Un grupo de profesionales del mundo del sexo lanza desde Berlín Sex School Hub, una plataforma online para fomentar la educación sexual de adultos a través de contenidos audiovisuales explícitos.
Hablar de sexo nunca es fácil. Al menos requiere práctica y, a veces, algo de teoría. Algunos recordarán esas torpes clases de educación sexual en el colegio en las que se usaban palabras que sonaban más a enfermedad que a placer. Otros habrán pasado por esas charlas padres-adolescente en los que la vergüenza y las ganas de terminar superan todo lo demás. La realidad nos dice sin embargo que la mayoría de nosotros ha aprendido mucho más con una herramienta bastante más lúdica y accesible: el porno. Esto no sería mayor inconveniente si esta industria multimillonaria no contribuyera a difundir una sexualidad ilusoria, con cánones de belleza irreales y centrada casi únicamente en el placer masculino heterosexual. Además, desde que existe internet, el acceso a este material es prácticamente gratuito; lo que ha llevado a acentuar la precariedad laboral del sector, y a dar paso a una competencia que exige más espectáculo y más extremo.

Por suerte en los últimos años también han nacido y crecido muchas iniciativas que promueven una pornografía ética, más enfocada en la parte femenina y en la diversidad de otras orientaciones sexuales o gustos alejados de las convenciones establecidas. Sex School Hub es una de esas iniciativas que acaba de nacer en Berlín, esa ciudad en la que todas las fantasías sexuales tienen un club que las acoja o una galería de arte que las exponga; y donde el propio ayuntamiento ha propuesto destinar una parte de su presupuesto para la realización y promoción del llamado porno ético.
La ideadora de este proyecto es Anarella Martínez Madrid. Una valenciana que estudió Bellas Artes y llegó a la capital alemana para dedicarse al comisariado de exposiciones y performances ( entre otras cosas ha organizado Lick & Listen y Porn Corn). En el 2015 tuvo la ocasión de participar en la organización del Sex Festival de Valencia. Fue allí donde descubrió todo ese mundo apartado de la pornografía mainstream, en el que mucha gente trabaja para que en las pantallas se muestre toda la riqueza sensorial de la sexualidad, pero de una forma más natural y cercana a como es en la vida real.

Después de esa experiencia, y mientras trabajaba en la producción de varias películas para Erika Lust, Anarella atrajo a su proyecto a la directora porno Poppy Sanchez . Ambas desarrollaron la estructura de SexSchoolHub y se pusieron como principales objetivos unificar la creatividad visual y la educación (o “reeducación”) sexual para adultos, así como ofrecer un espacio que genere debate sobre las implicaciones sociales, culturales y de salud que tiene el sexo en nuestras vidas.
Ellas reclutaron a las caras visibles, los actores (o performers) que actualmente son Sadie Lune, Parker Marx, Bishop Black y la activista mexicana Lina Bembe (a la cual ya hemos entrevistado en Desbandada). Detrás de los propios actores que aparecen en pantalla hay un grupo de orientadores psicológicos y sexólogos que coordinan y certifican todo el material ofrecido en la web. Este conocimiento teórico se complementa con otro tipo de profesionales que ofrecen una perspectiva más pragmática del mundo del sexo. Hablamos de organizadores de sex parties, dominos o prostitutas, que ofrecen sus experiencias personales con fines educativos en cuestiones tan dispares como pueden ser la higiene, o la sexualidad después de la maternidad,…

En sexschoolhub.com hay dos categorías de episodios; unos son denominados “Safe for Work” (SFW), que son videos sin material explícito, donde se ofrecen respuestas a las preguntas más frecuentes de la comunidad de seguidores. La otra categoría son los vídeos explícitos (NSFW), en los que los actores ofrecen primero una discusión sobre el tema en cuestión (que puede ir desde el consentimiento mutuo, a cómo besar o ligar y hasta cómo montarse un trío ) y donde ellos mismos cuentan sus experiencias personales. En la segunda parte de estos capítulos, los propios actores recrean una escena con cierto nivel de improvisación, donde mostrarán explícitamente la forma de poner en práctica la teoría aprendida.
En sus planes de futuro está el desarrollo de una plataforma enfocada a los adolescentes. Un grupo al que consideran especialmente importante influir, ya que están muy expuestos desde una edad muy temprana a la pornografía mainstream por internet.

Para poder cumplir todos estos encomiables objetivos van a tener que luchar contra algunas barreras. Una de ellas es la censura que impera en las redes sociales. Instagram, por ejemplo bloquea su cuenta regularmente por considerar que su material es demasiado explícito. Otro de los obstáculos a superar será el dinero. Aunque de momento, en estas primeras semanas de promoción tras el lanzamiento, se ofrece acceso a cierto contenido de forma gratuita; este es un proyecto financiado de forma privada y el material que ofrecen en su página web es de pago. Mientras el acceso online a mucha pornografía mainstream siga siendo gratis, el porno ético estará luchando contra un adversario desigual.
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