aparentemente satisfechos con sus vidas tranquilas y planas, los cuerdos no entendieron nunca -pero les molestaba- las ansias de aventura y la necesidad de cambiar el mundo, ese mundo tan dolorosamente cuerdo en el que (mal)vivía Don Alonso Quijano, de don Quijote.

©Roberto Calvo

Por su parte don Quijote no sabía (lo tuvo que aprender a base de palos) que al 99% de la gente la libertad no le importa nada. Que estaban dispuestos a sacrificarla a las primeras de cambio. Ante cualquier pretexto. Voluntariamente. Que lo que la gente realmente ansía es el cautiverio.

Hoy volvemos a ver en acción a los representantes de la cordura. Pretenden eliminar cualquier gen quijotesco que pueda quedar en nuestro ADN.

Apelan a nuestra sensatez y nos piden que aceptemos el cautiverio -en aras del bien común-, intentan convencernos repitiendo una y otra vez los mismos argumentos, como si fuesemos niños.

Que no se esfuercen, que no es tan complicado.

En esencia seguimos siendo los mismos que en tiempos de don Quijote. Y si bien no sabemos exactamente cómo terminará este asunto, no es difícil intuirlo, ya que, como decía Mark Twain, la historia no se repite pero rima, y estas explosiones de miedo y de represión siempre han terminado igual: en desastre total o en restricción de libertades. Restricción que el 99% de la población ni percibirá porque nunca llegaron a sentir algo así como ansias de libertad. El miedo y el «respeto a la autoridad» que conocieron desde la cuna acabaron muy pronto con cualquier atisbo de rebeldía que pudiese haber en ellos y no son capaces de cuestionar nada que venga de arriba.

Y si nunca lo hicieron, porqué iban a hacerlo ahora que el miedo se expande a modo de pandemia.

Berlin-Hauptbahnhof, febrero de 2020
©Iñaki Tarrés

¿Cómo apreciar y defender algo que no se conoce?

Los cuerdos prefirieron siempre denunciar a los desobedientes, a los imprudentes. Y eso tampoco va a cambiar ahora. Primero se mirará mal a los que osen salir a la calle, luego se les denunciará…. y mucho más tarde la gente se pregunta cómo pudieron suceder ciertas cosas.

Y mientras tanto la gente seguirá muriendo de muerte natural, de gripe, de infecciones, de accidentes… y también del virus de moda.

Lo dicho: la historia no se repite, pero rima.

Georgia Ribes

Psicologa clínica y autora. Berlin- Neukölln. www.psychologischepraxisneukoelln.de

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