El bestiario cariñoso de Gustavo Ramírez Cruz

Llegó a Berlín hace unos tres años como tantos otros jóvenes artistas visuales, músicos, cineastas, estudiantes de todas las áreas atraídos por el poder magnético de una ciudad “pobre pero sexy”. El artista, diseñador y fotógrafo colombiano Gustavo Ramírez Cruz llegó “a aventurar”, como muchos, y todo parece indicar que la aventura berlinesa le está saliendo bien.

El mes pasado la Studio Galerie Berlin organizó una exposición de sus últimos trabajos con el título Wunder der Evolution (El milagro de la evolución), figuras “cariñosas e irónicas”, cargadas de fantasía y colorido, inspiradas en la naturaleza. Él dice que lo que hace es una transformación de las especies con imaginación.

Gustavo vive y trabaja en el distrito de Friedrichshain. De ahí salen las fabulosas figuras en papel maché que pueblan lo que él llama su ‘bestiario‘, para referirse a una serie de animales imaginarios de todas las tallas, desde miniaturas hasta figuras de más de un metro de alto. El papel maché, la materia prima de su trabajo, es muy adecuado para modelar libremente sus esculturas. Usa papel de diferentes fuentes, periódico, cartón, y el papel higiénico que tiene una textura muy suave. Con eso hace la pulpa, a la que le añade engrudo y pegante en polvo para que quede más fuerte. La técnica no es complicada. A veces usa también madera, alambre y otros metales. Cuando la figura está lista, hay que lijarla, después se recubre de una capa de color acrílico brillante que le dará ese toque de fantasía, que es lo primero que se nos viene a la mente cuando vemos las esculturas de Gustavo.

“Lo que más gusta de mis figuras es el color. Desde mi primera exposición en Ámsterdam en 2011, he vendido siempre todo lo que he expuesto. Porque mis figuras le dan felicidad la gente. Creo que esa es la idea del arte, comunicar algo”.

Como comentaba un crítico del Berliner Zeitung, estos seres de colores no solo son muy hermosos y divertidos sino que tienen su propio carácter, que les viene de la postura, y de las patas rígidas que caracterizan a muchos de ellos; o tal vez de las estrellas y de los puntos que contornean unos ojos rojizos o verduzcos, y la forma de los hocicos de las bestias.

Antes de venir a Berlín, Ramírez Cruz estuvo viviendo varios años en Ámsterdam. Una ciudad a la que llegaron él y su amigo aprovechando las ventajas que ofrecía Holanda a las parejas gay. Dice que la multiculturalidad que encontró tanto en Ámsterdam como ahora en Berlín ha influido bastante en su trabajo. Es de ahí que viene su idea de combinar formas y especies de animales. Sin embargo, aclara que su primera inspiración está claramente identificada con los alebrijes mexicanos (que se definen como figuras insólitas pintadas o teñidas con alegría), aunque sus diseños son más minimalistas que los mexicanos.

Además, otra influencia fuerte en su trabajo se puede ver en la obra de la artista japonesa del pop-art, Yayoi Kusama. Esto se aprecia en particular tanto en el color como en el uso de puntos que son clave en la solución visual de ambos artistas.

“Vine a Berlín porque esta es una ciudad inspiradora, y yo vine en busca de algo nuevo. Berlín es una ciudad que está cambiando todo el tiempo, siempre ves algo nuevo, nuevas cosas de las que aprender; hay intercambio de ideas, y yo siento que hago parte de esto… a pesar de que por lo general estoy solo, trabajando en mi casa”. Por eso se queda en Berlín, aquí siente que puede hacer lo que quiere, que esta ciudad está abierta a todas la posibilidades. Aquí ha perdido la timidez y el miedo a atreverse a hacer cosas diferentes. A hacer, en primer lugar, cosas que le gusten a él mismo y no las que vienen dictadas por el mercado.

“Me gusta mucho el arte urbano, y Berlín es un sitio ideal para ver este tipo de arte”, dice haciendo referencia al Urban Nation, Museum for Urban Contemporary Art, en Schöneberg, un espacio grande que muestra a artistas internacionales que trabajan el arte callejero, el graffiti y el arte mural.

Por el momento quiere seguir trabajando en sus figuras de papel maché, y ya está pensando en una nueva exposición. Le gustaría tener más tiempo para hacer fotografía, así como cuadros en formato grande y en acrílico. Son dos áreas más en las que se desempeña este prolífico artista visual. Para ver más de sus trabajos, recomendamos visitar la web de Gustavo Ramírez Cruz.

Todas las fotos: cortesía del artista

Amira Armenta