El desastre del agua embotellada

Ahora que se acerca el verano y comienza ya el calor propiamente dicho, oiremos ese reportaje que año tras año se repite en los medios de comunicación sobre hidratarse constantemente para evitar males mayores.

El agua es fundamental para la vida. Sin ella, las reacciones químicas de nuestro cuerpo no tendrían lugar. Es más, el agua fue la cuna de la vida, esencial para que los primeros microorganismos pudieran desarrollarse y dar lugar a toda la increíble biodiversidad de la que consta nuestro planeta en la actualidad.

Sin embargo, para el presidente de la multinacional Nestlé, conocida por su chocolate, aunque también tiene lucrativos negocios en el tema de la venta de agua embotellada, «el agua no es un derecho; debería tener un valor de mercado y ser privatizada«. Es decir, que para el presidente de Nestlé, si no tienes dinero directamente estás condenado a morir de sed (seguramente vayas al cielo donde cada día podrás saturar tu estómago con chocolate Nestlé).

Como el propósito de privatizar el agua no lo puede conseguir, por lo menos a corto plazo, Nestlé (y otras compañías comercializadoras de agua embotellada) han iniciado una cruzada contra el agua del grifo. Pero, ¿existe alguna diferencia entre el agua embotellada y el agua del grifo? Para responder a esta pregunta es necesario tener en cuenta dos situaciones.

La primera de ellas es la de los países con unas instalaciones de potabilización y redes de distribución adecuadas. Es el caso de la gran mayoría de municipios de países pertenecientes a la Unión Europea (exceptuando pequeños núcleos urbanos más o menos aislados).

En este caso, no existe ningún peligro para la salud humana al ingerir agua del grifo. En muy puntuales excepciones es posible que el agua sea bastante «dura» (alto contenido en magnesio y/o calcio, por ejemplo), y que no sea aconsejable su ingesta directa para las personas propensas a formar piedras en el riñón. Sin embargo, esto puede arreglarse con un simple filtro para la cal. En otras ocasiones, la escasez de agua en países mediterráneos obliga a utilizar mecanismos de desalación generando un agua de propiedades organolépticas con ciertas deficiencias.

El agua potable de las ciudades pasa unos controles de calidad muy estrictos y la única razón por la que podría llegar con deficiencias de calidad a los hogares es debido a la antigüedad de las tuberías de algunos edificios. Por tanto, no existe ninguna razón objetiva para preferir el agua embotellada a la del grifo. Esto lo sabe perfectamente el presidente de Nestlé, y precisamente por ello aboga por privatizarla, para que no nos quede otra opción que comprar sí o sí agua embotellada.

Ahora bien, ¿por qué no deberíamos comprar agua embotellada? Las razones son múltiples, y en muchas ocasiones se encuentran interrelacionadas. Solamente destacaré algunas de las más importantes.

1) El agua es un bien público y pertenece a toda la Humanidad, es vital para la vida, sin ella no se puede vivir, por lo que su privatización supone negar un derecho humano, supone un crimen contra la Humanidad.

2) El consumo de agua embotellada consume recursos naturales no renovables y genera ingentes residuos que si no son tratados adecuadamente generan gravísimos problemas ambientales.

3) El agua embotellada tiene que ser trasladada hasta los puntos de venta, generando emisiones de CO2 que, unidas a las emisiones que se producen en todos los otros puntos comentados, suponen emisiones de CO2 a la atmósfera completamente evitables.

4) En muchas ocasiones el agua proviene de acuíferos en los que se explota el agua a mayor velocidad que la tasa de recarga, produciendo numerosos problemas para la población local que depende de esos acuíferos.

La segunda situación o contexto en el que debemos analizar el consumo de agua embotellada corresponde a aquellos países que no cuentan con unas adecuadas infraestructuras de tratamiento y distribución de agua potable.

Nos encontramos con la paradoja de que las grandes corporaciones multinacionales dedicadas a la producción de agua embotellada tienen concesiones de explotación de acuíferos en estos países para producir agua embotellada a precios inasequibles para la población local.

Es urgente y de vital importancia garantizar un adecuado suministro de agua potable en estos territorios. Sin embargo, nos encontramos con la paradoja de que las grandes corporaciones multinacionales dedicadas a la producción de agua embotellada tienen concesiones de explotación de acuíferos en estos países para producir agua embotellada a precios inasequibles para la población local.

Es decir, en vez de suministrar el agua potable a sus ciudadanos, los dirigentes de estos países se la otorgan a empresas extranjeras. ¿A cambio de qué? No hay que pensar demasiado para suponerlo.

Nadie quita a sus ciudadanos su agua y se la otorga a una empresa extranjera de forma gratuita. Así, nos encontramos con países en los que las precipitaciones anuales son suficientes para abastecer a la población pero sin embargo no tienen acceso al agua potable por falta de infraestructuras. Eso sí, en los comercios se puede encontrar agua embotellada a un precio mayor que el salario medio diario.

De esta forma, sólo tendrán acceso al agua potable aquellas personas con suficientes recursos como para contar con sistemas de extracción, canalización y potabilización de agua en sus casas, es decir, las personas con un alto poder adquisitivo.

Ésta es la situación que está viviendo la ciudadanía de muchos países en vías de desarrollo. Además, hay que tener en cuenta que tanto la falta de sistemas de potabilización como de depuración de aguas supone un gravísimo problema de salud pública. Determinados virus como el cólera se encuentran directamente relacionados con condiciones de insalubridad en las aguas. Si a esto se le añade la situación de escasez de medicamentos en estos lugares el problema deviene en una tormenta perfecta, donde la muerte por una simple diarrea en niños se convierte en un drama diario.

Tampoco hay que olvidar que sin un agua de calidad no son posibles ni la agricultura ni la ganadería, por lo que también se está negando la posibilidad de crear una industria agroalimentaria de calidad. Como consecuencia, tendrán que comprar aquellos alimentos provenientes de la Unión Europea tan baratos debido a los terribles resultados que supone la Política Agraria Comunitaria. Aunque este es otro tema.

Así, la privatización del agua se convierte directamente en un crimen contra la humanidad. Y como tal, las personas que niegan el derecho al libre acceso al agua potable deberían ser juzgadas. Se está condenando a muerte a millones de personas.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer desde nuestros privilegiados países del Primer Mundo?

En primer lugar, de forma general, evita comprar agua embotellada. El agua que sale del grifo de tu casa, muy probablemente, es tan sana (o más) que el agua embotellada. Evita también comprar refrescos de marcas famosas, ya que llevan una gran cantidad de agua que es extraída en muchos casos en países con bajo nivel de desarrollo, ya que es ahí donde se lleva a cabo la producción. Hay refrescos artesanales o zumos que pueden perfectamente saciar tu sed.

Investiga. Muchas de estas marcas que comercializan agua embotellada también se dedican a la venta de otros productos. Consumir los productos de esas marcas es contribuir al aumento de sus beneficios y, con ello, a impulsar que sigan privatizando el agua y negando un derecho fundamental a una parte importante de la población.

Lee, infórmate sobre los efectos del consumo del agua embotellada. 

Imagen de portada: alefonte en Pixabay

José Luis Vicente Vicente

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