El resurgimiento de los Verdes en Alemania… y en Europa

En ningún otro país de Europa, los partidos ecologistas han jugado un papel tan relevante en la arena política como el Partido Verde alemán (Die Grünen). Sus orígenes datan de la década de 1980, cuando todavía no se hablaba de la crisis climática, y la amenaza nuclear (tanto la militar como la civil) era el centro de la protesta política en la Alemania de esos años. Los Verdes alemanes, en ese entonces más un movimiento que un partido, canalizaron la frustración de muchos jóvenes hacia los partidos tradicionales, y se proyectaron como pacifistas, pro derechos humanos e incluso feministas, mucho antes del #metoo.

Las elecciones europeas del pasado 26 de mayo han puesto ahora a Bündnis90-Die Grünen -que obtuvieron el 21% de los votos- como el segundo partido más grande de Alemania después del CDU de Angela Merkel. Esto no es poca cosa si se sabe que los Verdes andaban hasta hace poco de capa caída.

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BERLIN ES VERDE – Gráfico del Tagesspiegel 28/05/19 – En la capital de Alemania, Die Grünen son claramente los ganadores – Los distritos del Este (morado) dieron una mayoría a Die Linke (la izquierda), y dos distritos del Oeste votaron (negro) myoritariamente por los conservadores del CDU.

Entre 1998 y 2005 los Verdes hicieron parte de la coalición del Gobierno federal junto con los socialdemócratas del SPD. El líder verde en ese entonces, Joschka Fischer, era una figura carismática, pero su participación en el gobierno lo llevó a ceder en asuntos clave de la agenda verde, lo que afectó el prestigio del partido. La coalición perdió en las elecciones parlamentarias de 2005, y los verdes se fueron a la oposición. Al final, lo que se vio fue que aquella generación de jóvenes (hippies) de los años ochenta que constituían los verdes, se había transformado en una clase profesional urbana, ya no tan joven, y con prioridades más pragmáticas. Esto restó votos entre la población joven susceptible de simpatizar con un programa ecologista.

Una nueva generación de verdes intenta retomar los viejos ideales. Adoptan un modelo de co-liderazgo: una mujer y un hombre a la cabeza de la agrupación. Los verdes siempre se caracterizaron por mantener un equilibrio de género en los cargos importantes. Seguían defendiendo, por supuesto, los temas medioambientales, la justicia social, etc., pero a mediados de la primera década del siglo, tanto sus líderes como dichas reivindicaciones parecían haber perdido lustro. Además, los partidos tradicionales, y en particular el CDU ‘se apropiaron’ del gran tema de los verdes en el pasado, el desmantelamiento de las centrales de energía nuclear y el retiro de las bombas nucleares del territorio alemán. Después del accidente de Fukushima, el Gobierno de Merkel comenzó a desmontar las centrales nucleares del país.

Los pobres resultados electorales en 2014 y 2017 revelaron que Die Grünen no fueron capaces de seducir verdaderamente a los electores que se preocupaban por el ambiente. Una vez ‘resuelto’ el asunto nuclear, los Verdes han podido ejercer una presión más clara en contra del aumento del uso del carbón en la economía alemana, que fue la consecuencia indeseada de la política nuclear de Merkel. Hoy día, Alemania es el país de Europa que más quema carbón, el combustible fósil que más dióxido de carbono pone en la atmósfera. Pero no lo hicieron. Los Verdes han estado más ocupados en discutir cosas como la separación de los desechos domésticos.

El efecto Greta Thunberg

Sin embargo en las elecciones del domingo pasado los Verdes duplicaron sus resultados. Y no solo a los verdes alemanes les fue bien, todos los partidos ecologistas de Europa crecieron: en Finlandia son ahora la segunda fuerza con 16% de los votos; en Francia son la tercera con 13,3%; en Irlanda obtuvieron el 15%; en los Países Bajos, el partido Groen Links obtuvo el 10,5%. También en Dinamarca, Suecia, Luxemburgo y Austria se registraron aumentos en la votación. El Partido Verde europeo, compuesto por unos 30 partidos nacionales llegará a sumar 71 eurodiputados en el Parlamento Europeo (antes tenían 52), de un total de 751. Entre paréntesis: el bloque de la ultraderecha populista (al que no le interesan los temas ecológicos) también creció más o menos en la misma proporción que los verdes.

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¿Habría sido posible este avance de los ecologistas sin el movimiento global de protesta generado desde el año pasado por las huelgas escolares de Fridays for Future, con la activista sueca Greta Thunberg a la cabeza? Este movimiento de adolescentes y jóvenes que se ha extendido por todo el mundo y ha puesto el tema de la crisis del clima en el centro de la atención, acusa francamente a los gobiernos por su falta de voluntad e irresponsabilidad para encontrar soluciones a la crisis. Los países siguen explorando nuevos yacimientos, y financiando los combustibles fósiles, el fracking, expandiendo la aviación, y otras actividades económicas que no son ambientalemente sostenibles. Gobiernos como el de Alemania se comportan de manera hipócrita cuando por un lado dicen que están de acuerdo con la reducción de CO2 establecida por los Acuerdos de París, pero por otro continúan abriendo nuevas centrales de carbón.

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La mayoría de los votantes verdes son jóvenes menores de 30 años, son pro-Europa, pero quieren un cambio de curso de esta Europa. Una Europa que dé prioridad al clima, la justicia social y las libertades políticas. El eurodiputado verde alemán Sven Giegold ha dicho que, “Nuestro objetivo es negociar una agenda a favor de la UE en la que la política del cambio climático esté al frente y en el centro, y ya no sea solo simbólica, sino concreta”.

La crisis climática ha determinado en parte los resultados de estas elecciones. El mensaje está claro: para un porcentaje considerable de los votantes alemanes, el clima es hoy el principal reto. Según una encuesta de opinión reciente en ocho países de Europa, mientras que para siete países la inmigración es el principal problema que hay que enfrentar en estos momentos, solo los alemanes indicaron el clima como la máxima prioridad. Corresponde ahora a los políticos verdes (y en realidad, a todos) alemanes estar a la altura de esta exigencia.

El CDU de Angela Merkel habla de descarbonizar completamente la economía alemana en 2050. Esto es muy tarde. Los Verdes creen que un objetivo de cero carbono debería ser realizable ya en 2030.

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Manifestación de estudiantes en Berlín

Imagen de la portada: Free Sunflower (Mullajon)
Amira Armenta

Todo me interesa... en mayor o menor medida.

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